Pues que en lugar de ponerse corto en RV y fallar como tantos otros en el timing, y pensando que la próxima crisis debía de ser, como siempre, de deuda, se puso corto en el bono alemán a 30 años. Eso le daba más margen para esperar a que la catástrofe se manifestase.
Pero ha venido el cisne negro, y los bonos, aparte de servir de refugio, se han revalorizado a la espera del más que seguro "Whatever it takes", pero ahora por parte de Lagarde.
Moraleja: nunca apuestes contra la FED..., ni contra el BCE.