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Perspectivas de China para 2022

Andrew Rymer, CFA, especialista en inversiones de mercados emergentes de Schroders
 
¿Se estabilizará el crecimiento económico en 2022? ¿Podríamos ver una disminución de las presiones regulatorias?

Después de la recuperación tan fuerte tras el Covid-19, estaba claro que 2021 iba a ser una historia diferente para China. Al fin y al cabo, China lideró la recuperación macroeconómica desde el brote inicial de la pandemia, cumpliendo con el llamado efecto "first-in-first-out" (el primero en entrar es el primero en salir).

Sin embargo, las reformas regulatorias, la crisis energética y la volatilidad en el mercado inmobiliario como resultado de las acciones regulatorias y la preocupación por Evergrande, han resultado ser problemas adicionales que los mercados deben negociar. Y esto ha llevado a que el comportamiento del mercado de renta fija y el de la renta variable fueran dispares en 2021. 
China ha vacunado a más del 75% de su población y ha mantenido un estricto control fronterizo, con requisitos de cuarentena todavía en vigor. Con la incertidumbre a raíz de la variante Ómicron, parece que estos requisitos se mantendrán hasta el próximo año.
Hay varias consideraciones que sopesar para 2022. ¿Se levantará el enfoque de tolerancia cero contra el Covid?, ¿se empezará a ralentizar el crecimiento económico ?, ¿se reducirán las presiones normativas?
 
La economía de China
David Rees, economista senior de mercados emergentes de Schroders:

La fuerte desaceleración de la economía china, que comenzó en la segunda mitad de 2021, se extenderá a 2022, por lo que el crecimiento del PIB seguirá siendo lento. Prevemos un crecimiento del PIB del 4,7%, frente al 7,7% previsto para 2021.
Aunque la política de tolerancia cero del Gobierno con respecto al Covid-19 seguirá en vigor y las restricciones para contener los brotes del virus continuarán afectando periódicamente a la actividad, especialmente en el sector de los servicios. La llegada de la variante Ómicron preocupa en este sentido. La intervención del Gobierno ha logrado calmar el sector energético después de que los apagones afectaran a la actividad. Aun así, es probable que las reservas de carbón sigan escaseando hasta el invierno, como mínimo. En consecuencia, los fabricantes se enfrentan a unos costes energéticos más elevados en un momento en el que la demanda de exportaciones parece que se va a reducir.

Sin embargo, es el sector inmobiliario el que más preocupa. La crisis de confianza hacia los promotores inmobiliarios altamente endeudados ha provocado el estancamiento de las ventas de nuevos inmuebles, lo que ha eliminado una fuente clave de financiación y ha provocado una menor actividad de construcción, más reestructuraciones de deuda y menores ventas. Los políticos han mostrado más tolerancia ante los problemas del sector inmobiliario, en consonancia con las reformas regulatorias más amplias del Gobierno, destinadas a lograr la "prosperidad común". Pero es probable que las autoridades intervengan en algún momento para estabilizar el sector, dadas las posibles consecuencias negativas para el sistema financiero y la economía en general de un hundimiento completo del mercado inmobiliario. Aun así, los desfases entre la debilidad de las ventas de suelo y viviendas nuevas y la actividad conllevarán que la actividad constructora continúe siendo débil en 2022. Hay que tener en cuenta que tradicionalmente este sector ha supuesto una quinta parte del PIB.
La buena noticia es que nada de esto será una completa sorpresa para los mercados. Los datos que se publiquen pueden seguir sorprendiendo a la baja a corto plazo, pero nuestra prolongada preocupación por la desaceleración de China se ha convertido en la opinión generalizada y los mercados se centrarán en cualquier signo de mejora. Un anuncio de estímulos fiscales, quizás orientado a la inversión en la transición energética, podría impulsar la confianza.

También estaremos atentos a un repunte de los principales indicadores económicos en busca de señales de mejora. Por ejemplo, si bien el impulso crediticio -la variación en 12 meses de los nuevos préstamos en relación con el PIB- siguió disminuyendo en octubre de 2021, lo que indica que las condiciones económicas serán peores en el verano de 2022, lo hizo a un ritmo más lento. El impulso podría tocar suelo y repuntar hacia el final del año, lo que implicaría una mejora de la actividad en la segunda mitad de 2022.



