Directamente, tu mayor enemigo eres tú mismo. Ni el empleado de banca, ni el asesor, ni las tertulias, ni los periódicos, ni los gobernantes…Eres tú.
La ambición es ética, incluso la desmesurada. Por eso el mundo avanza desde hace millones de años.
Ahora bien, si pasas a la codicia, en bolsa estás perdido. Existen muchísimos codiciosos mucho más listos que tú que no dudarán en eliminarte en un suspiro. Sólo tienen que pulsar una tecla para hacerlo.
Piénsalo bien.
La primera vez que ganes bastante dinero en bolsa, la cifra la pones tú, sentirás lo que siente un drogadicto cuando se inyecta su primera dosis. No podrás disimular la cara de bobalicón. Si eres discreto, la gente pensará que has pasado una buena noche, si no lo eres, sentirás la envidia en tu nuca así como la alegría de los que te quieren.
Te darás ese capricho que hacía tiempo deseabas. Estarás extasiado.
Pasados los efectos, sentirás el síndrome de abstinencia, una desazón horrorosa, querrás otra dosis de dinero fácil, no pensarás bien ni analizarás con frialdad. Tendrás muchas prisas y las sirenas siempre están ahí: ¡ven! ¡ven!. ¡Compra! ¡Compra!
Lo mejor que te puede pasar es equivocarte, perder dinero, porque la segunda dosis es letal siendo muy difícil superar el síndrome de abstinencia embarcándote en una espiral sin sentido que puede llegar a afectar a tu vida profesional, familiar y social.
Llegarás a un punto que en un aeropuerto no sabrás si llamar a tu secretaria para darle unas últimas instrucciones y a tu esposa, enviarle un beso, antes de despegar … ¡ O al revés!
Y si no superas el síndrome, querrás más y más equivocándote una y otra vez. Tus amigos y no tan amigos te mirarán como a un borracho que llora con las buenas noticias y se ríe de las malas.
Te embarcarás en operaciones muy arriesgadas pudiendo llegar a arruinar a tu familia.
Incluso puedes convertirte en un delincuente, terminando ya tu periplo profesional y vital en la sociedad: No te preocupes, hablaremos de rehabilitación. Conozco mucha gente, víctima de la “fiebre de la bolsa” que ahora se dedica a ocupaciones muy dignas.