Este jueves comienza la tradicional reunión de Jackson Hole organizada por la Reserva Federal (Fed), el supervisor de los mercados de Estados Unidos. Un encuentro en el que históricamente se ha marcado el rumbo de la política monetaria estadounidense. Aunque hasta el viernes no se celebrará el discurso de Jerome Powell, hoy ya han dado comienzao las primeras charlas y los coloquios.
Hay cierta expectación por los temas que se puedan tratar. En especial, tras conocerse algunas declaraciones de miembros de la Fed que piden comenzar a acabar con los milmillonarios estímulos monetarios que viene realizando la institución para paliar los efectos de la Covid.
¿Fin de los estímulos monetarios o más gasolina para la reactivación? Es el debate, que cuenta con adeptos a partes iguales. No obstante, desde Wall Street se espera que los estímulos no paren, una estratategia que le serviría para seguir en máximos anuales.
Sin embargo, en este Jackson Hole, el primero de manera presencial tras la pandemia, no contará con todos los representantes de primer nivel que suelen acudir al hotel de este valle apartado de las montañas de Wyoming.
Sorprende la ausencia del gobernador del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey, y y la de la gobernadora de BCE, Christine Lagarde, a la tradicional reunión de banqueros y académicos que se celebrará hasta el 28 de agosto de forma presencial.
Tras un descafeinado encuentro en 2020 marcado por el uso de la videoconferencia debido a las restricciones puestas en marcha para hacer frente a la pandemia, había una gran expectativa por ver juntos de nuevo a los principales responsables de la política monetaria mundial, en una cita anual que se viene desarrollando desde 1982.
Anuncios en Jackson Hole
Hasta 1989 los banqueros centrales estadounidenses iban sólo como invitados a estas conferencias organizadas por la Reserva Federal de Kansas, pero ese año Alan Greenspan actuó como ponente y desde entonces los mercados financieros se han mostrado muy interesados en todo lo que se comenta allí.
El año pasado Jerome Powell aprovechó esta cita para afirmar el interés de la Fed en "lograr una inflación promedio del 2% a largo plazo". También se recuerda a Draghi en 2014 explicando su plan de compra de deuda.
Y este año también se espera con interés, aunque esta vez sea acerca de un posible anuncio de tapering (reducción de las compras de deuda y, en general, un endurecimiento de la ultra-laxa política monetaria actual). Un anuncio así a finales de agosto para las bolsas podría implicar mucha volatilidad.
No parece que la ausencia de los gobernadores del BOE y del BCE tengan que ver con este posible anuncio ya que el Bank of England es una de las entidades más abiertas a normalizar la política monetaria de su país, por lo que se supone apoyaría un movimiento similar de la Fed.
Lagarde, tras las últimas decisiones de BCE, sí que parece más proclive a continuar con la misma política monetaria sin pensar en echar el freno a las compras de deuda.
Comienzo del 'tapering'
Si bien es cierto que la economía eurozonera se puede ver muy afectada por lo que decida hacer la Fed ya que si el dólar se fortalece (algo probable si hay tapering) el euro se debilitará más, lo que supondría que importaremos inflación en un momento de IPCs bastante altos.
No obstante, según Link Securities es poco probable que haya ningún cambio en la política monetaria de la Fed antes de saber el impacto en la economía que la última ola de virus está dejando en la economía norteamericana, lo que retrasaría, mínimo, a septiembre la toma de cualquier decisión.
Dos extractos de declaraciones de la semana pasada de Jerome Powell parecen confirmar eso: “la pandemia todavía está proyectando una sombra sobre la actividad económica; todavía afecta mucho y no se puede declarar la victoria sobre ella”.
Y, sobre todo, esta: “aún no está claro si la cepa Delta del coronavirus tendrá efectos importantes en la economía; tendremos que verlo”. Estas palabras a diez días del comienzo de la reunión de Jackson Hole quitan la razón a los que piensan que puede haber un anuncio importante, o al menos inmediato.
Sin embargo, la lectura de las actas de la reunión de julio que conocimos el pasado miércoles, parece indicar que la mayoría de los miembros sí estarían a favor no sólo de reducir el ritmo de compra de activos, incluso de empezar a hacerlo este mismo año.
Inestabilidad en las bolsas
Aunque hay que tener en cuenta que eso se dijo en el comité de julio, y en estas semanas la incidencia del Covid-19 ha aumentado: incluso Goldman Sachs ha avisado de su posible impacto económico a la baja destacando el peligro de la variante Delta.
Los inversores saben que antes o después habrá un anuncio de tapering de la Fed, pero lo que descuenta la euforia de las bolsas y la baja rentabilidad de la renta fija es que el calendario será flexible y largo, y siempre sujeto a un posible cambio de rumbo si las cifras económicas dejan de ser tan buenas.
Todo lo que no sea algo en esta línea puede empujar las bolsas a la baja, las rentabilidades al alza y fortalecer al dólar. Reacción que ya vimos en Wall Street el miércoles, y que se prolongó el jueves al resto de mercados, tras la lectura de las últimas actas de la Fed.
En cualquier caso, eso se debatiría en las próximas reuniones de la FOMC (comité de política monetaria de la Fed) y, aunque todos se esforzarán en la búsqueda de pistas en los discursos que se escucharán en Jackson Hole, hasta el 22 de septiembre no tendremos algo concreto con la próxima reunión de la Fed.