Fue un instrumento de política monetaria que pasó a ser sólo instrumento financiero, porque el gobierno para financiar a bajo coste el creciente déficit de Estado declaró opacos fiscalmente a estos títulos, lo que lleva consigo un menor tipo de interés que las Letras del Tesoro (títulos que sustituyeron a los pagarés).
Les interesaba a aquellos con dinero negro para poder aflorarlo, pero a los 2 ó 3 años, en 1992 se deciden dejar de emitir.
Para retirar los que estaban en circulación se emitió la “deuda especial del Estado” caracterizada por emitirse al tirón por la DGTPF, amortizables en 6 años, el redescuento era del 2% libre de impuestos, no se podía transmitir con otros miembros del mercado (si bien podían anotarse en cuenta y se podían transmitir sólo entre persona jurídicas).
A partir de 1994 se terminaron de amortizar los pagarés y la Deuda Especial se terminó de amortizarse en 1997.
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