Las tecnólogicas conducen al S&P a los 5000, con el bono en el 4,20%
A pesar de que la semana empezó regular, tras la entrevista de Jerome Powell en una televisión americana en la que recordaba, una vez más, que los inversores están siendo demasiado optimistas en relación con las bajadas de tipos, lo cierto es que el pasado viernes el S&P lograba, por fin, cerrar por encima de los 5.000 puntos, encadenando su quinta semana consecutiva de subidas y dejando además para la historia una nueva referencia, la de haber subido todas y cada una de las últimas quince semanas, con la única excepción de la primera de enero.
Esa impresionante racha de subidas tiene mucho que ver con las tecnológicas, que tras su mini corrección de los primeros días de enero, han vuelto a liderar las subidas. Si la semana pasada fueron Meta y Amazon las que destacaron, esta semana las protagonistas han sido las empresas vinculadas a la inteligencia artificial. Impulsadas por los resultados de ARM Holdings, la firma inglesa de diseño de chips lanzada a Bolsa por SoftBank el pasado septiembre, Nvidia ha subido un 9% en la semana, Qualcomm un 6,5%, Microsoft un 2,3% y Alphabet un 4,65%, por citar solo algunas. La propia AMR ha sido el caso más espectacular, con una subida el jueves de casi el 50% tras publicar sus cifras y una subida semanal del 62,3% y ha habido compañías como Palantir con subidas superiores al 40%.
Ese predominio de las tecnológicas se ha traducido en que el Nasdaq, que el viernes pasado llegó a superar los 16.000 puntos, ha sido de nuevo el mejor índice, con una subida semanal del 2,3% frente a las subidas más modestas del 1,3% para el S&P y el Eurostoxx y de prácticamente cero para el Dow Jones. En nuestro caso el Ibex ha bajado un 1,6% en la semana y es el único índice europeo grande en rojo en lo que va de año, con una caída del 2%.
De alguna forma el mercado ha decidido aparcar por el momento el debate sobre los tipos de interés y centrarse en la innovación como motor de la creación de valor, lo que está conduciendo de nuevo a una cierta sobrevaloración de las tecnológicas, sobre todo las asociadas a la inteligencia artificial, lo que ahora se denomina MNM o Mag3, nuevos acrónimos para designar a las tres compañías más exitosas del último año, Meta, Nvidia y Microsoft. Nvidia cotiza a 95 veces beneficios, Microsoft a 38 veces, y Meta a 31. Pero más allá de esos “tres magníficos” hay casos todavía más extremos, como el de la ya citada ARM Holdings, nada más y nada menos que a 560 veces beneficios. Y sin llegar a tanto, Alphabet cotiza a 25 veces beneficios, a pesar de estar muy cuestionada por una parte de los analistas.
El sentimiento de mercado es, por tanto, superpositivo y está ya en territorio de “codicia extrema” (‘extreme greed’) según el indicador que publica la CNN, siendo así que a principios de octubre pasado, cuando se inició la subida, estaba en territorio de “miedo extremo” (‘extreme fear’) y eso explica, por ejemplo, que empresas como Netflix, que llegaron a tener caídas importantes en el 2022 y que llegaron a cotizar con multiplicadores de beneficios de un dígito, coticen ahora con un PER que en el caso de Netflix es de 46 veces beneficios.
Este sentimiento tan positivo está vinculado a la presentación de resultados que, en general, muestra cómo las tecnológicas siguen ganando valor y siguen teniendo proyecciones de ventas y beneficios muy buenas, siendo claramente ganadoras a futuro. Esto es algo que en estos comentarios nunca hemos puesto en duda, y que tenemos muy claro, pero la pregunta es si, a la vista de los multiplicadores de beneficios antes mencionados y a la vista de las espectaculares subidas de sus cotizaciones, no se está descontando ese futuro de manera demasiado rápida y demasiado exagerada.
Jeremy Siegel, autor de libro Stocks for the long run y profesor de Wharton, famoso desde hace décadas por su visión alcista de las Bolsas, que por cierto, se ha demostrado acertada, decía el pasado viernes en la CNBC que el S&P a 5.000 no está caro. En su opinión, un PER de 23 veces sobre los beneficios estimados para este año 2024, no es caro y no puede decirse que haya una burbuja en la Bolsa. Bien es verdad que Siegel siempre advierte que él habla pensando en el largo plazo.
Las Bolsas europeas cotizan con un multiplicador mucho más moderado, en 12 veces beneficios y, si nos olvidamos de los muchos problemas de la vieja Europa y de su estancamiento económico crónico, podríamos hacer una apuesta por compañías europeas, sobre todo las que, como L'Oréal la semana pasada, corrigen con fuerza tras presentar resultados, pero tienen buenas perspectivas de largo plazo.
En definitiva, tras haber conseguido el ansiado nivel de los 5.000 puntos, todo apunta a nuevas alzas movidas por el “efecto llamada” que tiene siempre la consecución de este tipo de hitos. Recordemos que en el año 2021, tras superar los 4.000 puntos en abril, el S&P siguió subiendo hasta casi los 4.800 a principios de diciembre, entrando luego en la corrección que le llevó hasta los 3.600 puntos en septiembre de 2022. Pero hay cosas que nos mueven a la cautela, como la situación de la banca regional americana, con su exposición al “comercial real estate”, o la persistente crisis de la economía china con el gobierno chino interviniendo directamente en la Bolsa para frenar la caída, y con los precios en deflación o la caída del comercio internacional evidenciada pro las cuentas de Maersk, o la propia sobrevaloración de las tecnológicas que ya hemos comentado.
Si conectamos con la idea de Nassim Taleb, a la que aludíamos la semana pasada, de situar el riesgo principal en la creciente deuda soberana, incluida la de Estados Unidos, el problema podría venir por la subida de los tipos largos y, en este sentido, el bono del Tesoro americano a diez años (T bond) vuelve a estar cerca del 4,20%. Esta semana es importante en este sentido porque se publica el martes la inflación americana de enero, que se espera sea buena, y el viernes el Índice de precios de producción. Se publican también las ventas minoristas de enero en Estados Unidos, el índice de sentimiento del consumidor de la Universidad de Michigan y numerosos resultados, entre ellos los de Coca Cola, AirBnb, Cisco y Coinbase, y en Europa, Renault o Airbus.
Dado el sentimiento de mercado lo normal es que las alzas sigan, aunque más moderadamente, pero cualquier pequeña decepción o sorpresa puede romper ese sentimiento de extrema complacencia, una complacencia que no parece gustar mucho a Jerome Powell.