Los inversores también deberían obtener más claridad sobre cómo se aplicarán las reformas del Gobierno. Cualquier flexibilización de las medidas dirigidas a industrias como la tecnológica y la educación podría apoyar a los activos de esos sectores. Y cualquier aumento de la renta disponible de los hogares derivado de las reformas y de las posibles medidas de estímulo podría ayudar al consumo, que hasta ahora ha quedado rezagado en la recuperación.
 
Renta variable china
Louisa Lo, gestora de fondos de China de Schroders:
Es poco probable que China reabra sus fronteras en 2022, dada su postura de tolerancia cero. En consecuencia, es posible que la recuperación del consumo se vea impulsada por el mercado interno, que debería repuntar a medida que se reduzcan las medidas estrictas contra el Covid y aumenten las tasas de vacunación.

La inflación de los precios de producción, o factory gate, podría alcanzar su punto máximo en 2022 gracias a la normalización de la actividad industrial a nivel mundial. También se espera una mejora general de la cadena de suministro en 2022, ya que no esperamos que se produzcan confinamientos severos en ninguna de las principales economías. Y lo que es más importante, algunas empresas de consumo con un fuerte poder de marca podrían trasladar los altos costes de los inputs a los consumidores finales en un entorno de aumento del consumo. Así pues, 2022 podría ser un año más favorable para los valores de consumo de alta calidad.
Aunque la inflación de los precios de producción puede alcanzar pronto su punto máximo, es poco probable que retroceda a un nivel significativamente más bajo. China se adentra en un periodo de inflación estructural, impulsada por factores a más largo plazo, como el envejecimiento de la población, la atención a la descarbonización y la continua y prolongada relajación cuantitativa en todo el mundo.

Esperamos que las nuevas infraestructuras y la inversión de capital relacionada con el medio ambiente sean las áreas clave de crecimiento, en línea con la dirección política del país. La inversión en infraestructuras tradicionales podría aumentar modestamente gracias a una política fiscal más favorable el próximo año, pero no esperamos un aumento masivo, ya que los gobiernos locales también tendrán que mantener sus esfuerzos para reducir la deuda del país. Por otra parte, es probable que continúe la ralentización de la inversión inmobiliaria, dado el actual desapalancamiento del mercado inmobiliario.

Aunque los cuellos de botella de la oferta podrían resolverse el año que viene, las exportaciones podrían ralentizarse en 2022 a medida que el viento de cola de los confinamientos en el extranjero se desvanezca. Esto refuerza la importancia de la doble circulación; el énfasis en el crecimiento de las exportaciones a largo plazo, al tiempo que se promueve el consumo interno, la investigación y el desarrollo locales y el incremento de la sustitución de importaciones. Así pues, es probable que el consumo interno sea un motor clave del crecimiento a partir de 2022.

La dirección de la política es clara, con la reducción de la deuda y la disminución de la disparidad de ingresos como prioridades. Las políticas pueden afinarse si es necesario, pero no se revertirán, en nuestra opinión, ya que un cambio a largo plazo en los motores económicos y la reducción del riesgo siguen siendo el objetivo de los responsables políticos.
Aunque no se ha producido una mejora significativa en las relaciones entre Estados Unidos y China desde la elección del presidente Biden, tampoco se ha producido un deterioro importante. Resulta alentador que los países se hayan mostrado abiertos a reanudar el diálogo. Un aspecto positivo en medio de las tensiones es que EE.UU. podría rebajar los aranceles impuestos a China, en un intento por reducir las presiones inflacionistas internas.  No obstante, creemos que la relación entre EE.UU. y China seguirá siendo relativamente complicada, e incluso los posibles avances en la reducción de los aranceles comerciales no garanticen necesariamente una revalorización significativa del mercado. China seguirá promoviendo la doble circulación ante el aumento de las tensiones geopolíticas.

