El crecimiento de la economía se mide por la variación del Producto Interior Bruto (PIB), que es la producción de bienes y servicios (valorada en euros) que se genera en territorio español, tanto por empresas españolas como por empresas extranjeras residentes en el país.
En España, el sector que más ha tirado del crecimiento durante los últimos diez años ha sido la construcción, a pesar de que el sector servicios representa el 60% de la actividad económica, como sucede en las economías más desarrolladas. Esto nos obliga a replantearnos el modelo de crecimiento de cara al futuro, ya que una ralentización del sector de la construcción puede tener consecuencias negativas para la economía y el empleo. Para ello, los expertos recomiendan orientar el sector hacia la obra pública, además de favorecer la implantación de industrias y servicios de valor añadido, con una inversión seria en I+D.