Con una recesión a las puertas, la Reserva Federal de Estados Unidos se da cita hoy para plantar cara, o intentarlo, a una inflación que sigue desbocada y una deuda soberana en caída libre, mientras que su rentabilidad, que se mueve de forma inversa, sigue al alza y revalidando día a día sus máximos.
El consenso de los expertos prevé un alza de 75 puntos básicos en los tipos, para dejarlos en una horquilla del 3% al 3,5%. De confirmarse será la tercera subida consecutiva de igual cuantía, pero se ha elevado hasta el 20% el porcentaje de firmas de análisis que no descarta que el aumento escale hasta los 100 puntos básicos. Una probabilidad que ha ido en aumento tras conocer que la inflación de agosto se situó en el 8,3%, por encima de las estimaciones de los economistas, y que la subyacente, lejos de bajar, aumentó desde el 5,9% al 6,3%. De llegar a producirse una subida tan agresiva, sería el primer movimiento de este tipo por parte de la Fed desde la década de los ochenta.