Leo en un diario económico que el BCE podría pensarse dos veces lo de subir tipos en septiembre y que ello sería un respiro para las hipotecas. Para empezar me remito a mis incipientes Apuntes de Economía y mi explicación sobre el tipo de interés oficial y el euribor, que no son lo mismo, aunque en condiciones normales siguen tendencias similares. Esa normalidad no la tenemos en este momento porque nuestros bancos europeos no se fían un pelo los unos de los otros (crisis de confianza) debido a que algunos de ellos tienen dinero metido en productos financieros inseguros (crisis de riesgo) y necesitan euros en metálico para devolvérselos a los incautos inversores, arrepentidos y presos del pánico (crisis de liquidez).
Así que de respiro nada. Con independencia de lo que haga Trichet en septiembre, el euribor puede hacer malabarismos en los próximos meses y vamos a ver muchos dientes de sierra en la trayectoria ascendente del interés hipotecario. El euribor se comporta como el precio de la leche: si millones de chinos de ponen de acuerdo para beber más, su valor en el mercado sube porque las vacas dan lo que pueden dar. Lo mismo con el precio del dinero: las colas de los cajeros se empiezan a saturar y los bancos necesitan billetes físicos para reponer. Y claro, los billetes también son escasos porque se imprimen de forma controlada, si no no tendrían valor.
Mal vamos si no queremos ver la moraleja de esta crisis financiera. Vivir tan por encima de las posibilidades de la economía real es perjudicial hasta para los bancos. El sistema financiero debe contar con garantías para cumplir su función impulsora de la actividad económica, sin pretender sustituirla ni desviar recursos que necesita para sus fines. Por eso me gustaría que la prensa económica colaborara un poco para no crear falsas expectativas a la gente normal.