En los círculos de entusiastas de las criptomonedas son bien conocidos los “maximalistas del Bitcoin”. La idea central del maximalismo es que el Bitcoin es la única criptomoneda que tiene sentido y que todas las demás apenas aportan valor y acabarán desapareciendo o siendo reemplazadas por el Bitcoin. Esta sería la postura más radical y sus proponentes suelen ser bastante belicosos en las redes sociales. Existe también un maximalismo más moderado que admite la potencial utilidad de algunas otras criptomonedas, pero siempre supeditadas a la dominancia del Bitcoin.
En este artículo vamos a detallar los razonamientos que justifican la posición maximalista, en particular como reserva de valor. Dicho de otra manera, los motivos para considerarlo en primer lugar como “oro digital”, ya sea en su faceta de valor refugio o de inversión a medio plazo, con menor riesgo que otras criptomonedas. Creemos que estos argumentos son mayormente válidos y que por ello el Bitcoin es la criptomoneda más interesante y la primera a considerar por cualquier inversor interesado en incluir criptomonedas en su cartera, pero lego en la materia. Por supuesto este artículo es de opinión y no constituye consejo de inversión.
El caso de Ethereum.
El Ether (éter) o la red Ethereum es la segunda criptomoneda por capitalización y en algunas métricas puede superar al Bitcoin. Sin embargo es un caso especial, que podemos decir no compite con el Bitcoin. En particular no pretende ser una forma de dinero como medio de intercambio ni como reserva de valor. Es planteable como inversión, pero poco comparable con el Bitcoin. Por poner una analogía invertir en bitcoins sería como invertir en oro, e invertir en ethers sería como invertir en acciones de biotecnología. Como potencial inversión son dos propuestas muy diferentes y no las vamos a comparar. En este artículo nos referimos principalmente a resto de criptomonedas excluyendo a Ethereum o similares, ya que la mayoría son copias más o menos directas del Bitcoin y potenciales competidoras en cuando al concepto de “dinero digital”.
Ventajas de ser la primera.
Gran parte de las ventajas del Bitcoin provienen directa o indirectamente de ser la primera criptomoneda que se inventó, y durante sus primeros años, la única. Vamos a detallar algunas.
Reconocimiento de marca.
El público en general no conoce mucho de criptomonedas, pero para quien al menos ha oído hablar de ellas, lo más probable es que haya sido el Bitcoin la que recuerda. Buscando en Google podemos ver que hay 582 millones de resultados para la palabra Bitcoin, mientras que Ethereum solo tiene 187 millones, y la tercera, XRP/Ripple 127.
Efectos de red.
De forma similar a cómo ocurre con las redes sociales, la red que tiene mayor número de usuarios tiende a crecer más y ponerlo muy difícil a redes competidoras, porque la principal motivación para usar una determinada red es que en ella estén aquellas personas con quienes queremos interactuar. Así por ejemplo si un comercio decide aceptar criptomonedas, la primera que va a considerar es el Bitcoin porque es la más popular y mayor número de potenciales clientes la poseen y pueden querer usarla para compras. Un caso curioso son las “sueltas desde el aire”, en las que una nueva criptomoneda se ofrece gratis a quienes ya tienen bitcoins. Los maximalistas las venden y con lo obtenido compran más bitcoins, de forma que incluso las competidoras ayudan a reforzar el Bitcoin.
Capitalización y liquidez del mercado
Actualmente la capitalización del Bitcoin es alrededor del 50% del total de criptomonedas. Hasta 2017 representaba el 80% o más, y aunque ha llegado a caer puntualmente hasta el 35% sigue manteniendo una distancia considerable respecto a la segunda y tercera.
Este es un criterio importante de cara a su consideración por inversores institucionales y en general para ser la primera en ser utilizada por el sistema financiero tradicional. Prueba de ello es que, por ejemplo, ha sido la primera y única hasta ahora en cotizar en el mercado de futuros de Chicago. Entre otras ventajas, también le confiere menor volatilidad relativa.
Criptodivisa puente y refugio.
