Por aquí y por allá se le está dando vueltas a una reforma laboral en España.
Particularmente pienso que es necesaria, y creo que es necesaria porque paradójicamente tiene 2 puntos particulares:
1. Tiene el despido más costoso para los empleados fijos.
2. Tiene un gran abanico de contratos temporales y por obra y servicio donde te largan por dos duros.
A día de hoy pienso que en España existen trabajadores de primera clase y trabajadores de tercera. Cuando lo ideal es que todos fuésemos de segunda.
Los de primera son aquellos empleados de antaño, con contratos desde hace mucho tiempo, donde a ver quien es el mono que por ejemplo larga a un empleado de 25 años de antiguedad, a razón de 45 días por año trabajado, con un sueldo estratosférico a base de antiguas claúsulas de antigüedad etc... Por otra parte tenemos a los jovencitos mileuristas precarios con contrato temporal o de prácticas, que lanzas a la calle por dos duros.
Hasta la fecha las empresas tienen que esperar a echar a los primeros mediante unas prejubilaciones de oro a edades irrisorias, que al final pagamos entre todos.
Este mercado laboral es perjudicial para la economía española en su conjunto. Los primeros saben que no los van a largar, y su productividad muchas veces deja mucho que desear (como siempre hay muchas excepciones, pero pasa). Mientras que a los otros no se les valora ni se les forma para que puedan ser productivos, puesto que son reciclados cada dos por tres. Además promueve las prejubilaciones, que nos cuestan a todos un ojo de la cara y que como indican algunos (aunque luego hagan lo contrario) son insostenibles. Lo de las prejubilaciones es un mal vicio INSOSTENIBLE.
No os extrañe entonces de que en España exista la tasa de temporalidad más elevada de Europa y el desempleo juvenil en porcentaje más alto. Y es que la mayoría de jóvenes va de un sitio a otro como de oca en oca tiro por que me toca. Y paradójicamente sucede también al inrevés, vemos como muchísimos trabajadores de antaño no se han movido de la misma empresa donde entraron hace tantísimos años.
Y es que en el término medio está el punto ideal. Ahora, los sindicatos parecen no estar a favor de mover un ápice. Creo que la culpa es de la juventud, que no reivindicamos nuestro estatus. Y aunque muchas críticas me costó, pienso que este problema generacional que tanto debate creó encaja perfectamente con la realidad social de este país.
Y así estamos, sin arreglar el desaguisado. Quizás debería de ser la hora de que la juventud dijese basta ya al temporalismo y a esta estafa. Afortunados los mayores, y sí, ahora decid que os lo habéis ganado, etc, etc, etc... pero la juventud de hoy está jodida y muchos son vuestros hijos, sobrinos o nietos, y vuestro bienestar actual y futuro no solo les está minando, si no que está poniendo complicado que este pueda perdurar. Y es que cuando se ordeña mucho una vaca, ésta al final se queda sin leche.
Este es uno de los grandes cambios, donde algunos deberán ceder de sus grandes privilegios (stop a prejubilicaciones de oro, stop a claúsulas infernales que impiden la regeneración y promueven la improductividad, stop a jubilaciones de traca) para que otros puedan optar a tener algo más (salarios más que mil euristas, un empleo más estable donde poder desarrollar y ser más productivo).
Y esto va más allá de lo que pueda yo pensar de las generaciones, esto va por el bien de todos. Porque a este paso está demostrado que no se va a poder mantener el chiringuito, ya que la juventud no va a poder trabajar para mantener a los ancianos, y porque tanto privilegio no puede sostenerse (véase ya todo lo que se dice de la seguridad social).
Así que sí, hay que hacer esa reforma laboral, hay que hacerlo pensando:
1. Ganar competitividad y productividad
2. Dar más estabilidad a todo el grupo de empleados de tercera categoría.
Y para ello seguramente habrá que pagar el pato:
1. Acabar con los dinosaurios y los contratos de épocas oscuras
2. Renunciar a un estado exagerado del bienestar para unos pocos y del sufrimiento para otros.
Para mí la reforma debería perseguir 3 objetivos:
1. Reducir la tasa de temporalidad. Por ejemplo impidiendo tanto contrato "basura"
2. Potenciar la competitividad y productividad. Por ejemplo ligando la productividad muchísimo más al salario (incluyo funcionarios en éste punto) y menos a otros cánones.
3. Hacer partícipe de estos cánones no sólo a los contratos nuevos, si no a los antiguos también. Todos moros, o todos cristianos.
Los primeros que deben cambiar de opinión son nuestros amigos sindicalistas, que sólo miran por unos pocos, y se creen que el mundo no ha cambiado. Se creen que todo puede seguir igual seculam seculorum. Aquí incluyo también a mucho sindicato de determinadas empresas que tiene demasiado poder y que fuerza a la gente prácticamente a ser improductiva. Los segundos los trabajadores, que tienen que empezar a darse cuenta de que deben ganar lo que merecen, que tienen que ser productivos, y que deben de estar al nivel que les pertoca. Y los últimos los empresarios, que deben de ver a los trabajadores como uno, si no el que más, activo importante de su empresa, y luchar para que sea productivo, y eso no se consigue cambiándolos como si de cartas se tratase.
Hasta que estos 3 estratos que somos todos, no nos demos cuenta de ello, no tendremos nada que hacer. Y ojo, como digo siempre, cada vez el reloj pasa más deprisa, el tiempo se nos echa encima, y esto cada vez pinta peor. No hay narices de cambiar nada, y es imposible que todo siga como hasta ahora. ¿Por qué nadie tiene el valor de empezar a hacer algo de una vez con un poco de criterio aunque sea impopulista?
Jaime
P.D.: Por cierto, he leído por ahí esta noticia. Creo que este hombre tiene una visión bastante próxima a la realidad.
