Ha llegado el momento. El último cartucho ha sido ya disparado, y no es otro que la reunificación de los pagos de principal que Grecia le debe al FMI del mes de Junio hasta el último día del mes. O sea, que el 30 de Junio es la hora de la verdad, puesto que todos los conejos posibles ya han sido sacados de las chisteras de los euroburócratas en estos ya casi 3 años de agonía helena.
Ayer se solicitó in extremis que los vencimientos de Junio, que comenzaban hoy mismo día 5 y seguían con otro vencimiento el día 12, se reunificasen en un sólo pago al día 30. Ésta era ya la última posibilidad legal establecida de aplazamiento sin caer en el default manifiesto. No va más. Fin de la pantomima y de los teatralismos entre Varoufakis, Tsipras, los hombres de negro, la mano de hierro de Dijsselbloem, Merkel y la vaselina de Draghi y Lagarde. El último día de Junio Grecia caerá en quiebra oficialmente (extraoficialmente hace años que ya lo está), a no ser que Alemania y el resto de "ricos del norte" den su brazo a torcer, o sea paguen las deudas de los corruptos del sur, lo cual resulta del todo inverosímil. No olvidemos que algunos bancos centrales ya preparan contingencias inconfesables para el "Greexit" desde hace más de 3 años.
¿Qué consecuencias acarreará el default de Grecia? Pues, a falta de vecinos que paguen la fiesta, forzosamente debe haber una fabricación masiva de nuevo papel moneda sustitutivo, o en otras palabras, supondrá una inevitable y a la vez imprevisible salida del Euro. Exactamente el escenario que más han temido los bancos centrales europeos y norteamericanos, puesto que esa turbulencia de consecuencias desconocidas puede dar al traste con todos los esfuerzos de estos años para reflotar las economías más desarrolladas del planeta y evitar su colapso después del 2007-8.
Aquí surgen muchas preguntas del millón. Por ejemplo cómo afectará esa impago a la cotización del resto de renta fija, especialmente la periférica europea, puesto que se habrá abierto la puerta (que se ha venido negando hasta la saciedad) para que otras economías insolventes sigan el mismo camino.
Otra cuestión de vital importancia es cómo afectará a la cotización del Euro, puesto que se enfrontarán escenarios tan opuestos como la potencial inviabilidad o indivisibilidad del Euro como divisa, con su fortalecimiento suicida por haber soltado por fin el lastre griego. Y decimos suicida porque la vuelta al euro a dólar y medio acabaría con la incipiente recuperación del sur de Europa.
Los EE.UU. quizá sean los que más temen el desenlace turbulento de Grecia, e insisten y presionan a Draghi, Merkel y Lagarde para que enjuaguen la deuda helena. Claro, como a ellos no les va a costar prácticamente nada, presionan para que los ricos europeos cubran las vergüenzas del sur. Al fin y al cabo es lo que todo país normal suele hacer dentro de su territorio nacional. Pero lo que ocurre es que la UE no es un país con territorio nacional, sino la mismísima Babel pero con un sólo diccionario, o sea una sola divisa.
En cualquier caso, las especulaciones e hipótesis sobre si Grecia iba a conseguir enderezar su situación, con uno u otro gobierno, evitando el desastre, son ya historia. Después de 4 años negando la presencia del elefante heleno en la habitación, estamos al fin del camino de la Eurozona tal y como nos la han querido vender, a pesar de que lo que no puede ser no puede ser, y además es imposible. Bienvenido sea el 30 de Junio, porque por fin vamos a afrontar la situación real que se ha escondido bajo alfombras inconfesables durante todo este tiempo.