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Planificación Financiera y Ahorro Sistemático (I)

Quisiera exponer a los lectores de este artículo los conceptos de planificación financiera y ahorro sistemático, sus características y utilidad.

La planificación financiera establece una estrategia a largo plazo que permita a familias o individuos alcanzar sus objetivos financieros presentes, que serán sus objetivos reales futuros: pueden ser cosas tan comunes como la jubilación, la compra de una vivienda, pagar los estudios de los hijos y un largo etcétera. Inquietudes que todos tenemos, y a las que podremos hacer frente en mayor o menor medida en función de nuestro patrimonio y nivel de renta, pero sobre todo con una buena planificación.

La importancia de la planificación financiera radica en que establece unos objetivos claros, y una estrategia para cumplirlos. Nos permitirá gestionar nuestro patrimonio con un fin, e incluso empezar a construirlo desde cero para hacer frente a nuestras necesidades futuras.

Necesidades futuras habrá muchas, cada familia o persona tendrá las suyas propias, pero para ver la conveniencia de establecer una buena planificación pongamos el ejemplo más significativo y que más nos preocupa a casi todos: nuestra jubilación y el “gap de ingresos” que esto supondrá.

Imaginemos una persona que se jubila en 2018 a los 67 años, con unos gastos mensuales de 4.000€, y que desee mantener su nivel de vida actual. La pensión máxima de la Seguridad Social es de 2.573,70€ brutos, lo que supone unos 1.900€ netos. Esta persona verá reducidos sus ingresos en 2.100€ (gap de ingresos o de jubilación). Haciendo un sencillo calculo, y suponiendo que viva hasta los 85 años, debería de tener una hucha de 450.000€ para hacer frente a este gap. Si además lo complicamos un poco para acercarnos a la realidad, y tenemos en cuenta parámetros como inflación e impuestos, esta hucha debería rondar los 650.000€.

Hemos de tener en cuenta que este gap será mayor para las generaciones que nos jubilemos en las próximas décadas. En los últimos años hemos visto cómo se han endureciendo drásticamente los requisitos para cobrar las pensiones máximas, y que las cuantías de todas ellas se verán previsiblemente reducidas por la inversión de la pirámide poblacional. El INE estima que en 2064 el 38,7% de la población superará los 65 años, frente al 18,2% de 2014. Básicamente, no habrá población activa suficiente para hacer frente a las pensiones.

Además, estos cálculos tienen en cuenta solamente la jubilación, a lo que habría que sumar el resto de desembolsos a los que tiene que hacer frente una familia, ya mencionados anteriormente. Las cifras varían en función de la inflación y tipos impositivos empleados, así como de la estrategia de inversión y riesgos asumidos. Podrán ser mayores o menores según las estimaciones de cada lector, pero ponen de manifiesto la importancia de generar un patrimonio mediante una adecuada planificación financiera.

La forma de realizar esta planificación familiar se parece bastante a la de cualquier otra planificación: se tienen en cuenta los ingresos y los gastos, el patrimonio y las cargas, la capacidad de ahorro y las necesidades futuras para establecer los flujos de caja de la economía familiar. Todo esto nos permitirá conocer de manera aproximada los capitales a acumular para cada momento y necesidad. Así mismo, será importante controlar y corregir las desviaciones que con toda seguridad se producirán. Hoy día existen aplicaciones que permiten realizar estos cálculos de una forma más o menos eficaz, pero lo más importante será siempre contar con un asesoramiento profesional y fiable.

De lo comentado en el párrafo anterior, podremos trabajar principalmente sobre el patrimonio actual y sobre nuestra capacidad de ahorro. Quisiera definir la importancia de esto con mis propias palabras, pero ya lo decía Warren Buffett mucho mejor que yo: “No ahorres lo que queda después de los gastos, gasta lo que queda después de ahorrar”.

Así pues, tras ser analizados nuestros objetivos financieros, será importantísimo establecer un plan de ahorro a largo plazo que, combinado con la adecuada gestión del patrimonio existente, nos permita alcanzar dichos objetivos, al menos, en un determinado porcentaje.

Todo plan de ahorro a largo plazo se basa en tres pilares fundamentales: el ahorro sistemático (o inversión periódica), el tiempo, y las ventajas fiscales de determinados productos financieros de ahorro finalista.

Quisiera explicar de una forma sencilla el concepto de la inversión periódica y las ventajas que ofrece para una estrategia financiera orientada sobre todo a la jubilación. El principio básico consiste en ir invirtiendo poco a poco de una forma periódica y más o menos constante, sabiendo que ese dinero se irá retirando de la misma forma. Lo que conseguimos con esto, es promediar los precios de compra y de venta. Sabiendo que los mercados de renta variable tienden a ir al alza a largo plazo, es una estrategia ganadora en la mayoría de las ocasiones.

Pongo en los gráficos las evoluciones a largo plazo del EuroStoxx 50 (I) y el Dow Jones Industrial Average (D). Creo que hablan por sí mismos, sobre todo el del DJI. La explicación a esto es que los mercados bursátiles y la economía tendrán sus periodos de crisis y recesión y sus periodos de crecimiento, normalmente unos seguidos de otros. Pero con el tiempo, la economía tiende a crecer.

Para ilústralo mejor, el siguiente gráfico representa las plusvalías generadas por una persona que hubiese invertido 1.000€ en EuroStoxx 50 a final de cada mes desde diciembre de 1993. Tan solo 78 de las 313 aportaciones periódicas estarían en negativo, obteniendo una rentabilidad media de las aportaciones del 45%, aun estando el índice un 34% por debajo de su máximo histórico (cierres mensuales).

Si hiciésemos lo mismo en una cartera con una diversificación básica (50% SX5E, 50% DJI), tan solo tendríamos un mes en negativo, y una rentabilidad media por aportación del 121%.

La estrategia a seguir con nuestras inversiones dependerá de muchos factores, como edad y tolerancia al riesgo. Podremos invertir en renta variable, fondos mixtos y de gestión activa o pasiva, pero el principio es el mismo: aprovecharnos de la tendencia al alza de los mercados financieros a largo plazo. Invertir poco a poco y de forma constante sin importarnos demasiado las fluctuaciones de los mercados, porque lo que conseguiremos al final será promediar los precios.

Esto nos lleva al segundo punto: el tiempo. Lógicamente, cuanto antes se empiece que con este tipo estrategias, mejores serán los resultados y menor el esfuerzo a asumir. Tendremos más años para realizar nuestras inversiones y aprovecharnos de las rentabilidades a largo plazo y del interés compuesto, lo que se materializará en un mayor patrimonio.

Este ahorro lo podremos realizar de diferentes formas, todas ellas con sus ventajas e inconvenientes: invirtiendo directamente en acciones o bonos, a través de fondos de inversión, o mediante productos creados específicamente para la inversión finalista, que nos permitirán contar con importantes ventajas fiscales: planes de pensiones, PIAS, SIALP, de los que hablaremos en un próximo artículo.

No hay a priori una estrategia de inversión o producto financiero “mejor” o “peor”. El mercado nos da alternativas para escoger las que mejor se adapten a nuestras necesidades y propósitos, que podremos identificar con una adecuada planificación financiera.

José María Fernández-Amatriain

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  • inversión
  • largo plazo
  1. Nuevo
    #1
    28/02/18 20:12

    Un jubilado de 67 años que gasta 4.000 euros mensuales (48.000 euros anuales). Estamos en España o en un país del norte de Europa.