Ha muerto la libertad de contratación

Como diría Groucho Marx en la película Una Noche en la Ópera, la parte contratante de la primera parte...

Abres el móvil, accedes a WhatsApp, y te sueltan un rollo, y al final te dan la opción de tocar aceptar para aceptar sus condiciones.

Pero no sólo WhatsApp, las compañías de telefonía, de luz de agua, etc, todas ellas te ofrecen un conjunto cerrado de condiciones que el usuario ha de aceptar sin que el usuario pueda elegir cual de ellas le conviene, o renunciar al servicio.

Te ponen entre la espada y la pared, si quieres nuestros servicios, será con nuestras condiciones.

Si no aceptásemos las condiciones como borregos (a menudo sin leerlas) esto no pasaría. Está claro que se pueden permitir el lujo de actuar de ese modo porque los clientes se lo permitimos.

Aunque las leas, nosotros somos los responsables de nuestros incumplimientos, de los suyos, el sistema.

David contra Goliath.

Es cierto pero si todos los clientes remasemos en la misma dirección veríamos que tenemos mucho más poder del que creemos. El problema es que ellos saben que nunca (o casi nunca) será así.