Ante la incertidumbre respecto a cómo puede afectar a la economía la inestabilidad política en Cataluña, algunos inversores se están planteando diversificar su cartera en acciones europeas.
A lo largo de la mayor parte de 2017 la bolsa española se ha situado por delante de la alemana en rentabilidad. Sin embargo, la recuperación de las bolsas europeas en septiembre, a la que no ha podido sumarse la española debido al desafío independentista catalán, han girado la situación. Al cierre del 5 de octubre, incluso después de la recuperación de casi el 3% ese día, el IBEX con dividendos subía un 12,01% en el año mientras que el DAX (que incluye dividendos) lo hacía un 12,95%. Es decir, en cuanto a índices estamos más o menos como al principio del año.
A partir de los beneficios por acción interanuales a junio de 2017, si calculamos el PER (relación precio-beneficio por acción) medio de las acciones del DAX, obtenemos un valor de 23,64, lo cual no indica una bolsa precisamente barata. Si hacemos lo propio con el IBEX 35, el PER medio es de 20,14, que tampoco es barato pero queda un 15% por debajo del PER del DAX. Podríamos decir que esa es la “prima de riesgo“ que actualmente existe en la bolsa española respecto a la alemana.
Sin embargo, una parte significativa de los beneficios de algunas empresas españolas proviene de resultados extraordinarios. Si hacemos la media del PER sin tener en cuenta partidas atípicas de la cuenta de resultados y beneficios no recurrentes, el PER medio resultante es de 25,74. Teniendo en cuenta que solo una reducida fracción de los resultados de las empresas del DAX es de carácter no recurrente, la diferencia se reduce considerablemente, de modo que en realidad apenas existiría esa prima de riesgo.