Hecho recientes han traído a la palestra un tema recurrente en el ámbito económico, la información manipulada o directamente falseada. Partiendo de que una acción realmente vale lo que otra persona esté dispuesta a pagar por ella. Surge de vez en cuando la tentación de fingir unos resultados falsos para generar interés que hagan que suba el valor de la acción o impedir el descalabro en el caso de saber la realidad.
En resumen, aunque se puede presentar de diferentes formas, siempre se desea conseguir lo mismo: dar una imagen diferente de lo realmente es. Hay mucho dinero en juego por lo que esta manipulación nos la podemos encontrar en todos lados.
Medios de comunicación: los periódicos, las radios... son todos negocios que suelen basar una parte importante de sus ingresos en la publicidad. Este es un apartado perfecto para colar un pago para evitar dar mucha resonancia a cualquier escándalo o sugerir a contertulios y anaĺistas (que al fin y a cabo son empleados) que vean con buenos ojos tal o cual valor.
Eso sin mencionar la recomendaciones de compra o venta que se dan con un ligereza que escandaliza.
Declaraciones de resultados empresariales: bueno en este caso no importan que manipulen los datos porque realmente nadie se los cree. La verdad que es si juntas a un contables con ciertas dotes creativas y un experto en marketing no hay empresa con un balance malo. Las sanciones o multas son contribuciones, las pérdidas pueden haber sido inversiones a fondo perdido, si realizan despidos masivos se están ‘acotando la fuerza laboral respecto a las necesidades operativas’. No hay problema, todo bajo control.
Ya se sabe: si la cosas van bien es que van mejor, si no hay cambios es que van bien y si van mal es que hay margen para la mejora.
Blogs (como este), páginas Web, servicios de suscripción... Uno puede tener la mejor la mejor intención pero igual no dispone de la información o conocimientos o experiencia precisos para realizar un análisis preciso. En el mejor de los casos no hablamos de manipulación, aunque se puede manipular igual aunque no sea un medio de comunicación tradicional, pero el resultado es el mismo.
Vale, todos mienten ¿entonces qué hacemos? ¿Renunciamos a tener un criterio? Eso es algo que no nos podemos permitir.
Bueno, inicialmente es preciso decir que no es para tanto, no todos mienten. Tener una sana actitud escéptica respecto a lo que leemos o escuchamos es bueno pero tampoco hay que bloquearse.
Yo creo que hay que seleccionar muy bien la fuente de información y siempre que se disponga de tiempo y los rudimentos básicos podemos ir a la fuente, a los datos contrastados de la propia empresa y hacer nosotros mismos una valoración.
Podemos calcular unos ratios de referencia y funcionar con eso. Aunque casos como el de Gowex nos demuestran que puntualmente ni siquiera eso funciona. Si el regulador no nos proporciona una garantía mínima ya no hay de donde agarrarse.
Bien es verdad que el mercado de cotización de Gowex puede tener un perfil de riesgo más elevado que otros, pero no tenemos que retroceder muchos en el tiempo para recordar actuaciones realmente bochornosas relacionadas con el papel del regulador en la actual crisis bancaria.
Si nos equivocamos, al menos que sean nuestros errores.
Hasta la próxima.
