Lo digo por el titular de Cinco Días, en el que asegura que la caída del euribor a un año (el que quita el sueño a los hipotecados) dependerá de una eventual rebaja de tipos por parte de Trichet. Parece que el mercado interbancario da por hecho que el BCE se va a portar bien y dejará el precio del dinero en el 3,5%, de ahí la suavidad del euribor en los últimos tiempos tras las tormentas financieras, la desconfianza mutua de los bancos y las inyecciones coordinadas.
Y digo que lo parece porque a la prensa económica le gusta demasiado crear apariencias y expectativas a su gusto. Yo no creo que Trichet vaya a bajar tipos, dado el último IPCA y sus circunstancias. Pero aunque no lo haga, el euribor puede consolidar su trayectoria bajista si los bancos se aprietan el cinturón y evitan pedirse dinero unos a otros. En términos de oferta y demanda, si las entidades financieras se controlan, el precio resultante del mercado también se controlará. Y creo que eso es lo que pretende el BCE con sus continuos avisos a navegantes.
Así que mi impresión es que el BCE ya ha terminado su trabajo y se va a limitar, a partir de ahora, a contemplar su obra y a intentar que no se la estropeen los responsables de dar créditos. Eso es una buena noticia para los hipotecados: se beneficiarán de la tranquilidad del euribor cuando les revisen sus cuotas y de la guerra que están emprendiendo los bancos para captar hipotecas maduras. Mientras que los no hipotecados no nos vamos a comer una rosca en propiedad, a no ser que tengamos un buen aval.
Con este panorama, el precio de la vivienda tendrá que reaccionar a la baja. Los bancos ya no quieren hipotecas nuevas ni subrogadas. Es el tiempo de la solvencia y del cliente sin riesgo. Y a la larga eso será bueno para todos.