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El costo de tener razón demasiado pronto en los mercados

Una verdad para nada obvia sobre los indicadores de crisis: cuántas veces gritan "lobo" sin que aparezca ninguno, y cuánto te cuesta escucharlos En septiembre de 1966, Paul Samuelson, el primer estadounidense en ganar el Premio Nobel de Economía, escribió en su columna de Newsweek una frase que...

 Una verdad para nada obvia sobre los indicadores de crisis: cuántas veces gritan "lobo" sin que aparezca ninguno, y cuánto te cuesta escucharlos


 
En septiembre de 1966, Paul Samuelson, el primer estadounidense en ganar el Premio Nobel de Economía, escribió en su columna de Newsweek una frase que definiría medio siglo de patrimonios destruidos:

"Para probar que Wall Street es un presagio temprano de movimientos en el PIB, los comentaristas citan estudios económicos alegando que las caídas del mercado predijeron cuatro de las últimas cinco recesiones. Eso es quedarse corto. ¡Los índices de Wall Street predijeron nueve de las últimas cinco recesiones! Y sus errores fueron bellezas."

No era solo ingenio académico. Era también una advertencia sobre el error más costoso en la construcción de riqueza familiar: confundir la especulación de corto plazo con la inversión estratégica de largo plazo.

Hoy, casi 60 años después, esa proporción se mantiene. Según Hartford Funds (2024), desde 1928 ha habido 27 mercados bajistas pero solo 15 recesiones. Exactamente la misma tasa de 1.8 falsas alarmas por cada crisis real que Samuelson identificó en 1966.

Mientras tanto, las familias que ignoraron estas predicciones y mantuvieron estrategias disciplinadas de largo plazo multiplicaron su patrimonio por 10, 20… hasta 50 veces. La diferencia entre ellos y los que vendieron por pánico no fue suerte. ¡Fue método!


Es fácil hablar de las veces que los indicadores acertaron. Pero pocos hablan de las veces que gritaron "lobo" y el lobo nunca apareció.


El comentario que inspiró este análisis


Un lector perspicaz dejó un comentario valioso en mi artículo anterior sobre el sesgo de "Esta vez será diferente":

"Para que el artículo sea más completo, debería indicar también los falsos positivos de esos indicadores, es decir, con cuánta frecuencia están en ese nivel y sin embargo no se ha producido el crash. Con eso podemos saber cómo de fiables son."

Tiene toda la razón. Es fácil hablar de las veces que los indicadores acertaron. Pero pocos hablan de las veces que gritaron "lobo" y el lobo nunca apareció. Hoy vamos a cuantificar exactamente eso: las tasas de falsos positivos de los indicadores más citados en los titulares financieros, y el costo real (en dinero perdido) de escucharlos.

La Paradoja del Reloj Roto


Un reloj roto da la hora correcta dos veces al día. Un analista que siempre predice crash eventualmente tendrá razón. Pero mientras espera, ¿cuánto cuesta estar "preparado" para el desastre que nunca llega?

Los datos revelan una verdad incómoda: los indicadores de crisis aciertan menos de la mitad del tiempo, y el costo de actuar en sus falsas alarmas supera con creces los beneficios de los aciertos ocasionales.


Los indicadores de crisis aciertan menos de la mitad del tiempo


Vamos indicador por indicador:


CAPE Ratio de Shiller, el favorito de los pesimistas


El ratio CAPE (precio/ganancias ajustado cíclicamente) de Robert Shiller se ha convertido en el arma favorita de quienes predicen crashes. Cada vez que supera su promedio histórico, los titulares gritan: "¡Burbuja inminente!"

La realidad de los datos:

De 21 caídas importantes del mercado (más del 10%) desde 1950, el CAPE proporcionó advertencias para solo 10. Eso es una tasa de acierto del 47.6%, peor que lanzar una moneda al aire.

Para predicciones a un año, el CAPE tiene un R² de apenas 0.01-0.05. Traducción: explica entre el 1% y 5% de los movimientos del mercado. El otro 95-99% es ruido.

El problema de los falsos positivos:

El CAPE ha permanecido por encima de su promedio histórico de 16-17 casi continuamente desde 1992 (¡más de 32 años!) sin crashes consistentes.

Un inversor que hubiera salido del mercado cuando el CAPE superó 30 en 1997 habría perdido tres años más de mercado alcista antes de la corrección del 2000. Y si hubiera esperado para reingresar hasta que el CAPE volviera a su "nivel normal", todavía estaría esperando.

En mayo de 2009, con el S&P 500 en 920 puntos, el CAPE seguía señalando "sobrevaloración". Quien hizo caso se perdió la duplicación del índice en los siguientes años.

