En los últimos años, las técnicas de super-resolución e imagen de molécula única han consolidado que las balsas lipídicas (lipid rafts) —nanodominios ricos en colesterol y esfingolípidos— son estructuras reales, dinámicas y funcionales que actúan como plataformas de señalización. Numerosos drivers oncogénicos (EGFR, HER2, MET, ALK, RET, entre otros) y checkpoints inmunitarios (PD-1, PD-L1, CTLA-4) pueden agruparse y activarse dentro de estos dominios: En tumores, su organización espacial favorece la proximidad de receptores, potencia la activación y se asocia con resistencia a fármacos.En inmuno-oncología, PD-1 forma microclústeres inhibidores en la sinapsis T; y PD-L1 se estabiliza mediante colesterol y palmitoilación, con indicios de enriquecimiento en dominios tipo raft que refuerzan su función inhibidora.Los tumores, además, muestran estados aberrantes de membrana: mayor contenido de colesterol y esfingolípidos, más dominios tipo raft y menor actividad de enzimas reguladoras (p. ej., SMS1). Este sesgo lipídico facilita la señalización oncogénica, la evasión inmune y la plasticidad metastásica. Las terapias actuales —TKI y anticuerpos anti-PD-(L)1— actúan sobre nodos proteicos que operan encima de esas plataformas, pero no corrigen su arquitectura lipídica de base. Aquí es dónde se puede posicionar 2-OHOA (ácido 2-hidroxioleico): al reprogramar la membrana y desorganizar dominios tipo raft, debilita las plataformas que sostienen la señalización. Como consecuencia: Los receptores tirosina quinasa se vuelven menos estables y su señalización disminuye.Para PD-L1, este remodelado podría favorecer su dispersión o reducir su estabilidad en membrana (hipótesis mecanística plausible, en evaluación directa para 2-OHOA).Se amortigua la transmisión a través de múltiples rutas (p. ej., RAS/RAF/MEK/ERK y PI3K/AKT); efectos sobre HER3, MET o integrinas–FAK serían indirectos y están en investigación.Por ello, 2-OHOA se podría perfilar como potenciador transversal de TKI e inmunoterapia: no compite con ellos, sino que actúa sobre la base estructural que los tumores explotan para sostener la señalización y la resistencia. En los próximos años, varias moléculas TKI y algunos checkpoints perderán patente, con previsibles bajadas de precio y aumento del número de pacientes tratados. Si 2-OHOA confirma eficacia clínica y mantiene el perfil de seguridad favorable observado en fases tempranas, podría desempeñar un papel de “backbone” complementario para optimizar estas terapias ya establecidas, en un mercado oncológico de orden de más de cien mil millones de dólares anuales. PD-1 / PD-L1 y los lipid rafts https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC3371732https://www.biorxiv.org/content/10.1101/2022.08.09.503318v2https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC12403631https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC9417176 Tirosina quinasas (RTK/FAK) en raftshttps://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC3103760https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC8762588https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S016748890800284X Serina/treonina quinasas en rafts https://www.nature.com/articles/bcj201315https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/22410782/ Revisiones de referencia (visión global) https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC7193951https://www.frontiersin.org/journals/cell-and-developmental-biology/articles/10.3389/fcell.2021.622908