Los 'espíritus animales' acercan al S&P a la mayor subida de su historia
Puede parecer rutinario, y lo es, anunciar cada semana, o más bien casi cada día, nuevos hitos históricos en las Bolsas, pero es inevitable hacerlo cuando vivimos tiempos tan extraordinarios como los que, tal vez sin darnos cuenta, estamos viendo actualmente en las Bolsas.
El viernes, primer día de marzo, empezó con un nuevo récord histórico del Nikkei en Japón, continuó en la zona euro con el Dax alemán en nuevos máximos históricos y el Cac francés muy cerca de ellos, y finalizó en Estados Unidos con el S&P y el Nasdaq cerrando ambos en su nivel más alto de la historia.
A partir de ahí, el S&P cerró el pasado viernes por encima de los 5.100 puntos por primera vez en su historia, y el Nasdaq superó su anterior récord histórico, que había tenido lugar hace dos años, en el 2021, en plena “burbuja poscovid”. Todo ello tras un mes de febrero espectacular y tras una semana última de febrero en la que el Nasdaq subió un 1,8%, el S&P un 1%, el Nikkei un 2,8%, el Dax un 1,8% y el Eurostoxx un 0,5%. Las excepciones han sido nuestro Ibex, con una caída semanal del 0,6% y el Dow Jones con un ligero descenso del 0,14%.
El S&P ha registrado subidas en 16 de las 18 últimas semanas, algo no visto desde 1971, es decir, hace más de medio siglo, pero es que, además, si se toma en cuenta la escala de las subidas, es decir, si analizamos el porcentaje de revalorización de las subidas semanales, estamos ya probablemente ante el mayor rally bursátil de la historia, ya que en el de hace 53 años hubo alguna semana con ganancias casi imperceptibles.
En esta impresionante escalada han tenido mucho que ver, de nuevo, las tecnológicas, que han retomado el liderazgo del mercado, con valores como Salesforce, subiendo más del 8% la semana pasada, si bien esta vez la participación de otros valores no tecnológicos también se ha notado, como muestran las subidas semanales superiores al 3% de Disney, Home Depot y Caterpillar, entre otros. En febrero hemos visto subidas del 28,6% para Nvidia y 25,6% para Meta Platforms, pero también han subido otros valores como Ralph Lauren un 29,4% o Constellation Energy un 38,1%.
La explicación simple de esta subida histórica es que los llamados espíritus animales (“animal spirits”) de los inversores han vuelto al mercado, de forma similar a como lo hicieron en 2021 tras la pandemia. Por definición, los espíritus animales no se guían por el razonamiento, sino por el instinto, y en esta ocasión el instinto, igual que en el 2021, es que en la tecnología hay mucho que ganar, aunque no se entienda muy bien cómo. Ese instinto está también detrás de la fuerte subida del bitcoin, que el jueves pasado superaba los 63 mil dólares, camino de los máximos históricos.
Hay que recordar que en la primera mitad de 2021, las tecnológicas también batían récords día tras día y que asistimos a episodios tan absurdos como el de WeWork, que luego se desplomó a partir de mitad de año, o como la subida vertical de las llamadas “meme stocks”, empresas que no valían nada, como GameStop o AMC Entertainment Holdings, pero que se dispararon en Bolsa por la acción coordinada de un grupo de inversores minoristas que operaban en la red social Reddit. El hecho de que GameStop, que a fecha hoy sigue perdiendo dinero, haya subido la semana pasada un 10,6% o de que Reddit, que por supuesto también pierde dinero, pretenda salir a Bolsa (y seguramente lo conseguirá) con una valoración superior a 6.500 millones de dólares, no hacen sino aumentar el paralelismo con aquella burbuja poscovid que se vivió hace ahora tres años, en los primeros meses de 2021 y que acabó abruptamente en el 2022.
