Con la que he armado en mi doble artículo de ayer he preferido evitar comentar nada sobre el futuro AVE a Marruecos por debajo del Estrecho. Se me notaría de qué pie cojeo y no quiero herir ninguna sensibilidad.
Hoy me encuentro con una interesante noticia típica de sábado en El Diario Montañés, sobre las expectativas de la Sociedad Pública de Alquiler en cuanto al Plan Chacón. Al parecer podría dar cobertura a una demanda de unos 30.000 demandantes en Cantabria, que me parecen demasiados dada la escasa cultura inquilina que gastamos por estas latitudes. Además, mis últimos datos hablan de poco más de 600 subvenciones concedidas con el Plan Trujillo. Me imagino que no será por falta de voluntad de nuestro gobierno ni por falta de presupuesto, sino por exceso de burocracia, desconocimiento generalizado del plan y, sobre todo, escaso interés por vivir de alquiler teniendo un colchón familiar cómodo y gratuito.
Insisto en apoyar una por una todas las medidas aprobadas por nuestros gobiernos central y autonómico. Las últimas ayudas directas a los inquilinos, de carácter general, no sólo no han inflado los precios, sino que han aliviado unas cuantas economías domésticas y han dado un seguro de pago extra al propietario, dado que para cobrar hay que enseñar el justificante de haber abonado el alquiler a tiempo.
Por lo tanto, teniendo en cuenta que las nuevas ayudas son más restrictivas (sólo las recibirían menores de 30 años con unas condiciones de renta y contrato de trabajo para, al menos, 6 meses) dudo que vayamos a ver colas en la Oficina de la Vivienda. En este sentido considero que las expectativas creadas son demasiado exageradas, quizá con la intención de hacer creer al propietario que va a ser fácil subir la renta 210 euros más. Por el contrario, espero que los incentivos a la oferta, más suculentas y menos condicionadas, sí funcionen y amplíen el tamaño de nuestro famélico mercado de alquiler, por llamarlo de alguna forma.
Vaya, al mencionar mi apoyo al gobierno en esta materia creo que se me nota demasiado de qué pie cojeo. Espero que nadie se enfade por ello.