No podía dejar de comentar las respuestas que han suscitado entre el clero español las famosas declaraciones del papa Francisco acerca de los límites de la libertad de expresión y la posibilidad de recibir un "puñetazo" si alguien ofende a alguno de estos buenos cristianos.
Dejando al margen lo anti-evangélico de este mensaje (no es asunto de este foro discutir aspectos teológicos o doctrinales), era de esperar que en una organización jerarquizada y autoritaria como la Iglesia Católica surgieran palmeros que corroborasen las bochornosas palabras de Francisco, sobre todo teniendo en cuenta el principio de obediencia sacerdotal que han de cumplir estos clérigos. Nada de pensar, ni de opinar libremente, sólo obedecer.
Hace unos días el obispo Munilla era el primero en hacer la pelota a su "jefe"; no contento con esto, advertía del supuesto "choque de trenes" entre el fundamentalismo islámico y el laicista (nada dijo de los fundamentalismos cristiano, católico, etc). Sí, habéis leído bien, FUNDAMENTALISMO LAICISTA. Este concepto daría que reír si no fuera porque carece totalmente de sentido, dado que no hay un credo o doctrina laicista, y mucho menos un texto revelado o dogmático al respecto, por lo que difícilmente puede existir ahí una interpretación fundamentalista, el señor Munilla debe ilustrarse un poco al respecto. Para añadir más ridículo al asunto, se refirió también en su alocución al concepto de "relativismo laicista". ¿En qué quedamos, monseñor, fundamentalismo o relativismo?
El último (que yo sepa) en someterse a la "doctrina Francisco" ha sido el cardenal Carlos Amigo. En mi ciudad natal (para más inri) ha señalado que LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN NO SE PUEDE UTILIZAR PARA PROVOCAR, acotando esta prohibición al ámbito de las creencias y los sentimientos. Según este concepto tan ambiguo, similar al que sostienen los fundamentalistas y fanáticos de cualquier religión incluido el islam, los humoristas, dibujantes, escritores, cineastas, periodistas, y cualquier ciudadano de un país libre en general, corren el riesgo de recibir el "puñetazo" de turno por parte de uno de estos histéricos religiosos de turno.
He omitido publicar aquí los links a las declaraciones de estos intolerantes, no merece la pena. Para expresar una vez más mi opinión al respecto, sí voy a postear un editorial ejemplar del académico Luis María Anson (nada sospechoso de anticlerical o subversivo) que he leído hoy mismo, lo suscribo al 100%. Una vez más, la Iglesia demuestra estar en la Edad Media en pleno siglo XXI. Qué triste.
http://www.elcultural.es/revista/opinion/Charlie-y-la-libertad-de-expresion/35816