Decíamos la semana pasada que al Eurostoxx le cuesta superar la barrera de los 3.000 puntos, un nivel todavía un 35% por debajo del máximo histórico de finales de 2007, y curiosamente el pasado viernes, tras una semana muy plana, el selectivo europeo cerró justamente en 3.000 puntos, dejándonos así con la duda de si realmente podrá o no romper al alza esa barrera en el cuarto trimestre de este año. Lo haga o no lo haga, renovamos la apuesta diferencial en favor de los castigados índices europeos frente a los americanos, a nuestro juicio sobrevalorados y expuestos a los vaivenes del proceso electoral.
La que no ha estado plana en absoluto esta última semana es la libra. En la última sesión asiática de la semana, la del viernes, la libra bajó más de un 6% frente al dólar en menos de dos minutos. Una caída cuyo único precedente es la del pasado 24 de junio, tras el Brexit, y que no se había producido ni siquiera con la quiebra de Lehman en 2008 o con la salida de la libra del sistema monetario europeo, en 1992.
Es cierto que el desplome se produjo con los mercados americanos ya cerrados y en un momento de muy escaso volumen, y es también cierto que pudo haber un "fat finger" (error al introducir una orden por parte de un operador) pero, al margen de ese concreto movimiento del pasado viernes, lo cierto es que la libra acumula ya una caída de más del 20% respecto al dólar y del 23% respecto al euro en 2016. Caídas que se añaden a las de los años anteriores, tal y como se ve en el Gráfico que adjuntamos.
La pregunta es ¿hasta dónde puede llegar la caída de la libra?
Asumiendo la dificultad que siempre entraña hablar de los movimientos de las divisas, nuestra opinión es que deberíamos estar ya en el suelo o muy cerca del suelo de la libra en relación con el dólar y con el euro. En etapas de extremo pesimismo sobre la economía británica como 1975 o 1992, o de extrema inestabilidad como otoño de 2008, la libra alcanzó niveles de 1,05 respecto al dólar. Pero la situación actual no es la misma. Los indicadores de la economía inglesa muestran mejor salud que los del conjunto de la zona euro, y es obvio que la propia caída de la libra da un impulso adicional al crecimiento de su PIB. Por otro lado, las implicaciones del Brexit son malas no sólo para Inglaterra sino para todos, y por eso mismo no deberían reflejarse solo en la divisa inglesa de forma tan acusada como hasta ahora lo han hecho.
Por todo ello, seríamos partidarios, en niveles cercanos a 1,20 dólares por libra, de ir tomando posiciones en la libra, vía futuros o, si se quiere operar con menor riesgo, vía el mercado de opciones.
Gráfico del futuro Libra/dólar los últimos tres años