Particularmente pienso que es necesaria, y creo que es necesaria porque paradójicamente tiene 2 puntos particulares:
1. Tiene el despido más costoso para los empleados fijos.
2. Tiene un gran abanico de contratos temporales y por obra y servicio donde te largan por dos duros.
A día de hoy pienso que en España existen trabajadores de primera clase y trabajadores de tercera. Cuando lo ideal es que todos fuésemos de segunda.
Los de primera son aquellos empleados de antaño, con contratos desde hace mucho tiempo, donde a ver quien es el mono que por ejemplo larga a un empleado de 25 años de antiguedad, a razón de 45 días por año trabajado, con un sueldo estratosférico a base de antiguas claúsulas de antigüedad etc... Por otra parte tenemos a los jovencitos mileuristas precarios con contrato temporal o de prácticas, que lanzas a la calle por dos duros.
Hasta la fecha las empresas tienen que esperar a echar a los primeros mediante unas prejubilaciones de oro a edades irrisorias, que al final pagamos entre todos.
Este mercado laboral es perjudicial para la economía española en su conjunto. Los primeros saben que no los van a largar, y su productividad muchas veces deja mucho que desear (como siempre hay muchas excepciones, pero pasa). Mientras que a los otros no se les valora ni se les forma para que puedan ser productivos, puesto que son reciclados cada dos por tres. Además promueve las prejubilaciones, que nos cuestan a todos un ojo de la cara y que como indican algunos (aunque luego hagan lo contrario) son insostenibles. Lo de las prejubilaciones es un mal vicio INSOSTENIBLE.
No os extrañe entonces de que en España exista la tasa de temporalidad más elevada de Europa y el desempleo juvenil en porcentaje más alto. Y es que la mayoría de jóvenes va de un sitio a otro como de oca en oca tiro por que me toca. Y paradójicamente sucede también al inrevés, vemos como muchísimos trabajadores de antaño no se han movido de la misma empresa donde entraron hace tantísimos años.
Y es que en el término medio está el punto ideal. Ahora, los sindicatos parecen no estar a favor de mover un ápice. Creo que la culpa es de la juventud, que no reivindicamos nuestro estatus. Y aunque muchas críticas me costó, pienso que este problema generacional que tanto debate creó encaja perfectamente con la realidad social de este país.
Y así estamos, sin arreglar el desaguisado. Quizás debería de ser la hora de que la juventud dijese basta ya al temporalismo y a esta estafa. Afortunados los mayores, y sí, ahora decid que os lo habéis ganado, etc, etc, etc... pero la juventud de hoy está jodida y muchos son vuestros hijos, sobrinos o nietos, y vuestro bienestar actual y futuro no solo les está minando, si no que está poniendo complicado que este pueda perdurar. Y es que cuando se ordeña mucho una vaca, ésta al final se queda sin leche.
Este es uno de los grandes cambios, donde algunos deberán ceder de sus grandes privilegios (stop a prejubilicaciones de oro, stop a claúsulas infernales que impiden la regeneración y promueven la improductividad, stop a jubilaciones de traca) para que otros puedan optar a tener algo más (salarios más que mil euristas, un empleo más estable donde poder desarrollar y ser más productivo).
Y esto va más allá de lo que pueda yo pensar de las generaciones, esto va por el bien de todos. Porque a este paso está demostrado que no se va a poder mantener el chiringuito, ya que la juventud no va a poder trabajar para mantener a los ancianos, y porque tanto privilegio no puede sostenerse (véase ya todo lo que se dice de la seguridad social).
Así que sí, hay que hacer esa reforma laboral, hay que hacerlo pensando:
1. Ganar competitividad y productividad
2. Dar más estabilidad a todo el grupo de empleados de tercera categoría.
Y para ello seguramente habrá que pagar el pato:
1. Acabar con los dinosaurios y los contratos de épocas oscuras
2. Renunciar a un estado exagerado del bienestar para unos pocos y del sufrimiento para otros.
Para mí la reforma debería perseguir 3 objetivos:
1. Reducir la tasa de temporalidad. Por ejemplo impidiendo tanto contrato "basura"
2. Potenciar la competitividad y productividad. Por ejemplo ligando la productividad muchísimo más al salario (incluyo funcionarios en éste punto) y menos a otros cánones.
3. Hacer partícipe de estos cánones no sólo a los contratos nuevos, si no a los antiguos también. Todos moros, o todos cristianos.
Los primeros que deben cambiar de opinión son nuestros amigos sindicalistas, que sólo miran por unos pocos, y se creen que el mundo no ha cambiado. Se creen que todo puede seguir igual seculam seculorum. Aquí incluyo también a mucho sindicato de determinadas empresas que tiene demasiado poder y que fuerza a la gente prácticamente a ser improductiva. Los segundos los trabajadores, que tienen que empezar a darse cuenta de que deben ganar lo que merecen, que tienen que ser productivos, y que deben de estar al nivel que les pertoca. Y los últimos los empresarios, que deben de ver a los trabajadores como uno, si no el que más, activo importante de su empresa, y luchar para que sea productivo, y eso no se consigue cambiándolos como si de cartas se tratase.
Hasta que estos 3 estratos que somos todos, no nos demos cuenta de ello, no tendremos nada que hacer. Y ojo, como digo siempre, cada vez el reloj pasa más deprisa, el tiempo se nos echa encima, y esto cada vez pinta peor. No hay narices de cambiar nada, y es imposible que todo siga como hasta ahora. ¿Por qué nadie tiene el valor de empezar a hacer algo de una vez con un poco de criterio aunque sea impopulista?
Jaime
P.D.: Por cierto, he leído por ahí esta noticia. Creo que este hombre tiene una visión bastante próxima a la realidad.