El veredicto académico:

Los profesores Dimitrov y Jain de Georgetown (2018) encontraron que incluso cuando el CAPE está en su noveno decil (muy alto), los retornos futuros de acciones a 10 años siguen superando a los bonos del Tesoro. Solo cuando el CAPE excede 27.6, el percentil 95, las acciones históricamente han rendido menos que los bonos en la década siguiente.


La "Cruz de la Muerte": el indicador con el nombre más aterrador


La "cruz de la muerte" ocurre cuando la media móvil de 50 días cruza por debajo de la de 200 días. Suena apocalíptico. Los titulares enloquecen cada vez que sucede.

Los datos cuentan otra historia:

Un análisis de Bank of America sobre 50 cruces de la muerte desde 1928 encontró que 30 días después de la señal, el S&P 500 tiene una probabilidad del 60% de subir, con un alza promedio del 0.8%.

Reuters analizó 24 cruces de la muerte en 50 años y descubrió que en el 54% de los casos, la peor caída ya había pasado antes de que se formara la señal.

Un año después de una cruz de la muerte, el mercado está más alto el 70% de las veces, con ganancias promedio del 5.8-13%.

El falso positivo más costoso:

En marzo de 2020, durante el pánico del COVID, apareció una cruz de la muerte. Quien vendió se perdió una de las recuperaciones más rápidas de la historia: +50.1% en el año siguiente.

La cruz de la muerte de diciembre 2018 se revirtió en cuatro meses. El mercado ganó 28.9% en los 12 meses siguientes.

Tasa de falsos positivos: 35-54%


La curva de rendimiento invertida: la más respetada (pero imperfecta)


La inversión de la curva de rendimiento (cuando los bonos a corto plazo pagan más que los de largo plazo) tiene las mejores credenciales académicas. Ha precedido 8 de las 9 recesiones desde 1960.

Pero hay algo de lo que no se habla, y es del falso positivo en tiempo real:

La inversión de 2022-2023 duró 16 meses, siendo la más larga de la historia moderna. La Reserva Federal de Nueva York estimó una probabilidad de recesión del 61-66%. Los titulares fueron apocalípticos.

Resultado hasta finales de 2025: ninguna recesión. Mientras, el S&P 500 subió casi 40% durante este período de "recesión inminente".

Si este se confirma como falso positivo, la tasa de éxito del indicador caería del 90% al 80%. Un error cada cinco veces puede no sonar grave, hasta que consideras que cada falso positivo puede costarte años de rendimientos.

El problema del timing:

La curva invertida ha precedido recesiones por períodos tan cortos como 6 meses (1978-1980) o tan largos como 24 meses (2006-2008). El promedio es 12-15 meses.

Un estudio de la Reserva Federal de Richmond calculó que usar el cruce de cero como umbral clasifica correctamente solo el 57% de los meses de recesión, mientras clasifica incorrectamente el 5% de los meses de expansión.

Las inversiones de la curva que duran menos de 3 meses muestran una precisión de solo 45%.


Ondas de Elliott: el arte disfrazado de ciencia


Las Ondas de Elliott son quizás el indicador más citado entre los que predicen crashes, y también son las más devastadas por la evaluación académica.

El veredicto de los expertos:

Roy Batchelor (profesor de finanzas de City University London) y Richard Ramyar (ex director de la UK Society of Technical Analysts) concluyeron en su estudio de 2005:

"La idea de que los precios retroceden a un ratio de Fibonacci o fracción del movimiento anterior claramente carece de cualquier fundamento científico."

No encontraron "ninguna diferencia significativa" entre las frecuencias de ratios de Fibonacci en el Dow Jones Industrial Average versus lo que ocurriría aleatoriamente.

El matemático Benoit Mandelbrot describió la predicción con Elliott Wave como "un negocio muy incierto" donde "el juicio subjetivo de los chartistas importa más que el veredicto objetivo y replicable de los números."

El caso de Robert Prechter:

Prechter es el practicante más famoso de Elliott Wave. Ganó el Campeonato de Trading de EE.UU. de 1984 con un retorno del 444%. Predijo correctamente el mercado alcista de 1982 y el crash de 1987.

Su récord posterior es otra historia. El Hulbert Financial Digest clasificó su portafolio de traders en último lugar entre todas las estrategias de timing de mercado durante 20 años, con una pérdida anualizada cercana al 20% versus una ganancia del +12% de comprar y mantener. Su predicción de 2010 de que el Dow caería 70% hasta los 3,000 puntos nunca se materializó. El Dow está hoy sobre los 40,000.


El VIX: el "índice del miedo" que no predice nada


El VIX mide la volatilidad esperada del mercado. Cuando sube, los titulares gritan pánico inminente.

Sin embargo, Scott Wren de Wells Fargo dice claramente: el VIX es "un indicador coincidente, no adelantado" con "poca capacidad predictiva." Y un análisis de Ostirion Research calculó un coeficiente de determinación (R²) de solo 0.13 para el VIX prediciendo volatilidad futura durante la crisis de 2008. El VIX consistentemente se rezagó y subestimó la volatilidad real.

