Decía en la entrada anterior que la irrupción de Podemos y Ciudadanos en la vida política española ha conseguido que la cosa pública se haya vuelto más interesante para los espectadores/votantes y, sobre todo, más útil. Mientras Podemos agita a la Casta a golpe de mensajes políticos que llegan a los que se han quedado atrás durante la crisis, Ciudadanos ha sido capaz de influir en la agenda económica del Gobierno. En efecto, ahí tenemos esa (descafeinada) Ley de Segunda Oportunidad, ese (tímido) empujón a la reforma del sistema de la formación para el empleo, esas (increíbles) promesas de aliviar el yugo fiscal a todo el mundo y, la última, esa (tardía) declaración de intenciones para redoblar esfuerzos contra el fraude de ley laboral. Propuestas que aparecen claramente entre los mantras que van difundiendo los chicos de C´s.
En particular, la actitud del Gobierno sobre el fraude de ley en la temporalidad me resulta cómica. Claro. Para qué necesitamos un contrato único si podemos-hacer-cumplir-la-ley-y-poner-a-los-inspectores-a-trabajar. Y siguen sin entender que la razón del fraude está en la diferencia de costes de salida, en la indemnización por despido. Como en la lucha contra el fraude fiscal, es más fácil echar la culpa al empresario/contribuyente que al sistema. Sobre todo en año electoral. Y luego nos vienen con que no hay que confiar en gente que no tiene experiencia de gestión. Porque gestionar es hacer las cosas como siempre se han hecho. ¿O no?
El cheque formación: rompiendo la baraja del mamoneo.
Ya he tocado la propuesta sobre el contrato único, con su correspondiente mochila, en la entrada anterior. Me gustaría centrarme hoy en una de las propuestas más atrevidas y temerarias que he visto en el programa de Ciudadanos: la entrega directa de un cheque al personal desempleado para que lo invierta en la acción formativa que el afectado considere oportuno. Hasta ahora, son los servicios públicos de empleo los que colocan a los desocupados en los cursos que ofertan los centros de formación acreditados y los agentes sociales. Oferta debidamente subvencionada con cargo a presupuestos, previa convocatoria sujeta a concurrencia competitiva (así lo llaman, no es ironía). Aunque hay que decir que los desempleados que realmente demandan formación pueden solicitar entrar en el curso que les interese dirigiéndose al centro de formación que lo imparte. El centro, a su vez, le va a recibir con los brazos abiertos porque, en los últimos tiempos, el problema es la falta de alumnos. Como lo estáis leyendo. Sé de lo que hablo.
Parece que los economistas de C´s no se plantean reconducir la oferta formativa de manera intervencionista, sino derrumbar ese sistema de (des)incentivos que anda en el origen del problema. En efecto, el sistema de formación para el empleo tiene dos rotos y un descosido que son, respectivamente: el fraude en la ejecución de las acciones formativas (algunos centros impartidores cogen el dinero y salen corriendo con él), la desvinculación de la oferta formativa respecto de las necesidades de las empresas y la desorientación de los desempleados a la hora de reconducir su vida laboral.
El asunto del fraude en la formación es un viejo conocido. Ahí están los titulares relacionados con centros impartidores que reciben subvenciones y luego justifican cursos sin alumnos. ¿La solución pasa por redoblar el gasto en inspecciones? Me temo que no. Vamos a ver si entendemos cómo funciona el negociete. [Coco mode on] En el sector de la educación y la formación mueves dinero pero no obtienes beneficios con el dinero. Recibes subvenciones pero la pasta da para lo que da: pagar sueldos de profesores, material didáctico, amortizar cuatro ordenadores. Entonces, ¿qué hace un empresario capitalista metiendo dinero en una actividad que apenas cubre costes? [Coco mode off]. En efecto, acabamos de descubrir la raíz del problema: hay que desconfiar de esas academias Pepe S.L. que no obtienen ingresos directos de los clientes y sólo ofrecen formación subvencionada. No porque los cursos sean de mala calidad o tengan profesores ineptos, sino porque algún arreglo contable tendrá que haber. O eso, o las sociedades mercantiles se han vuelto altruistas de repente. Hala. Inspector, ponte a trabajar, porque estas cosas ocurren a plena luz del día. Y lo sabes.
El segundo roto del sistema está en la inutilidad de muchos cursos. Algo ha intentado solucionar el Gobierno primando los cursos con certificado de profesionalidad sobre los que ofrecen contenidos diseñados libremente. Me consta que en esto ha habido buena voluntad, pero no basta. En muchos casos, los que elaboran esos certificados no han pisado una empresa del ramo en su vida. Añadamos, a una mala programación, un profesor no especialista en la materia y un centro impartidor que sólo se preocupa por justificar la subvención (para que el año próximo reciba más, claro).
Por último, el sistema también adolece de otro problema que, tal vez, no sea tan evidente pero afecta a la utilidad de los servicios públicos de empleo: la orientación. Especialmente sobre el personal menos cualificado, aunque tengo que reconocer que los hijos de la Universidad tampoco tenemos muy claras las ideas a la hora de tirar pa´lante. Paradójicamente, en la orientación profesional hay muy pocos profesionales. Es muy fácil dar consejos cortados de Internet y muy difícil conectar al desempleado con la realidad empresarial. Hay que dedicar mucho tiempo a conocer bien las capacidades de cada persona y en los servicios públicos no hay ni tiempo ni herramientas para ello. Y no se puede enviar a un desempleado a hacer un curso de contabilidad por ordenador para que esté entretenido.
Decía que la propuesta del cheque formación es atrevida y temeraria. En efecto, desconozco si Luis Garicano y compañía saben que pinchan en hueso. Como diría Rajoy, no se dan cuenta ustedes de lo difícil que es gobernar. Hay muchos intereses en juego: sindicatos, patronal, empresarios del sector, burócratas de los servicios públicos de empleo. A ninguno le conviene la idea: ¿permitir que los desempleados decidan? Muchos no saben dar al botón correcto cuando entran en la oficina del paro, cómo van a saber lo que quieren en la vida…
No está la cosa para bromas e ironías. Bien por el atrevimiento. Que los centros de formación compitan por los alumnos es bueno. Algunos creerán que los parados picarán si les regalas un portátil. Para mí que el dinero de la formación sólo está justificado si ayudas a la gente a encontrar un puesto de trabajo, SU puesto de trabajo. Y todavía está por demostrar que el sistema actual sepa hacer esto.
Gracias por el interés que me habéis dedicado la semana pasada. Bienvenidos esos comentarios.
S2.