El Bitcoin ocupa un lugar similar al del dólar respecto a otras divisas: no siempre podemos cambiar una divisa por otra, pero siempre podemos cambiar cualquiera de ellas por dólares. Existen unas 2.000 criptomonedas. Naturalmente la inmensa mayoría tienen un uso y capitalización muy reducidos, de forma que muy pocos servicios de intercambio las ofrecen. Por diversas razones los servicios de intercambio que las soportan no les resulta rentable ofrecer cruces con divisas tradicionales, sino que se intercambian solo por bitcoins, con lo cual hay que adquirir bitcoins primero para poderlas comprar. Además en momentos de caídas de criptomonedas alternativas con frecuencia los especuladores/inversores las cambian por bitcoins para protegerse. De nuevo, la existencia de otras criptomonedas favorece el uso y acumulación del Bitcoin.
Fiabilidad y Seguridad.
Otros argumentos a favor del Bitcoin respecto criptomonedas competidoras vienen a afirmar de una forma u otra que es la más fiable y segura. En gran medida también se derivan de ser la primera y la de mayor capitalización.
Fiabilidad probada.
Por el mero hecho de ser la primera, es la que lleva más tiempo y por tanto la más probada comparativamente. El Bitcoin acaba de cumplir 10 años y la edad de muchas criptomonedas apenas llega a la mitad, incluso algunas de capitalización considerable ni siquiera han realizado el lanzamiento oficial. Siendo una tecnología muy nueva y altamente experimental, su mera supervivencia sin grandes sobresaltos la sitúa a gran distancia respecto al resto en cuanto a la posibilidad de, por ejemplo, un fallo grave en el software que permitiera robos o disrupciones importantes en el funcionamiento de la red.
Además el ser la de mayor capitalización se puede decir que ofrece la recompensa más alta de la historia a quien consiga hackearla en beneficio propio. Puesto que no se conoce de ningún ataque malicioso que haya tenido éxito, es razonable deducir que probablemente es la criptomoneda más segura.
Descentralización.
En comparación a las que por capitalización podrían ser competidoras, el Bitcoin es mucho más descentralizada. Por ejemplo Ethereum está gobernada por una fundación suiza y ha tenido diversos incidentes en que se violaron los principios de inmutabilidad de la cadena de bloques. XRP está directamente controlada por la empresa privada Ripple, que además posee un alto porcentaje de la cantidad emitida. La descentralización es una cualidad fundamental de cualquier criptomoneda que aspire a funcionar como reserva de valor ya que provee de propiedades críticas: no requerir permisos y no ser censurable: es decir que cualquiera puede unirse a la red y nadie puede interferir en su utilización.
Conservadurismo.
Debido a su capitalización y a su evolución histórica el Bitcoin es la criptomoneda más conservadora respecto a “las reglas del consenso” que la gobiernan y que están codificadas en su software. Esto significa que es muy difícil introducir cambios porque requiere el acuerdo de la inmensa mayoría de actores: los operadores de nodos de red, los mineros, los servicios de intercambio y custodia, los desarrolladores del protocolo y de monederos y los usuarios más expertos. Si se propone algún cambio tiene que ser inequívocamente ventajoso para todos, ya que si solo beneficia a algunos o sus efectos son dudosos el resultado va a ser que los que intenten realizarlo por su cuenta van a quedar automáticamente marginados. En particular esto se aplica al límite de emisión de bitcoins que está programado para nunca superar los 21 millones. Este límite es teóricamente muy sencillo de cambiar, pero en la práctica muy improbable que ocurra ya que a muy pocos participantes les interesaría hacerlo. Esto ciertamente crea una rigidez que permite a criptomonedas alternativas introducir mejoras, experimentar e innovar con mayor rapidez. Por contra el que haya pocos cambios reduce la probabilidad de introducir errores peligrosos y como reserva de valor esta rigidez se traduce en fiabilidad y confianza de que son poco probables vulnerabilidades en el software o cambios imprevistos en las reglas del consenso.
Potencia de minado.
La minería del Bitcoin es el proceso mediante el cual se securizan las transacciones mediante un proceso que requiere un consumo importante de electricidad. El Bitcoin y la mayoría de criptomonedas son vulnerables al llamado “ataque del 51%”. Teóricamente si una agrupación de “granjas de minería" consiguiera acaparar un 51% de la potencia de minado, podría realizar doble gasto (crear "bitcoins falsificados”), alterar transacciones o inutilizar la red. Este ataque es teóricamente posible pero prácticamente improbable ya provocaría la destrucción del propio negocio de minería. Aún así podría haber actores interesados en la destrucción de la red aunque no les proporcionara beneficio económico. A mayor potencia global de minado de la red, mayor sería el coste económico de un ataque del 51%, y por tanto menos probable que alguien decida intentarlo. La potencia de minado de la red Bitcoin es la mayor con diferencia, y puesto que está relacionada con el gasto en electricidad sería la más cara de atacar. Por ejemplo, según esta web, el coste teórico de atacar al Bitcoin estaría en 288.000 dólares por hora. Exceptuando a Ethereum, la siguiente más segura sería Litecoin que “solo" costaría 20.000 dólares por hora.
