El
agente financiero es una figura emergente, más hoy en dia, que se encuentra entre los intermediarios financieros independientes y las sucursales bancarias tradicionales. Regulados y supervisados por el Banco de españa. Son como una sucursal bancaria sin movimientos de caja. Amparados y delimitados. Artículo 22 del RD 1245/1995:
Son personas físicas o jurídicas a las que una entidad de crédito ha otorgado poderes para actuar habitualmente frente a la clientela, en nombre y por cuenta de la entidad mandante, en la negociación o formalización de operaciones típicas de la actividad de una entidad de crédito.
En resumen, es una empresa o persona de fuera del banco que firma un contrato de agente con una entidad y comercializa productos, propios y ajenos, de la entidad financiera.
La figura del agente ha aumentando durante esta crisi, por lo que se ha especializado y ha crecido su demanda, sobretodo el agente dedicado a captar operaciones de pasivo. Tienen clientes con buenas cifras de depositos, en cuentas corrientes, fondos de inversión, acciones y además asesoran personalmente.
Como conclusión se tarta de que su asesoramiento no les haga perder dinero, Y ahi esta su valor añadido.
Son una valiosa arma de asesoramiento de calidad y muy vinculados para sus clientes. Más en estos convulsos momentos. Estos profesionales no apagan el teléfono y están más disponibles que un ocupado director de sucursal típico.
Bajo un canal de atención personalizada, a caballo entre la banca comercial y la banca privada, nace una banca personal sin alto coste y que ahora se acerca a todo el público con esta figura, aprovechando su ventaja competitiva y tremendamente valioso al crearse con verdaderos profesionales motivados.
Es evidente que esta figura toma una relevancia de enorme importancia, y más después de las crisis vividas en los últimos años, y de los desagradables incidentes y perjuicios que muchos inversores han sufrido como consecuencia de un asesoramiento inadecuado. No hay que olvidar que en nuestro país la colocación y distribución de productos financieros se hace mayoritariamente a través del sector bancario, y apenas un 5% está asesorado de forma independiente. No hay más que mirar a países de nuestro entorno para confirmar el elevado grado de desarrollo de esta figura, como por ejemplo en Inglaterra, donde es larga su tradición así como su penetración (casi un 70% del mercado).
Los bancos practican un asesoramiento dirigido al producto y no al cliente.
Es más eficaz conocer y asesorar de forma personal y global al cliente. Un mejor conocimiento desde el punto de vista personal, familiar, patrimonial, fiscal, etc., facilita indudablemente el asesoramiento financiero y la toma de decisiones. Además, el cliente desea en muchas ocasiones que el asesoramiento sea multidisciplinar, y que desde un mismo asesor pueda recibir aquellas recomendaciones y asesoramiento que más le convengan.
Por otro lado, el inversor, además de las recomendaciones de inversión, busca que su asesor le dirija hacia los mejores productos, en las mejores condiciones, y que le acompañe en la tramitación de las correspondientes órdenes, supervisando la tramitación y su posterior desarrollo. Por lo que el asesor financiero debe involucrarse en todo el proceso.
En resumen, la figura del asesor financiero es absolutamente imprescindible, por la experiencia práctica de muchos años asesorando y ayudando a clientes, en una relación personal de compromiso y confianza que excede con mucho las exigencias de un asesoramiento puramente financiero.