A ver si durante este mes o el que viene conocemos finalmente el laudo del arbitraje, y si, como pide el BBVA, se eliminan las restricciones a la libre disponibilidad de las acciones de DCN. En caso contrario la capacidad de negociación del BBVA para desprenderse de su casi 76% quedaría extremadamente limitada. Recordemos además que el BCE no ve con buenos ojos que la entidad bancaria tenga tanto peso en un desarrollo inmobiliario de esta envergadura, con lo que la presión para su salida es y será importante. Recordemos también que el laudo dictado será firme y vinculante para las partes, y en caso de discordancia solo cabría recurso ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) para intentar anularlo, lo cual, en mi opinión sería el peor de los escenarios.
No cabe duda que una resolución en contra del BBVA sería lo más conveniente para los intereses de GSJ, que de alguna manera ha unido sus intereses a los de Merlin. En caso de que así fuera podríamos comprobar si esos 300MM€ tendrían como fin último aumentar la participación en el proyecto, o incluso recuperar de alguna manera el 14,45% que vendió la compañía presidida por Ismael Clemente.
Es igualmente posible que los hechos que acontezcan a partir de ese momento acaben por dar explicación a la polémica operación de finales de octubre de 2019, que casi tres años después todavía nadie entiende, ni el mercado ni mucho menos los atormentados accionistas ajenos a la familia Rey. Uno puede entender que la venta del 14,45% de MNN limpió de un plumazo el endeudamiento de la compañía, pero no es menos cierto que permitió a su vez a la familia Rey seguir con el control, evitando que salieran al mercado una significativa cantidad de nuevas acciones del préstamo participativo, pagándolas con la caja social a 6,7€/acción, por cierto, un 75% más caras de lo que están ahora.
El tiempo ha demostrado desgraciadamente que fue una operación que produjo un gran beneficio particular a la familia Rey medido en términos de control, al que hay que incluir un suculento bonus auto concedido unos días después de la consumación de la operación, pero que ha acabado siendo un absoluto desastre para el resto de los accionistas, con una destrucción de valor de casi un 50% en tres años. Y además, sigo sin entender ¿A qué vinieron esos 86MM€ que Merlín prestó a GSJ a cambio de dejar en prenda el 10% que GSJ seguía manteniendo en el macroproyecto? ¿Ha entendido el mercado que GSJ va a vender también ese 10% en el futuro o que lo tiene hipotecado? Esos fondos ni los necesitaba ni los necesita, de hecho tiene disponibilidades financieras por más de 300MM€. Fue algo absurdo.
Vamos a confiar en que en cuestión de semanas se dirima el asunto, y podamos encajar las piezas que le faltan al puzle. Como he dicho, lo ideal sería un laudo contrario a BBVA, que BBVA y Merlín se sienten a negociar y lleguen a un acuerdo razonable para vender ese 76%, y ya por pedir, que GSJ pueda invertir ese exceso de caja en aumentar sensiblemente su 10%. De esta forma se dejaría claro de una vez por todas cuál va a ser la apuesta estratégica para los próximos veinte años. Estoy seguro que el mercado miraría entonces a la compañía con otros ojos.