Esto de escribir se parece mucho al ejercicio físico: cuando uno deja de practicarlo empiezan a salir los trágicos michelines. Siempre queda la excusa –totalmente cierta en mi caso- del ajetreo en el mundo offline. Pero también es verdad que cuando dejas de expresarte por ti mismo, el pensamiento único empieza a invadirte y el cerebro se vuelve tan fofo como el cuerpo. Así que toca recuperar el ritmo del blogueo, ese ejercicio intelectual tan sano. Gracias a W.Petersen y a Txuska por avisarme de las telarañas.
Os adelanto mis próximos contenidos:
- Para qué sirve la Economía: lo que pretende y lo que jamás ha intentado ser.
- Algunas ideas sobre financiación autonómica, en clave apartidista.
- Empleo, trabajo y políticas activas.
- Y para finalizar el año, con permiso del calendario maya, un parte de crisis para resumir cómo va la macro.
Espero que mis artículos sigan despertando vuestro interés y, sobre todo, que se mantengan a la altura de las circunstancias.
Un saludo, rankianos.