Los picos de VIX son señales de COMPRA, no de venta:

  • Cuando el VIX llegó a 82.69 en marzo 2020, el S&P 500 duplicó su valor en el año siguiente.
  • El cierre de 79.13 en octubre 2008 marcó la cercanía al fondo definitivo del mercado bajista.
  • El pico de agosto 2011 sobre 48 precedió una recuperación en meses.

Además, CXO Advisory examinó métodos de pronóstico de picos del VIX y encontró que incluso los mejores enfoques "incluyen muchas señales falsas" y que "no parece haber un intervalo fijo entre la señal y el pico del VIX."

Para los inversores latinoamericanos, los ejemplos más dolorosos están en nuestra propia región.


América Latina: el cementerio de las predicciones fallidas


Brasil 2002: el pánico de lula


Cuando el candidato izquierdista Lula da Silva lideraba las encuestas presidenciales de Brasil en 2002, los mercados entraron en pánico total:

  • Los spreads de bonos brasileños saltaron de menos de 8 puntos porcentuales a más de 24 puntos
  • El real se devaluó 40%
  • La Bovespa cayó un tercio de su valor
  • CNN reportaba temores de que Brasil "podría seguir a Argentina hacia el default"

Como los análisis gritaban catástrofe inminente, los inversores huyeron en masa.

¿Pero qué pasó realmente?

Lula implementó políticas económicas ortodoxas. La Bovespa subió 448.9% desde su mínimo de octubre 2002 hasta mayo 2008. Los que huyeron durante el pánico se perdieron aproximadamente 450% de retornos en seis años. Brasil pagó al FMI anticipadamente en diciembre 2005 y alcanzó grado de inversión crediticio en 2008.

Brasil 2016: la crisis que fue oportunidad


En 2016, Brasil estaba en "severa crisis económica y política" durante el impeachment de Dilma Rousseff. Los indicadores señalaban desastre. El resultado: 81% de retorno, el mejor mercado bursátil del mundo ese año.

  • Petrobras subió más de 140%
  • Vale ganó más de 300%
  • La Bovespa triplicó su valor entre enero 2016 y enero 2020

Argentina 2019: el crash que precedió al rally


El 12 de agosto de 2019, el índice Merval de Argentina cayó 48% en términos de dólares, la segunda mayor caída en un solo día de cualquier índice bursátil importante rastreado por Bloomberg desde 1950 (Foreign Policy, 2019). Bank of America Merrill Lynch asignó 50% de probabilidad de default. Los titulares declaraban el fin del mercado argentino.

Años después: Tras la victoria de Milei en noviembre de 2023, el Merval subió aproximadamente 20% al abrir el primer día hábil de mercado (VOA News, 2023). El índice alcanzó máximos históricos en dólares en enero 2025, superando los 2,360 puntos (Buenos Aires Herald, 2025). El rally continuó tras las elecciones de medio término del 26 de octubre de 2025, cuando el Merval ganó 21.78% en un solo día, su mayor salto desde 2023 (AFP, 2025).

El Patrón Regional


En 2009, los analistas institucionales predijeron solo una recuperación modesta para mercados emergentes y recomendaron infraponderar el sector. Entretanto, las naciones BRIC publicaron ganancias del 65-100%, un rally que "ninguno pronosticó."

Colombia (COLCAP) ganó 46.3% y Chile (IPSA) ganó 43.9% en los 12 meses hasta noviembre 2025.

Tanto los mejores, como los peores días de trading se agrupan durante mercados bajistas


El precio cuantificado de escuchar las falsas alarmas


El estudio DALBAR de Comportamiento del Inversor proporciona la medición más completa de los fracasos de timing con números estremecedores:

  • En 2024, el inversor promedio en acciones ganó 16.54% versus el 25.05% del S&P 500, una brecha de 8.5 puntos porcentuales atribuida principalmente a errores de timing basados en predicciones.
  • En 2021, la brecha superó los 10 puntos porcentuales (18.39% vs. 28.71%), la tercera mayor en la historia del estudio desde 1985.

El costo de perderse los mejores días:

Un estudio de Fidelity calculó que $10,000 invertidos en el S&P 500 desde enero 1988 hasta diciembre 2024 crecerían a aproximadamente $500,000 si permanecieran totalmente invertidos.

  • Perderse solo los mejores 5 días reduce eso en 37%
  • Perderse los mejores 10 días deja menos de la mitad del total
  • Perderse los mejores 50 días deja aproximadamente $40,000 ¡Una reducción del 92%!

La trampa del timing:

Vanguard calculó que un portafolio 60/40 que se perdiera los 25 mejores días en 25+ años tendría $520,000 menos en riqueza final, un déficit del 60%.

