El País
El periódico ultrasanchista da fé del enorme éxito de la manifestación de ayer al decir que fue menos concurrida que la de 2017. Como ya hemos explicado, faltaban los socialistas, que se han pasado al separatismo por 8 votos. Menudo cabreo tiene el periódico ultra.
"Decenas de miles de personas rechazan la amnistía en Barcelona". "Feijóo y Abascal rivalizan por el favor de la Cataluña antiindependentista". Mientras, el PSOE traiciona a los antiidependentistas y se une a los separatistas. Esto no es de El País, naturalmente. "Un manifestante presume de haberse fotografiado con los tres (Feijóo, Ayuso y Abascal), como quien colecciona autógrafos de estrellas del rock", dice Miguel González. No hay duda, fue un éxito.
Y lo de Pepa y sus Migueles están nerviosos. "Más allá de la envergadura de la convocatoria, lo que esta tiene de significativo es que demuestra que las heridas que dejó el procés siguen abiertas para una parte de la población muy crítica con cualquier gesto de gracia que pueda ponerse en marcha para perdonar a quienes participaron en la organización del otoño separatista de 2017 y que precipitaron una cadena de episodios que afectaron a la convivencia entre catalanes". Ya se vio ayer lo bien que se ha restaurado la convivencia con todo el separatismo insultando a los manifestantes.
Como explica el editorial, los socialistas no estuvieron porque "necesitan el voto de Junts para la investidura de Pedro Sánchez, que negocia con ellos una amnistía para quienes aún tienen causas pendientes".
"De manera que la capitalización política de la protesta la protagonizaron las derechas españolas con el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, manifestándose por primera vez con el líder de la ultraderecha, Santiago Abascal, inflamados ambos de retórica apocalíptica y antisanchista sin ningún aterrizaje en el tiempo presente, en los seis años transcurridos, en el fracaso del procés y en la realidad compleja y plural de Cataluña y el conjunto de España". Echan las muelas. "Sánchez tiene todo el derecho a negociar con todas las fuerzas que puedan apoyarlo", concluye. Con terroristas, golpistas, ultras, pero el PP no tiene derecho a negociar con Vox.
Cebrián les lleva la contraria y dice que "vaya por delante que en una democracia representativa es normal y lícito, no existiendo una mayoría absoluta, que formaciones menores traten de conformarla entre ellos. Pero no lo es que, a fin de conseguirlo, un partido central para el funcionamiento del sistema acuda al auxilio de otros abiertamente enemigos de la Constitución y las leyes a las que han jurado lealtad y contra las que no cesan de conspirar y no dudan en delinquir".
"Estamos ante el chantaje de los enemigos de la concordia nacional y la unidad del Estado a un demediado líder político que enmascara la avaricia del poder con el servicio a la comunidad". Toma ya.
"No es diálogo someterse al chantaje de un fugitivo de la Justicia a cambio de beneficiar a un poder en ejercicio que no ha recibido el apoyo mayoritario de la ciudadanía. Es una vergüenza, una inmoralidad y, lo que es casi peor, una estupidez. Sánchez ha sido el presidente del gobierno que más ha dividido a los españoles. También a miles de antiguos votantes socialistas y dirigentes del partido, muchos de ellos perseguidos por el franquismo por su lealtad a la democracia de la que ahora disfruta y pretende abusar el propio Sánchez". Ni yo misma lo hubiera expresado mejor.
"Una amnistía concedida en estos términos, rindiendo pleitesía a un delincuente fugado de la justicia, rebelde contra el ordenamiento constitucional al que juró servir, traidor al Estado del que era máximo representante en su comunidad, con el solo fin de colmar las aspiraciones personales de un derrotado en las urnas, sería una ofensa a la dignidad de las instituciones, y una renuncia a los valores éticos y democráticos del socialismo". Veremos si es el último artículo de Cebrián en el periódico ultrasanchista.