Buenos y felices días, ya tardes,
También me alegra mucho que con tu apretada agenda busques un ratito para charlar conmigo y me cuentes los detalles cotidianos de la vida de tus hijos, porque hablas de ellos con un amor, que es un verdadero placer leerte. No soy madre, pero soy hija, -ya he soltado la perogrullada del día, jajaaaa-, y no te imaginas con qué emoción leí el cuaderno que mi madre dejó escrito sobre la infancia de sus hijos. Leyendo con qué amor y sencillez describía cada momento, nuestro primer diente de leche perdido, la preocupación con los primeros síntomas febriles, los relataba en pasado, se ve que cuando estábamos malitos no tenía tiempo de escribir en su libreta, nuestro primer pasito todavía de la mano y los primeros ¡ya solitos!
Ineludiblemente me recuerdas a ella y a veces, tonta de mí, me emociono leyéndote porque pienso en tus hijos el día de mañana, que les pasará lo que me ocurre a mí hoy. También se alegrarán de leer tus textos en referencia a ellos, se reirán con sus propias trastadas y constatarán una vez más tu amor reflejado en lo que les vas dejando escrito. Comprenderán el por qué de aquel inexplicable "no" y sabrán que han tenido el mejor padre que se puede tener. Y darán gracias a Dios por ello.
Los cachorritos son otro mundo, similar pero muy diferente al mismo tiempo. Al fin y al cabo son seres vivos en período de crecimiento y desarrollo de sus facultades, de sus afectos, de sus miedos... Es el momento de aprender a ser, de sentar las bases para ser adultos "de bien". Oye, que suena a broma, pero un perro mal educado se puede convertir con el tiempo en una bestia parda y no dar más que problemas a la sociedad y los dueños de perros tenemos que ser conscientes en todo momento de nuestra responsabilidad.
A veces te da pereza estar todo el día diciendo No, no, no, te entra complejo de Doña NO, de no te menees, como la típica bruja mala del cuento, que solo sabe amargar la fiesta, jajaaaa, pero es por su bien. ¡Qué duro es decir que no frecuentemente! Y qué penita te da, cuando después te miran con esos ojitos como suplicándote que les permitas salir a jugar al barro o seguir mordisqueando el cojín.
Y es que el no poder razonar con ellos es lo que peor llevo, porque no me entienden, porque no se pueden dar cuenta de que algunos noes, son por su bien, la mayoría... Otros son simplemente por el bien de la casa, claro, jajaaaa.
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Me he partido de la risa con tu frase "se abren con el pensamiento" jajaaa. ¡Ay, si vieras cómo tengo los butacones del salón! Siguen esperando pacientemente a que SPAU se haga mayor para ser tapizados de nuevo. ¡Qué paciencia hay que tener, amigo! ;-)
Si subes una foto del "tapete que parece un cuadro de Miró, pero a lo guarro", jajaaa, cómo me he reído con esta descripción y qué familiar me resulta, jajaaaa; me veré obligada a subir una del tapizado "modernista" de mi salón, ¡qué penita, todo hecho jirones!
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Dí que sí, que venga el hada en lugar del ratón. Creo recordar que tuve poco tiempo miedo al ratoncito Pérez, porque una noche -de las "desdentadas"- a mi tía-abuela se le ocurrió poner unas moneditas en un papel de celofán y entre el tintineo de las monedas y el crujir del celofán me desperté y me di cuenta de que el roedor no era más que uno de los adultos de la casa, jajaaa. Deseando de que se me cayera otro diente...
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Si el pequeño dice que sí a todo, estáis de suerte, seguro que ahora come estupendamente, aprovechad a ofrecerle los alimentos que debe tomar y nunca quiere, seguro que contesta que sí, jajaaa, ;-)
Luego empezará con los ¿Por qué? ¿Por qué? Hace tiempo de esto ya, pero admiraba a una amiga, cuya hija era capaz de preguntar 100 veces el por qué de algo y ella encontraba 101 respuestas, con una paciencia e inteligencia increíbles. ¡A mí se me acabaría la inventiva o la imaginación! (Amén de la paciencia evidentemente)
Y cuando ya creías que se habría cansado, juas, estos niños son incansables, volvía y te preguntaba otra vez: ... ¿Y por qué? Y ya nos veías a las dos partidas de la risa como diciendo ¿qué le decimos esta vez? jajaaaa ¡Niños! Viven en su mundo tan felices, ¡dulce inocencia!
