Escribir, razonar y conocimiento científico
Tal y como se nos indica desde diversas instituciones relevantes, como la propia Corona, la Real Academia de la Lengua, el sistema docente y sus profesores, etc., es importante hablar, escribir y redactar bien, evitando muy diversos errores que quizás están aumentando, propiciados por nuevas formas de comunicación derivadas de las nuevas tecnologías, redes, etc. Pero quizás no es menos cierto que es más importante razonar bien y aquí cabría distinguir entre el denominado conocimiento vulgar y el conocimiento científico, ya que mientras el primero utiliza básicamente en general la experiencia y tradición, el segundo utiliza el método científico, que por cierto es verdad mientras no se demuestre repetidamente lo contrario con otro paradigma emergente frente al, en su caso, ya existente.
Muy simplificadamente, sin entrar en excesivos tecnicismos y descripciones complejas, sin ánimo también de entrar en polémicas, el método científico, en general, podríamos decir que se basa en una doble vectorización metodológica del método inductivo, de manera que con éste se observa la realidad y se extraen generalizaciones, que de manera adecuada con el método deductivo nos llevan a conclusiones y si es posible modelos con capacidad explicativa y, en su caso, también predictiva, necesitando además normalmente que los resultados de la deducción se validen repetidamente de manera empírica. Es muy frecuente en todo tipo de conversaciones, tertulias etc. utilizar implícitamente el método inductivo, lo que suele ir acompañado de la denominada falacia de la inducción, ya conocida en las culturas clásicas, que básicamente es pensar que como Manolo se ha tomado un café a las 9 los tres últimos lunes en el bar "Los Héroes", el próximo lunes también se tomará un café a las 9 en el mismo sitio.
Cuanto daño puede hacer en algunas personas, en algunos grupos, en la sociedad en general, esa costumbre que se tiene a veces de generalizar, costumbre en ocasiones unida a la de hablar, escribir etc. con seguridad, petulancia e ínfulas de superioridad del supuesto conocimiento del tema, ese amarillismo en ocasiones de algunos medios de comunicación, tertulianos, políticos, supuestos expertos, etc. etc., ese cargar las tintas en plan negativo, o positivo en su caso, sobre algunas parcelas de la realidad que a veces raya tanbién en la demagogia, fundamentalismo y sectarismo. Por no hablar de la correlación espúria, del mineo de datos data mining, etc., pero de estas últimas lindezas ya hablaremos en otra ocasión.
Como muestra un botón que podría extenderse a muchas otras temáticas. Se observa en ocasiones lo poco bien que se habla de las redes sociales, de la digitalización, de la inteligencia artificial (IA). Creo que se habla desde cierto desconocimiento, cuando no, además, desde la petulancia e ínfulas de superioridad, incluso sabiendo deliberadamente que no se dice la verdad o toda la verdad, también en ocasiones desde intereses espurios. Siguiendo con la IA es posiblemente la mayor revolución en la historia de la humanidad, quizás más que el fuego, la rueda, la imprenta, internet, etc. Cierto que la IA se puede emplear negativamente, incluso delictivamente, pero eso tampoco quiere decir que cometamos una vez más el error de la hiperregulación. He probado casi todas las plataformas de IA y a mí la que más me convence, por muy diversos motivos, es ChatGPT, pero no es menos cierto que hay otras también muy buenas. Creo que, si se utiliza adecuadamente, combina muy bien en síntesis la máxima potencia, experiencia, tradición y método científico, y no creo que sea cierto en general que nos dice lo que queremos oír.
Por cierto, contamos en Aragón con grandes divulgadores empresariales y formadores en IA, como Sergio Ibáñez Laborda, Alberto Laplaza, Iván Reyes Tena, Roberto Lorente, David García Martínez y un largo etcétera. Tenemos por supuesto innumerables empresas y medios de comunicación que están empleando muy bien la IA, entre otros, Grupo Aragón Digital y Aragón Digital, decano de la prensa digital.
