En el año 2011 CARREFOUR decide desprenderse de DISTRIBUIDORA INTERNACIONAL DE ALIMENTOS (DIA), mediante el reparto proporcional de acciones a los socios de la matriz. De esta manera DIA dejaba de pertenecer al grupo, si bien CARREFOUR mantenía una opción de compra del negocio francés.
La diversificación geográfica en países no relacionados entre sí y las compras realizadas de empresas competidoras, no siempre con gran éxito, trajeron consigo un descenso en resultados y ventas.
Por el lado del cierre de zonas geográficas, independientemente de la pérdida de Francia que constituía un negocio muy rentable, se cerraron los negocios de Turquía, Grecia y China. Actualmente se mantienen las tiendas de España, Portugal, Argentina y Brasil. Portugal, que proporciona el 8% del negocio, es considerado proporcional al tamaño del país. Argentina y Brasil, deficitarias en sus cuentas, aportan el 17% y el 20%. Demasiado lejos y pequeño el tamaño de la implantación para poder ser rentable. España es el centro de la compañía y donde debe centrar el crecimiento.
DIA cuenta con 7.388 establecimientos, de los cuales el 51% son bajo el régimen de franquicia y el restante 49% es gestionado por la propia compañía. Las desavenencias con las compañías que gestionan las franquicias son de dominio público. El negocio les genera pérdidas por las exigencias de los contratos y este descontento también ocasiona serios problemas a DIA. Los cobros fijos por franquicias doblan el resultado neto obtenido en el último ejercicio.
DIA tiene diferentes tipos de modelo de negocio para intentar abarcar todas las posiciones existentes en el mercado. En este sentido maneja las marcas FRESH BY DIA, DIA, DIA MAXI, LA PLAZA DE DIA, CADA DIA o CLAREL.
La política de compra de competidores se materializó con la adquisición de la CADENA PLUS, cuando la empresa aún pertenecía a CARREFOUR y posteriormente, desde la salida a bolsa, con la adquisición de EL ARBOL y los acuerdos con EROSKI y la alemana SCHLECKER. Todos estos acuerdos no han tenido su contrapartida lógica en los resultados.
Estos acontecimientos en la compañía, lógicamente han tenido su contrapartida en el movimiento bursátil de la compañía desde el momento de su salida a bolsa. El valor de cotización en la salida fue de 2.180 millones de euros y 4 años más tarde, formando parte del IBEX-35, llegó a alcanzar un valor de 5.000 millones. Actualmente, como lectura de los fallos de gestión, DIA ha perdido gran parte de su valor al situarse en 1.800 millones de euros. Los problemas de gestión y dirección hacen que no sea un valor aconsejable en estos momentos.
Aprovechando las circunstancias y todavía sin definir sus intenciones, el grupo ruso LETTERONE INVESTMENT HOLDING ha adquirido el 30% del capital social de la compañía. Varias parecen ser las posibles vías de trabajo que están analizando. Desde lanzar una OPA a llegar a acuerdos con el resto de socios sobre el modelo de negocio. Lo que parece claro, es la falta de confianza en el equipo de gestión.
El punto fuerte de DIA son sus más de 40 millones de clientes diarios, de los cuales 25 de ellos se encuentran en la Península Ibérica. Recientemente ha realizado acuerdos con AMAZON, para una determinada capa de alimentos, que pueden ser recibidos por los clientes en menos de 1 hora desde su pedido.
Las cuentas que presenta DIA son bastante débiles. En su balance se reconoce una deuda con proveedores de 900 millones de euros y un endeudamiento bancario y bonos emitidos por más de 1.200 millones. Con unos fondos propios procedentes de la capitalización de activos intangibles de 424 millones, la compañía cerró el año 2017 con unos resultados positivos de 109 millones de euros. Una cantidad pequeña para los 10 mil millones de facturación que realizó.
Las cosas en el año 2018, no se presentan de mejor forma. Las ventas descendieron un 9,3%, el EBITDA un 10,7%., la deuda neta creció un 13% y los resultados descendieron un 26,7%.