Una forma de estimar el valor justo o intrínseco de una acción es aplicar el modelo de descuento de dividendos. Obviamente, este procedimiento solo es válido para empresas que remuneran a sus accionistas con regularidad.
Hipótesis del modelo de descuento de dividendos
El valor resultante del descuento de dividendos depende de dos hipótesis fundamentales: el crecimiento medio anual esperado en el futuro del dividendo por acción y la tasa de descuento. Es por ello que no hay un valor intrínseco objetivo. Este valor siempre dependerá de las expectativas futuras y del riesgo que uno esté dispuesto a asumir. Ambas variables, que podríamos decir que son tan psicológicas como económicas, son diferentes en cada inversor. Lo que hace la bolsa de valores es fijar un precio que representa las medias de las expectativas y de las predisposiciones al riesgo de todos los inversores que adquieren una determinada acción.
Así, para determinar el precio de una acción de acuerdo con este modelo necesitamos tres datos:
a) El dividendo esperado el próximo año.
b) La tasa de crecimiento esperada del dividendo a partir del segundo año.
c) La tasa de descuento, que puede definirse como la rentabilidad que exigimos a nuestra inversión.
La tasa de descuento también puede verse como el coste de oportunidad, o sea la rentabilidad que podríamos obtener con otra acción de riesgo similar. También, como la rentabilidad que podríamos obtener sin riesgo más una prima de riesgo.
Se considera que ganar un 10% anual en bolsa es un resultado más que aceptable, de modo que ese porcentaje es una buena referencia. En compañías con ingresos previsibles y poco cíclicos y cuyas acciones tienen, además, una volatilidad inferior a la de la media, como ocurre con Enagás, tiene sentido aceptar una rentabilidad más baja, por ejemplo un 8% o un 9% anual.
Se considera que ganar un 10% anual en bolsa es un resultado más que aceptable, de modo que ese porcentaje es una buena referencia. En compañías con ingresos previsibles y poco cíclicos y cuyas acciones tienen, además, una volatilidad inferior a la de la media, como ocurre con Enagás, tiene sentido aceptar una rentabilidad más baja, por ejemplo un 8% o un 9% anual.
Previsiones de Enagás
En el período regulatorio de 2021-2026, Enagás prevé mantener el dividendo actual o incrementarlo ligeramente, a pesar de la previsible caída del beneficio neto ya que, en contrapartida, espera una buena evolución del flujo de caja y un descenso de la inversiones.
La compañía encargada del transporte del gas en España pagará un dividendo de 1,008 € el 8 de julio (complementario de 2020) y se prevé que abone 0,68 € (a cuenta de 2021) en diciembre de 2021. Así, el dividendo previsto para los próximos doce meses es de 1,688 € (o de 1,70 € si consideramos los pagos de diciembre de 2021 y de julio de 2022).
La empresa prevé aumentar el dividendo un 1,18% anual en el período 2020-2023. Para los ejercicios 2024 a 2026 estima un importe mínimo de 1,74 €.
Valor justo de la acciones de Enagás
Actualmente Enagás cotiza a 19,5 €, de modo que su rentabilidad bruta por dividendo a doce meses es del 8,65%, la segunda más alta del IBEX 35 después de Endesa, y similar a la de Telefónica.
Dado que conocemos el dividendo inicial y tenemos una estimación de la tasa de crecimiento del mismo, ya podemos determinar un valor justo de la acción de Enagás según el modelo de descuento de dividendos.
Si estimamos un crecimiento del 1% anual, el valor justo se situaría entre 18,75 € y 24,11 €, según cuál sea la tasa de descuento aplicada. Dadas las previsiones actuales de la compañía, esa es la tasa de crecimiento que tal vez se ajusta más a las expectativas del mercado.
Otra forma de plantear esta cuestión es ver cuál es la rentabilidad que actualmente exige el mercado a las acciones de Enagás dado un dividendo inicial de 1,688 € y una tasa de crecimiento del 1% anual. El resultado es un 9,65%, pues esa es la tasa de descuento que nos da un precio de 19,5 € de acuerdo con esos parámetros.
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