Hay noticias que se comprenden mejor cuando se agrupan, de la misma manera que hay datos que son de mucha más utilidad para obtener una visión panorámica de un asunto cuando se agregan. Esto es especialmente cierto en situaciones complejas y de difícil solución, como es el caso de la reforma que tiene pendiente el sistema de pensiones español.
Esta primera semana de septiembre, de vuelta a la normalidad por antonomasia, se ha reanudado la Comisión parlamentaria de seguimiento y evaluación del Pacto de Toledo, que ha recibido al Banco de España y a la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AiReF). El objetivo último de esta Comisión es elaborar una serie de recomendaciones necesarias como paso previo para la reforma de las pensiones que quiere llevar a cabo el Ejecutivo. Por ejemplo, el Banco de España ha propuesto medidas como volver a aumentar la edad de jubilación – a partir de 2027 se elevará hasta los 67 años-, subir impuestos, incrementar el número de años de cotización necesarios para el cálculo de la pensión, incrementar la cuantía de las pensiones más bajas al tiempo que se limite la revalorización de las más altas o adoptar un sistema de cuentas nocionales para el pago de las pensiones.
También esta misma semana el Instituto de Actuarios Españoles publicaba un informe que destacaba la generosidad del sistema de pensiones actual, al concluir que los jubilados españoles están cobrando, de media, un 51% más de lo que les correspondería por sus cotizaciones a la Seguridad Social. Dicho de otra manera, por cada euro que un trabajador hubiera aportado a la Seguridad Social durante toda su carrera laboral, el sistema le está devolviendo 1,51 euros durante su jubilación. Según los cálculos que publicó el Banco de España hace unas semanas en su boletín económico, esta cifra se eleva hasta 1,74 euros recibidos por cada euro aportado.
Paralelamente, diversos medios han publicado que la tasa de sustitución de las pensiones caerá de la media del 80% actual a un 49% del último salario cobrado por el trabajador, en parte debido al impacto de la crisis sanitaria actual sobre el mercado laboral, pero sobre todo debido al envejecimiento progresivo de la población española. De acuerdo con datos del INE, en el año 2023 la esperanza de vida a partir de los 65 años será de 19,73 años para los hombres y de 23,49 años para las mujeres. Estas cifras se irán incrementando hasta 20,75 años para los hombres y 24,44 años para las mujeres en el 2033. Para ese año, el INE calcula que la población de 65 y más años supondría el 25,2% del total de los españoles.
La importancia de las aportaciones periódicas en el largo plazo
Estos datos nos hacen aseverar que son muchos los desafíos que afronta el sistema del pago de las pensiones públicas. También evidencian su necesidad de reforma para corregir los desequilibrios actuales y permitir el acceso a una jubilación digna a las generaciones futuras, aunque desde Buy & Hold ya hemos insistido en numerosas ocasiones en que es necesario planificar la jubilación desde ya, porque no podemos contar con que el sistema público pueda sostenernos llegado el momento.
Sin entrar a valorar el proyecto político que está detrás de esta revisión del Pacto de Toledo, desde Buy & Hold sí que nos permitimos recordar que una manera de sortear las incertidumbres es aferrarse a las certezas. Y, cuando hablamos de ahorro en el muy largo plazo, no hay certeza mayor que la importancia que juegan las rentas periódicas y el interés compuesto.
A muy grandes rasgos, el interés compuesto no es más que el interés generado sobre intereses ya existentes, como explica la CNMV a través de su web didáctica Finanzas para Todos. En ella, se afirma que el tiempo es el mejor aliado del inversor, y estamos totalmente de acuerdo, pues para conseguir una buena renta para la jubilación lo que se necesita es empezar a ahorrar pronto y hacerlo de manera constante, de manera que vayamos sumando nuestras aportaciones periódicas al capital inicial para ir generando nuevos intereses y beneficiarnos del efecto multiplicador del interés compuesto, como puede observarse en este ejemplo didáctico.
Lo ideal es empezar a ahorrar lo antes posible, durante la juventud. Pero esto no significa que quien ya haya superado la treintena haya perdido automáticamente el tren del ahorro. La clave está en empezar a ahorrar cuanto antes mejor, y hacerlo siempre con cantidades constantes durante un largo periodo de tiempo para que el interés compuesto obre su magia.
