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Gestión Pasiva

La gestión pasiva es un enfoque de inversión en el que se busca replicar el rendimiento de un índice o mercado en particular, en lugar de tratar de superarlo. Los fondos indexados y los ETFs (fondos cotizados en bolsa) son algunos de los productos de inversión más comunes que utilizan la gestión pasiva.

La gestión pasiva es un enfoque o estrategia de inversión que busca replicar el rendimiento de un índice bursátil de referencia o mercado en lugar de intentar superarlo. Este enfoque es menos activo que la gestión activa, de ahí su nombre, ya que los gestores de fondos no realizan investigaciones detalladas ni toman decisiones de inversión específicas para seleccionar activos individuales. En lugar de ello, la gestión pasiva busca replicar de manera eficiente el rendimiento del mercado mediante la inversión en una cartera diversificada de activos que refleje un índice de referencia.

Este enfoque de inversión se basa en la creencia de que, a largo plazo, es difícil, si no imposible, superar de manera consistente el rendimiento del mercado a través de la selección activa de activos. Por tanto, la gestión pasiva se centra en reducir al mínimo los costes y riesgos asociados con la inversión, al tiempo que ofrece un rendimiento similar al del mercado de referencia.

Uno de los principales instrumentos de inversión pasiva son los fondos cotizados (ETF) y los fondos de inversión indexados. Estos fondos están diseñados para replicar el rendimiento de un índice específico, como el S&P 500, el FTSE 100 o el IBEX 35, mediante la inversión en una cartera de activos que represente las participaciones en ese índice.

Una curiosidad sobre la gestión pasiva es que, a pesar de su enfoque menos activo, ha ganado popularidad en las últimas décadas, en parte debido a las investigaciones que sugieren que muchos gestores activos no logran superar de manera consistente el rendimiento del mercado después de tener en cuenta sus costes. Además, la gestión pasiva suele ser más rentable para los inversores, ya que los costes asociados, como las comisiones de gestión y las tarifas de transacción, suelen ser más bajos que en la gestión activa.

Otra particularidad de la gestión pasiva es su importancia en el auge de la inversión sostenible y responsable. Dado que los fondos indexados y los ETF siguen un enfoque de inversión basado en reglas, es posible diseñar productos de inversión pasiva que incorporen criterios de sostenibilidad y responsabilidad, como los fondos que replican índices de empresas con buenas prácticas medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG).

Características de la gestión pasiva


Continuando con el tema de la gestión pasiva en bolsa, es importante destacar algunas de sus características principales. Este enfoque de inversión es menos activo que su contraparte, la gestión activa, y se centra en replicar el rendimiento de un índice de referencia o mercado en lugar de intentar superarlo.

Una de las características clave de la gestión pasiva es su enfoque en la eficiencia de costes. Al replicar un índice, la gestión pasiva evita los costes asociados con la investigación de mercado, la selección de activos y la realización de operaciones frecuentes. Esto resulta en tarifas y comisiones más bajas para los inversores en comparación con la gestión activa.

Otra característica importante es la diversificación. Al seguir un índice de referencia, los fondos de inversión pasiva invierten en una amplia variedad de activos que representan el mercado en su conjunto. Esta diversificación ayuda a minimizar los riesgos y ofrece una exposición equilibrada a diferentes sectores y regiones.

La gestión pasiva también se caracteriza por su transparencia. Dado que los fondos pasivos siguen un enfoque basado en reglas, los inversores tienen una visión clara de cómo se compone la cartera y cómo se ajusta a lo largo del tiempo en función de los cambios en el índice de referencia.

Además, la gestión pasiva suele ofrecer una menor volatilidad en comparación con la gestión activa, ya que sigue de cerca el rendimiento del índice de referencia. Esto puede resultar en una experiencia de inversión más estable y predecible para los inversores.

Por último, la gestión pasiva ha sido un motor importante en el crecimiento de la inversión sostenible y responsable. Los fondos pasivos pueden incorporar criterios de sostenibilidad y responsabilidad en sus reglas de inversión, permitiendo a los inversores acceder a productos que reflejen sus valores y objetivos en términos de impacto medioambiental, social y de gobernanza.

Ventajas y desventajas de la gestión pasiva


Siguiendo con el tema de la gestión pasiva en bolsa, podemos resaltar algunas ventajas y desventajas de este enfoque de inversión en comparación con la gestión activa. Conocer estos aspectos resulta útil para tomar decisiones informadas sobre qué estrategia de inversión se adapta mejor a nuestras necesidades y objetivos financieros.