La corrección de la renta variable china en 2021, que ha hecho que las valoraciones de muchos valores populares retrocedan bruscamente desde niveles elevados, está generando más oportunidades interesantes en diversos sectores. Creemos que las valoraciones del mercado en general son saludables, a pesar de algunas diferencias significativas entre sectores, y ofrecen más protección frente a posibles bajadas en medio del entorno macroeconómico aún difícil que se espera para 2022.
 
La deuda china
Julia Ho, responsable de macroeconomía asiática de Schroders:
Aunque puede que no se repitan las fuertes rentabilidades relativas de 2021, seguimos manteniendo una visión muy alcista con los bonos domésticos (onshore) chinos de cara a 2022.



Los motivos para invertir en los bonos chinos siguen siendo muy sólidos. El crecimiento económico se ha desacelerado desde las altas tasas de crecimiento de un solo dígito de la última década hasta una previsión del 5% en 2022, debido a que China ha cambiado su enfoque económico de la cantidad de crecimiento a la calidad del mismo. Aunque esto puede proporcionar una economía más sostenible y estable en el futuro, el menor ritmo de crecimiento global es positivo para los bonos, ya que es probable que los tipos de interés se mantengan bajos.

La disminución del impulso crediticio también ha hecho que la política monetaria siga siendo acomodaticia. Mientras que los bancos centrales de todo el mundo están poniendo fin a los programas de flexibilización cuantitativa o comenzando a subir los tipos de interés, China destaca como el único gran banco central que ha relajado su política monetaria recientemente. Esto puede limitar las caídas de los bonos, lo que proporciona un perfil de riesgo-recompensa favorable a medio plazo.

En segundo lugar, la prosperidad común, la reforma regulatoria y el desapalancamiento apoyan las inversiones en bonos. Dado que China se ha enriquecido en general como nación, ahora se centra en la igualdad social y del patrimonio. Los reguladores están abordando los excesos en diversas áreas, como el mercado de la vivienda, al tiempo que trabajan en reformas a largo plazo en áreas como la educación, la atención sanitaria y el juego online. La recuperación económica de China tras la pandemia, que ha sido la primera en llegar, le ha proporcionado una oportunidad para aplicar estas reformas sin que su trayectoria de crecimiento se vea demasiado afectada.

El Congreso Nacional del Partido, que se celebrará en octubre de 2022, también servirá de impulso para aplicar las reformas. Esperamos que se requiera cierto esfuerzo a corto plazo para lograr beneficios a largo plazo, como ha demostrado la tensión en el mercado inmobiliario. Todos estos acontecimientos son "alcistas" para la renta fija, ya que los inversores pueden mantener la cautela y añadir a sus carteras bonos chinos como activo defensivo en medio de las menores expectativas de crecimiento y los posibles brotes de volatilidad.

A más largo plazo, la demografía china está alcanzando su punto máximo y la población está envejeciendo; de nuevo, esto podría ser positivo para los bonos. A causa de la política de un solo hijo, la población total y en edad de trabajar de China probablemente haya alcanzado su máximo. Mientras tanto, la población también está envejeciendo rápidamente, con el consecuente aumento de demanda de activos de renta fija. Es poco probable que la recién anunciada política de tres hijos detenga la tendencia demográfica, ya que los jóvenes chinos, al igual que los de otros países asiáticos y europeos que se han enriquecido, dudan en tener hijos. Esta tendencia de envejecimiento y disminución de la población es negativa para el crecimiento y positiva para los bonos.

Por último, los bonos chinos se han convertido en una clase de activo maduro, ya que los inversores están empezando a considerarlos un activo emergente refugio. La rentabilidad superior ofrecida durante la pandemia de marzo de 2020 y en medio de la caída de los bonos mundiales en el primer trimestre de 2021 demostró la resistencia de los bonos chinos. Las valoraciones atractivas, el contexto económico favorable, la política monetaria divergente, la creciente accesibilidad, la inclusión continua los índices de referencia, la baja volatilidad y los beneficios de la diversificación son solo algunas de las razones por las que seguimos favoreciendo los bonos chinos.

Además, como China sigue promoviendo su divisa como moneda de reserva internacional, los bonos del Estado chinos desempeñarán un papel fundamental como activo de inversión principal en renminbi.


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