Luis Ferruz Agudo / escritor, economista y naturalista /
Tal y como se nos indica desde diversas instituciones relevantes, como la propia Corona, la Real Academia de la Lengua, el sistema docente y sus profesores, etc., es importante hablar, escribir y redactar bien, evitando muy diversos errores que quizás están aumentando, propiciados por nuevas formas de comunicación derivadas de las nuevas tecnologías, redes, etc. Pero quizás no es menos cierto que es más importante razonar bien y aquí cabría distinguir entre el denominado conocimiento vulgar y el conocimiento científico, ya que mientras el primero utiliza básicamente en general la experiencia y tradición, el segundo utiliza el método científico, que por cierto es verdad mientras no se demuestre repetidamente lo contrario con otro paradigma emergente frente al, en su caso, ya existente.
Muy simplificadamente, sin entrar en excesivos tecnicismos y descripciones complejas, sin ánimo también de entrar en polémicas, el método científico, en general, podríamos decir que se basa en una doble vectorización metodológica del método inductivo, de manera que con éste se observa la realidad y se extraen generalizaciones, que de manera adecuada con el método deductivo nos llevan a conclusiones y si es posible modelos con capacidad explicativa y, en su caso, también predictiva, necesitando además normalmente que los resultados de la deducción se validen repetidamente de manera empírica. Es muy frecuente en todo tipo de conversaciones, tertulias etc. utilizar implícitamente el método inductivo, lo que suele ir acompañado de la denominada falacia de la inducción, ya conocida en las culturas clásicas, que básicamente es pensar que como Manolo se ha tomado un café a las 9 los tres últimos lunes en el bar "Los Héroes", el próximo lunes también se tomará un café a las 9 en el mismo sitio.
Cuanto daño puede hacer en algunas personas, en algunos grupos, en la sociedad en general, esa costumbre que se tiene a veces de generalizar, costumbre en ocasiones unida a la de hablar, escribir etc. con seguridad, petulancia e ínfulas de superioridad del supuesto conocimiento del tema, ese amarillismo en ocasiones de algunos medios de comunicación, tertulianos, políticos, supuestos expertos, etc. etc., ese cargar las tintas en plan negativo, o positivo en su caso, sobre algunas parcelas de la realidad que a veces raya tanbién en la demagogia, fundamentalismo y sectarismo. Por no hablar de la correlación espúria, del mineo de datos data mining, etc., pero de estas últimas lindezas ya hablaremos en otra ocasión.
Como muestra un botón que podría extenderse a muchas otras temáticas. Se observa en ocasiones lo poco bien que se habla de las redes sociales, de la digitalización, de la inteligencia artificial (IA). Creo que se habla desde cierto desconocimiento, cuando no, además, desde la petulancia e ínfulas de superioridad, incluso sabiendo deliberadamente que no se dice la verdad o toda la verdad, también en ocasiones desde intereses espurios. Siguiendo con la IA es posiblemente la mayor revolución en la historia de la humanidad, quizás más que el fuego, la rueda, la imprenta, internet, etc. Cierto que la IA se puede emplear negativamente, incluso delictivamente, pero eso tampoco quiere decir que cometamos una vez más el error de la hiperregulación. He probado casi todas las plataformas de IA y a mí la que más me convence, por muy diversos motivos, es ChatGPT, pero no es menos cierto que hay otras también muy buenas. Creo que, si se utiliza adecuadamente, combina muy bien en síntesis la máxima potencia, experiencia, tradición y método científico, y no creo que sea cierto en general que nos dice lo que queremos oír.
Por cierto, contamos en Aragón con grandes divulgadores empresariales y formadores en IA, como Sergio Ibáñez Laborda, Alberto Laplaza, Iván Reyes Tena, Roberto Lorente, David García Martínez y un largo etcétera. Tenemos por supuesto innumerables empresas y medios de comunicación que están empleando muy bien la IA, entre otros, Grupo Aragón Digital y Aragón Digital, decano de la prensa digital.
Luis Ferruz Agudo / escritor, economista y naturalista /