Pero los espíritus animales (“animal spirits”) suelen conectar con algo mucho menos romántico y mucho más prosaico, que es el dinero, la liquidez. En el 2021 los mercados financieros estaban inundados de liquidez tras las macroinyecciones de dinero por un total de más de 15 trillones americanos de dólares, hechas por la Fed y por los restantes Bancos Centrales para contrarrestar el efecto de la pandemia. Ese océano de dinero explica muchos de los excesos de 2021 y podría explicar también, al menos en parte, lo que está sucediendo ahora, porque, a pesar de las subidas de tipos, sigue habiendo mucho dinero en el sistema. Tal vez demasiado dinero porque, conectando con la citada expansión monetaria de 2020 y 2021, la realidad es que esa expansión, que se hizo para compensar los efectos de la pandemia, no se ha retirado más que muy parcialmente. La pandemia ha pasado y la economía, sobre todo la norteamericana, se ha recuperado, pero el dinero que se inyectó, en gran parte sigue ahí.
Por supuesto que en las subidas de las Bolsas están jugando otros factores además de la liquidez. Los resultados empresariales del cuarto trimestre, a punto ya de terminar la temporada de publicación de los mismos, están siendo en general buenos, y los datos macro que salen apuntan a una caída de la inflación y a un mantenimiento de la actividad económica, como por ejemplo el deflactor de gastos personales en Estados Unidos, que se publicó el pasado jueves y que muestra una ligera caída al 2,4% en enero del indicador de la inflación americana preferido por la Fed. Los riesgos geopolíticos parecen contenidos, al acotarse los conflictos de Ucrania y Gaza a las zonas de guerra sin escalar más allá. Por otro lado, la eclosión de la inteligencia artificial generativa no es algo ficticio, sino muy real, y realmente revolucionario, porque, como decía hace poco en Dubái el fundador de Nvidia, Jensen Huang, se trata nada más y nada menos que de cambiar el modelo de producción de la inteligencia, algo que va más allá de cambiar el modelo industrial o energético.
Todo esto hace pensar a algunos que no hay valoraciones excesivas en la renta variable. Hace unos días el famoso gestor Ray Dalio decía, como ya lo hizo en enero el profesor de Wharton Jeremy Siegel, que no hay burbuja en las Bolsas y que las valoraciones de largo plazo son correctas. Es muy difícil saber si esto es así o no, entre otras cosas porque como decía el “maestro” Alan Greenspan, las burbujas sólo se ven cuando ya han estallado. Pero todo indica que, si además de buenos resultados y buenos datos económicos no hubiese un elevado nivel de liquidez en el sistema, las subidas no serían tan estratosféricas.
En economía dicen que el mejor remedio para los precios altos son los precios altos porque llevan en sí mismos la semilla de futuras caídas. Si esto es así en algún momento llegará una corrección, pero saber cuándo llega ese momento es misión imposible. Lo que sí podemos pensar es que la corrección será mayor cuanto más duren y más grandes sean las subidas actuales. Porque junto a los mencionados datos positivos hay otros que no lo son tanto, como el ISM de manufacturas americano publicado el viernes, que muestra contracción en febrero (47,8 bajando desde el 49,5 de enero) o el sentimiento del consumidor de la Universidad de Michigan publicado hace unos días que cae a 76,9 puntos, por debajo de la estimación de 79,6 y por debajo de los 79 puntos de enero.
A todo esto hay que añadir que el petróleo está otra vez a 80 dólares, en su variante del crudo ligero americano (WTI), por primera vez en cuatro meses, confirmando que la última milla de la inflación, la que va del 3% al 2%, va a ser un poco complicada.Esta semana hay bastantes datos económicos, como el ISM americano de servicios de enero, el Beige Book, la balanza de pagos japonesa de enero o la producción industrial alemana también de enero, y hay además reunión del BCE el jueves. Pero el foco seguramente va a estar el miércoles en el informe semianual ante el Congreso del presidente de la Fed, Jerome Powell, y en el informe de empleo americano en febrero que se publica el viernes. Es importante ver si Powell está o no cómodo con los récords casi diarios de las Bolsas y es importante ver si el mercado laboral norteamericano sigue fuerte.
Es muy difícil saber hasta dónde va a llegar el rally actual y es difícil también que termine la euforia mientras haya dinero disponible. Pero, como decíamos, el mejor remedio, tal vez el único remedio, para los precios altos son, precisamente, los precios altos.