aquí tienes la carta que se publicó como respuesta. (traducida con Google, perdón si la gramática es justita)
Cartas | 14/09/2012 - 11:42h
JOSEP MARIA SÒRIA
Periodista
El otro día, La Vanguardia.com publicaba una interesante carta del señor Oriol Puig explicando las razones por las que no había ido a la manifestación del Once de Septiembre en Barcelona. Quiero decir que me pareció un escrito sincero y muy interesante en cuanto a las razones expuestas, con muchas de las cuales estoy de acuerdo.
Permítame hacerle una exposición personal. En la plaza del Lápiz, donde estaba acompañado de parientes y amigos, me encontré una persona a la que hacía mucho tiempo, quizá diez años, que no veía. Un amigo de la infancia que me conoce bien, por qué me dijo, con un tono de extrañeza, y tú que haces aquí? Tenía razón me hacerme esa pregunta. Yo qué hacía allí, acompañado de cientos de miles de banderas independentistas y tras una pancarta que decía "Cataluña, un nuevo estado de Europa?" Quien me conoce, como aquel amigo de la plaza del Lápiz, sabe que he sido un defensor del encaje de Cataluña en España. El hemeroteca de este estimado diario donde he trabajado muchos años está lleno de escritos míos en este sentido. Pero también hay uno, diría que en los alrededores del cambio de siglo, mandando el señor Aznar, donde me preguntaba si realmente en España me quería tal cual soy. No soy nacionalista, por mi formación internacionalista, pero tampoco me siento español y no me da miedo la independencia, decía, ¿por qué la he mamado desde muy pequeño. Cada uno somos como somos y venimos de donde venimos. Y terminaba diciendo que, si no realmente España no me quiere como soy, a mí me desapuntin.
En estos últimos diez años han pasado muchas cosas y mi percepción ha sido que no hay manera de resolver la cuestión del encaje de mi tierra con España. He recordado a menudo el célebre discurso de Ortega y Gasset en las Cortes españolas del año 1932, cuando dijo que la relación conflictiva entre Cataluña y España no tenía solución y que lo máximo que se puede hacer es "conllevarla" entre unos y otros. La conllevancia, como se conoce en todo el pensamiento de dicho filósofo respecto de la cuestión que estamos tratando, ha dado vueltas por mi cabeza todos estos años, mientras constataba hasta qué punto lo que yo presentía, que no me quieren como soy, se iba haciendo cada día más evidente y que la forma en que era tratado, por la única razón de ser catalán, me marginaba hasta el ahogo. No le señalaré las razones de esta constatación. Pienso que todo el mundo las conoce y son aún muy recientes para olvidarlas. Es cierto que nosotros quizás no hemos estado a la altura de las circunstancias y hemos cometido errores estúpidas. Nunca, cuando dos entran en conflicto, la responsabilidad es de uno solo. Pero también es cierto que los medios de unos y otros no son los mismos y ni dicha conllevancia parece posible. Lo que ha pasado estos años con el Tribunal Constitucional es un buen ejemplo.
Cansado y decepcionado por todo lo que ha pasado, fui a la manifestación consciente de que era un encuentro independentista. No sé si la independencia de Cataluña es la solución. Las reservas que expresaba la carta del señor Oriol Puig las comparto. Pero en todo caso estoy seguro de que lo que venga, será mejor para todos. Por mis amigos españoles y para los catalanes. Fui a manifestarme, y me encontré muy bien y con una ilusión renovada. Y además, recuperé un amigo.