Críticamente, tanto los mejores como los peores días de trading se agrupan durante mercados bajistas, haciendo el timing casi imposible: los retornos diarios durante mercados bajistas varían de +11.4% a -12.3% versus +7.2% a -7.0% en mercados alcistas.

Consenso académico: el timing no funciona


Goyal y Welch (2008) en Review of Financial Studies examinaron modelos de predicción de prima de riesgo y concluyeron:

"En general, estos modelos han predicho pobremente tanto dentro como fuera de muestra durante 30 años" y "no habrían ayudado a un inversor con acceso solo a información disponible a cronometrar rentablemente el mercado."

Su seguimiento de 2021 examinó 29 nuevas variables de 26 papers posteriores y encontró que "la mayoría de las variables ya han perdido su soporte empírico."

Eugene Fama, padre de la hipótesis del mercado eficiente, estableció que las reglas de trading, sistemas técnicos y newsletters "tienen esencialmente ningún poder más allá del de la suerte para pronosticar precios de acciones."

Stock y Watson (NBER) examinaron 45 indicadores económicos y encontraron que "casi todos fallaron en pronosticar la recesión de 1990."

El Barómetro Activo/Pasivo de Morningstar revela que los profesionales no lo hacen mejor. Durante 10 años hasta diciembre 2024, solo el 22% de los fondos activos sobrevivió y superó a sus contrapartes pasivas. Para fondos de gran capitalización específicamente, solo el 7% sobrevivió y venció a sus rivales pasivos.

CXO Advisory analizó 68 "gurús" de timing de mercado y encontró que 42 de 68 (61.8%) acertaron menos del 50% del tiempo. Después de costos de transacción, "ningún cronometrador de mercado individual pudo ganar dinero."

Tabla resumen: las tasas de falsos positivos que probablemente aún no hayas visto


*Según estudio de Batchelor-Ramyar, "no difiere significativamente de aleatorio"

 

Lección para la creación de patrimonio:


Los datos presentan una verdad incómoda: los falsos positivos de los indicadores de crisis cuestan más que los crashes como tal.

Un inversor que reacciona a cada señal de alarma:

  • Incurre en costos de transacción del 2-3% por operación
  • Paga impuestos sobre ganancias de capital innecesariamente
  • Se pierde los días de mayor recuperación (que ocurren durante las crisis)
  • Acumula un déficit del 8-10% anual respecto a quien simplemente mantiene su posición

Mientras tanto, las familias que construyen patrimonio generacional entienden y aceptan algo que los traders no: la riqueza no se construye prediciendo crisis, sino sobreviviéndolas con disciplina. Los Slim, los Lemann, los Buffett no tienen tiempo para predicciones, están ocupados construyendo patrimonios a prueba de tiempo.

60 años después de Samuelson


Septiembre de 1966. Paul Samuelson escribió que Wall Street había predicho nueve de las últimas cinco recesiones, lo cual probablemente no era una crítica a los mercados, sino más bien una advertencia sobre el costo humano de intentar predecirlos.

Casi 60 años después, los datos son aún más claros:

  • El CAPE ha gritado "burbuja" durante 32 años consecutivos
  • Las cruces de la muerte preceden rallies más frecuentemente que crashes
  • Las curvas invertidas pueden mantenerse 16 meses sin recesión
  • Las Ondas de Elliott no difieren de tirar una moneda
  • Los picos del VIX marcan fondos de compra, no techos de venta

La proporción original de Samuelson de 9 predicciones para 5 recesiones se ha vuelto, si acaso, más generosa con el tiempo. La cuestión no es si habrá otra crisis. Sabemos que la habrá. Es, en cambio, si ¿tendrás la disciplina para mantener el rumbo cuando llegue? O si ¿serás otra víctima de la próxima predicción fallida? Porque al final, no se trata de predecir el futuro, sino de construirlo metódicamente, disciplinadamente, pacientemente. Los que entienden esto, los que construyen patrimonio hereditario con horizonte de décadas, no tienen tiempo para predicciones. Están ocupados haciendo lo que funciona. Los que no lo entienden seguirán perdiendo fortunas intentando cronometrar lo incronometrable, predicción por predicción, falsa alarma por falsa alarma, generación por generación.

Hoy, casi 60 años después, la proporción se mantiene. Según Hartford Funds (2024), desde 1928 ha habido 27 mercados bajistas pero solo 15 recesiones. Exactamente la misma tasa de 1.8 falsas alarmas por cada crisis real que Samuelson identificó en 1966.

¿Seguirás cayendo en cada falsa alarma, o finalmente construirás el patrimonio que tu familia merece?



  *Para consultar la lista completa de fuentes y referencias utilizadas en este análisis, [accede aquí al documento completo]
 
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