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Fijo que el año que viene nos toca a nosotras pillar los constipados, aquí no se salva nadie, jajaaaa. Ahora parece que se ha asentado la primavera y el buen tiempo. ¡Por favor que dure, que hoy hemos pelado a SPAU a dos centímetros y no quiero que se me enfríe! Si es caso, le tendré que poner su chaquetita. Siempre he sido reacia a poner ropa a los animales, me parecía una cursilada, sinceramente, pero lo que hace el no entender, resulta que esta raza, derivada de los bichones malteses clásicos, el Cotón de Túlear, las pasa canutas con el frío y agradece mucho un jerseycito o una chaqueta...
En cualquier caso, espero que ya haya venido el buen tiempo, pero para no irse otra vez, que se me ha hecho largo el invierno... ¡Qué fácil se acostumbra uno a lo bueno! Cuando vivía en Viena, mis cumpleaños, 7 de Abril, los pasaba casi siempre en la nieve... Y ahora, ya ves tú, añorando ir a pasear con los perritos al sol y pasar calor en el campo, en las mismas fechas.
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Lo que te ocurrió en Albarracín, nos pasó a nosotros en Huesca y tienes mucha razón, con alguien de allí que ha vivido muchos años se ven las ciudades y pueblos con otros ojos, los de la experiencia, que suelen ser mucho más interesantes que lo típico de la guía turística "a sueldo", jajaaaaa Parece que estoy hablando de una matona, ;-) y en alguna medida, en ocasiones, causan estragos al corazón las pseudo-informaciones que dan al grupo de turistas.
Ídem cuando vas a visitar un museo, de verlo tú solo a verlo con un especialista, ¡va todo un mundo!
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Me has dejado helada con las quejas por tu bicicleta. Pero ¿qué les puede molestar una bici delante de la entidad? ¡Es que me parece absurdo! Ni quita vista a la oficina, ni da mala imagen, ni estorba en absoluto.
Es cierto que hay gente que se queja por todo, nunca están conformes con los demás, pero quizá sea porque no están conformes ni satisfechos primero con su propia vida y ahí solo un psicólogo puede ayudar, si no son capaces de ayudarse a sí mismos.
Podría llegar a entender tener miedo a un perro que no está con sus amos, que no le conoces de nada, que no sabes si está vacunado o no... pero no atreverse a comer al lado de un chuchito atado, con bozal y sentado bajo la mesa dónde comen sus dueños, la verdad me cuesta creerlo.
Comprendo que en restaurantes super lujosos, de los que nos gustan a la mayoría de las mujeres, -que ya te he leído ya, jajaaa, te aseguro que a una cubertería de plata y un mantel de hilo, nos gusta también que le acompañen unas buenas viandas, jajaaa-, pues comprendo, como te decía, que un perro no pinte nada, puede rasgar la alfombra o hacerse sus necesidades en ella y destrozarla. No me imagino a mis chuchines en la alfombra del Palace de Madrid, bajo la preciosa y típica cúpula de cristal, mordisqueando sus arabescos, jajaaaa. Entendería que se quejaran, no ya tanto los clientes, como los trabajadores del hotel que iban a tener que dar muchas explicaciones al respecto.
Pero si el local está acondicionado para que entren animalitos, no sé el motivo de queja de los comensales. Los dueños de perros muchas veces nos sentimos marginados, excluídos de muchos sitios, hoteles, restaurantes, bares, cafeterías y lo que es peor e incomprensible, de muchas terrazas, plazas, sitios abiertos... ¡Es que ya no podemos ni ir a muchos campos! Menos mal que en nuestra zona, no solo se permiten, sino que son bienvenidos y queridos...
Me uno a tu exclamación dando un viva a la gente comprensiva, a los responsables y a los que buscan la paz y la concordia ante todo. ¡¡Viva!!
Un abrazo afectuoso para tí y tu preciosa familia.
Hablando de chuchis, me tomo un cafecito y me voy a dar el primer paseíto vespertino.
¡Hasta pronto!