Talento dedicado.
Entre los desarrolladores de software con conocimientos e interés en las criptomonedas, el Bitcoin ocupa un lugar de prestigio, y hay mayor motivación para realizar aportaciones al desarrollo o detectar fallos. La mayoría de criptomonedas alternativas disponen de muchos menos desarrolladores dispuestos a contribuir, lo que induce una mayor probabilidad de fallos graves que no se detecten o corrijan a tiempo.
Uso como medio de intercambio
La visión inicial respecto al Bitcoin era que llegara ser utilizada como moneda de uso cotidiano. Debido a la evolución de los acontecimientos que detallaremos en otra ocasión, esta idea ha sido temporalmente relegada y ahora hay un consenso en el mercado en considerar el Bitcoin como “oro digital” que se utiliza principalmente como reserva de valor e inversión y de forma secundaria para pagos, especialmente si se trata de cantidades pequeñas.
Los motivos de que el Bitcoin no sea un buen candidato para ser utilizado como medio de intercambio son tres principalmente: La capacidad de proceso de transacciones es muy lenta, estimándose en un máximo de 12 por segundo. Además para dar una transacción por buena hay que esperar al menos unos 20 minutos. Finalmente hay que pagar tasas de red que, en el caso de importes pequeños pueden resultar excesivas.
Sin embargo en el bando maximalista mantienen que el Bitcoin también será usado para pagos, solo que no directamente con las transacciones en la cadena de bloques sino con nuevos desarrollos que procesen transacciones de forma independiente. Concretamente las esperanzas están puestas en el proyecto denominado “Lightning Network”. Las promesas de LN son justamente solucionar las limitaciones antedichas permitiendo procesar millones de transacciones por segundo, confirmarlas en pocos segundos y pagando tasas muy bajas. Esta solución les hace afirmar que las criptomonedas alternativas orientadas a pagos acabarán en desuso porque nadie querrá usarlas pudiendo utilizar bitcoins con LN.
Otros usos e innovaciones ajenas
El maximalismo más radical es escéptico respecto al uso de criptomonedas o cadenas de bloques para algo que no sea “dinero digital”, y en particular critican a Ethereum y la "moda blockchain” como un planteamiento utópico e incoherente. No obstante también afirman que, en caso de que surgieran otros usos válidos en otras criptomonedas, el Bitcoin acabaría incorporando también estas soluciones de un modo u otro. Es decir que el Bitcoin, aunque no llegue el primero, acabará desplazando a todas las criptomonedas alternativas que consigan alguna utilidad práctica y marginándolas si no destruyéndolas completamente. El maximalismo moderado admite que hay espacio para otras criptomonedas adicionales.
Contraargumentos y objeciones
Hemos detallado los principales argumentos de la tesis maximalista. Por supuesto no todo es de color de rosa, el Bitcoin adolece de buen número de problemas, riesgos e incertidumbres que sus detractores no se privan de señalar y que serán comentados en futuros artículos.
Conclusión
En nuestra opinión el maximalismo moderado ofrece argumentos sólidos en cuanto a defender al Bitcoin como la mejor reserva de valor y la inversión menos arriesgada en comparación al resto de criptomonedas en el momento actual.
También pensamos que su dominancia es altamente probable que continúe en los próximos años, y por todo ello en conjunto creemos que es la mejor opción para inversores que, aún con conocimientos limitados sobre la tecnología, deseen tener exposición a este sector dedicándole una pequeña parte de su cartera.
Existe un amplio consenso en que un gran porcentaje de las criptomonedas actuales están destinadas a desaparecer u ocupar un lugar residual. Sin embargo un cierto número de ellas, u otras todavía por nacer, podrían afianzarse para casos de uso concretos o nichos de mercado que les permitan prosperar en paralelo al Bitcoin. Y con el tiempo quizás alguna llegue amenazar su dominancia.