Entre las principales ventajas de la gestión pasiva, encontramos:

  • Costes más bajos: Al replicar un índice de referencia, los costes asociados con la investigación, la selección de activos y las operaciones frecuentes son menores. Esto se traduce en tarifas y comisiones más bajas para los inversores.
  • Diversificación: Los fondos de inversión pasiva invierten en una amplia variedad de activos que representan el mercado en su conjunto, lo que ayuda a minimizar los riesgos y ofrece una exposición equilibrada a diferentes sectores y regiones.
  • Transparencia: La gestión pasiva sigue un enfoque basado en reglas, lo que proporciona a los inversores una visión clara de la composición de la cartera y su ajuste a lo largo del tiempo en función de los cambios en el índice de referencia.
  • Menor volatilidad: Al seguir de cerca el rendimiento del índice de referencia, la gestión pasiva suele ofrecer una menor volatilidad en comparación con la gestión activa, lo que puede resultar en una experiencia de inversión más estable y predecible.

No obstante, la gestión pasiva también tiene algunas desventajas:

  • Limitación de rendimiento: Al replicar un índice, los fondos pasivos no pueden superar el rendimiento de dicho índice. Por lo tanto, los inversores no pueden beneficiarse de la posible habilidad de un gestor activo para obtener rendimientos superiores al mercado.
  • Menor flexibilidad: La gestión pasiva sigue un enfoque basado en reglas, lo que limita la capacidad del gestor del fondo para adaptarse rápidamente a cambios en el mercado o aprovechar oportunidades específicas de inversión.
  • Exposición a empresas sobrevaloradas: Al seguir un índice de referencia, los fondos pasivos pueden tener una exposición involuntaria a empresas sobrevaloradas, ya que el índice está ponderado por capitalización bursátil.

¿Es mejor la gestión pasiva o la gestión activa?


Habiendo analizado previamente los conceptos de gestión pasiva y gestión activa, así como sus características, ventajas y desventajas, es común preguntarse cuál de las dos estrategias de inversión es mejor. La respuesta a esta cuestión no es única, ya que la elección entre gestión activa y gestión pasiva dependerá de diversos factores relacionados con los objetivos de inversión, el perfil de riesgo, el horizonte temporal y las preferencias individuales de cada inversor.

La gestión activa puede ser más adecuada para aquellos inversores que buscan obtener rentabilidades superiores a las del mercado, mediante la selección y seguimiento de activos financieros específicos. Este enfoque requiere confiar en la habilidad del gestor para identificar oportunidades y gestionar el riesgo de manera eficiente. Sin embargo, cabe recordar que la gestión activa suele implicar costes y comisiones más altos, y no siempre garantiza un rendimiento superior al índice de referencia.

Por otro lado, la gestión pasiva puede resultar más atractiva para aquellos inversores que prefieren un enfoque más conservador y de menor coste. Al replicar el rendimiento de un índice de referencia, la gestión pasiva suele tener costes más bajos y ofrece una mayor diversificación, lo que puede ser especialmente interesante para inversores con un perfil de riesgo más moderado o aquellos que no cuentan con el tiempo y los recursos para supervisar activamente su cartera de inversiones.

En conclusión, no existe una respuesta única a la pregunta de si la gestión activa o la gestión pasiva es mejor, ya que ambas estrategias de inversión presentan ventajas y desventajas. La elección entre una u otra dependerá de las circunstancias específicas y las preferencias de cada inversor.

Ejemplo de gestión pasiva


En consonancia con lo que hemos expuesto sobre la gestión pasiva en bolsa, podemos mencionar un ejemplo concreto que ayudará a ilustrar este enfoque de inversión y a entender cómo funciona en la práctica.

Un ejemplo clásico de gestión pasiva es la inversión en fondos cotizados o ETFs (Exchange Traded Funds) que replican el índice S&P 500. El S&P 500 es un índice ponderado por capitalización bursátil compuesto por las 500 mayores empresas cotizadas en los Estados Unidos. Al invertir en un ETF que sigue este índice, como el SPDR S&P 500 ETF (ticker: SPY), los inversores están adoptando un enfoque pasivo de inversión.

En este caso, el objetivo del fondo es imitar el rendimiento del índice S&P 500, lo que significa que la cartera del fondo estará compuesta por las mismas acciones y en las mismas proporciones que el índice. Al replicar la composición del índice, el fondo no busca superar el rendimiento del mercado, sino simplemente seguirlo lo más cerca posible.

El SPY es solo un ejemplo de un fondo de inversión pasiva que sigue un índice de referencia. Existen muchos otros ETFs y fondos índice que replican diferentes índices bursátiles, bonos u otros activos, permitiendo a los inversores diversificar sus carteras y ajustar su exposición al mercado según sus objetivos y tolerancia al riesgo.
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Gestión Pasiva, Francisco Coll, 31 de mayo del '23, Rankia.com

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