Ya hace unas cuantas semanas de este interesante cara a cara –en realidad fue más un debate que un duelo de pizarras- y me apetecía traerlo al blog. Mejor momento imposible, ya que en plena campaña electoral se está hablando de todo menos de nuestro principal problema socio-económico: el desempleo. No sé vosotros pero yo sólo oigo bla, bla, bla, dualidad, bla, bla, descuento 500 euros, bla, bla, bla, derogar la reforma de Rajoy. Así que vamos a ver qué han dicho sobre la cuestión dos economistas de pensamiento tan opuesto como Eduardo Garzón (alias el Hermanísimo) y Juan Ramón Rallo (el mismísimo autor de Yo soy la Libertad). Vale, los alias me los acabo de inventar, que no se me enfade nadie… Este es el vídeo del debate, emitido en La Sexta Noche.
Juan Ramón Rallo VS Eduardo Garzón La 6N - 07... por libertarianspanish
Empleador público vs empleador privado
El punto de partida del debate no merece mucha discusión. Las cifras del paro en el tercer trimestre no permiten precisamente dar saltitos de alegría y además los nuevos empleos que se van creando son precarios (mal pagados y temporales). Y los dos economistas aceptan que es el sector privado el que crea puestos de trabajo a pesar del Gobierno. A partir de ahí, Rallo defiende que el Ejecutivo debe estorbar lo menos posible a las empresas y Garzón exige que intervenga como empleador de último recurso, creando puestos de trabajo directos y asumiendo que los impuestos necesarios para ello son un daño colateral. Lo cierto es que en el debate nadie ha mencionado que algunas comunidades autónomas –entre ellas la Cantabria del Partido Popular- ya dedican gran parte de sus presupuestos a contratar desempleados para realizar actividades de interés general (medio ambiente, obras municipales, dinamización social…). Se trata de contratos de 6 meses con sueldos más bien bajos que alivian algo la situación de muchas familias y además prestan servicios que el sector privado no es capaz de realizar solo. Claro que hay que contarlo todo: la selección de los desempleados que acceden a estos contratos ha sido muy discutida y, además, hay auténticos expertos en vivir de estos paliativos. Veo, por tanto, que la Administración no es buena empleadora de último recurso. Y de ambos economistas echo de menos una mención a la economía social: una red de cooperativas podría asumir perfectamente esas actividades no cubiertas por empresas convencionales y crearían puestos de trabajo estables y autofinanciables.
¿Es el déficit público un lastre para la creación de empleo?
Esta es una de las cuestiones insalvables entre posiciones liberales e intervencionistas. Para Rallo, el gasto público obliga a subir impuestos a empresas y a familias, retirando recursos de la economía. Para Garzón, la recaudación es necesaria para crear y mantener la actividad y el empleo público, que después realimentarán el sistema por medio de unas cuantas rentas salariales (y los impuestos que las vuelven a gravar). Desde luego, en la opinión pública cala mucho mejor esta segunda postura. Y siempre va a faltar tiempo para explicar que el sector público puede expulsar al sector privado por el famoso efecto crowding out.
El primer problema de los autónomos es la falta de clientes
Otro centro de atención en materia de empleo son los autónomos, que actualmente tienen más de trabajadores sin derechos que de empresarios. Hay acuerdo en que su principal problema es la falta de demanda (aunque Inda diga que va como un tiro) y que el listón de las cotizaciones sociales es demasiado elevado para esta coyuntura. Sin embargo, no está tan claro que la regulación del trabajo por cuenta ajena (salario mínimo, indemnizaciones por despido) sea inocua. Precisamente las cotizaciones que paga el autónomo responden a una base mínima de ingresos que no todos son capaces de alcanzar dentro del sistema. ¿Es posible diseñar una regulación que tenga en cuenta la realidad?
¿Qué modelo productivo puede crear 2,5 millones de empleo antes de 2020?
Pero no todo es culpa de la regulación. En la raíz de nuestros problemas está el tipo de bienes que vendemos y los servicios que prestamos. Y sí, todo el mundo habla del I+D y de las energías renovables, el problema es quién debe tomar la iniciativa. Rallo mete el dedo en la llaga cuando menciona el impacto que tienen las subvenciones sobre el coste de la energía, mucho más dañino para la creación de empleo que el salario mínimo (esto último lo añado yo de mi propia cosecha). Sin embargo, Garzón tiene claro que es el sector público el que debe liderar (y supongo que pagar) el cambio de modelo. Al menos ya nadie discute que sin valor añadido no hay empleo estable, ni salarios decentes.
En fin, aunque no hayamos descubierto el santo grial, este cara a cara nos puede ayudar a entender el problema del desempleo con todas sus aristas. Y que su solución pasa por salir de las posturas teóricas clásicas: entre los contratos (no tan) garantizados de los hermanos Garzón y el (no tan) libre pacto de la Escuela Austríaca tiene que haber alguna propuesta inteligente para los próximos años. ¿Alguien se atreve a dar alguna idea?
Que tengáis un buen lunes, s2.