Hace unos dìas leì una nota del profesor-investigador mexicano, Alejandro Nadal, que inquieta por su naturaleza, y es que el sistema econòmico mundial ha evolucionado de tal forma que ha llegado a crear un sector financiero que se sobrepone a todo orden republicano, democràtico e internacional.
Es ya tan grande el poder adquirido, y tal su influencia en la economìa real, que se antoja difìcil poder controlar el accionar de los grandes capitales, que no sòlo se mueven con extrema fluidez de una latitud a otra, sino que logran crear instrumentos a su antojo, violando todo espìritu ètico en su concepciòn màs razonada.
Wikileaks anunciò recientemente ciertas revelaciones sobre los bancos más importantes de Estados Unidos y no es noticia que la política macroeconómica està completamente subordinada a las exigencias de las finanzas.
Lo que es verdaderamente preocupante es que el orden legal se descomponga, debilitàndose junto con los ahorros de millones de personas, y es que el conjunto de operaciones financieras de dudosa legalidad que generaron la crisis se debiò en gran medida a la desregulación financiera imperante en los grandes mercados de capitales y repetido el esquema en distintas naciones.
Con el advenimiento de las medidas implementadas por el gobierno de Barack Obama, en realidad nada cambiò en el sistema financiero, traducièndose en que mantiene su hegemonía sobre la economía real, aquella que sì crea riqueza.
Nadal hace una inquietante pregunta: "¿Los ejecutivos de Lehman Brothers, Goldman Sachs y Bear Stearns sabían lo que estaban haciendo?" y cita un ejemplo ilustrativo. "Los bancos de inversión en Estados Unidos estuvieron emitiendo títulos diseñados especialmente para que su precio sufriera un colapso. Nótense las palabras clave: diseñados especialmente. De manera simultánea emitían otros títulos que apostaban a tal caída en los precios, logrando así ganancias astronómicas. ¿Vender activos chatarra y apostar contra ellos en operaciones paralelas no es una muestra de duplicidad criminal? La respuesta tiene que ser afirmativa".
Todo lo anterior nos sugiere un contubernio, tipo amasiato, entre el sistema de la Reserva Federal - que de federal tiene lo mismo que la empresa de mensajerìa Federal Express, pues se trata de una organizaciòn de corte privado - , los bancos comerciales, los bancos de inversión, las casas de bolsa y las agencias calificadoras que avalan transacciones que cualquier analista serio se pararìa de pestañas y calificàndolas como fraudulentas o, por decir lo menos, irregulares. Pero la impunidad es tambièn cosa cotidiana en el ambiente de Wall Street. Y lo sigue siendo, cuando uno pondera las recetas cosmèticas que la administraciòn Obama implementò para sortear la crisis, con un alcance que raya en el escàndalo por su cortoplacismo.
Las finanzas en Estados Unidos operan bajo un esquema oligopòlico, pues sòlo cuatro bancos concentran cerca del 60% de todos los activos del sector. Lejos de buscar la partición de los bancos, se estimulò aùn una mayor concentraciòn al alentar las fusiones o desapariciòn de jugadores menores. Las reformas de mayor alcance brillaron por su ausencia - Nadal cita los casos de Freddie Mac y Fannie Mae, en el caso del mercado hipotecario. Tampoco se puso algùn lìmite a las emisiones de derivados, que es otra bomba de tiempo mucho màs grande que la que estallò ahora y que sigue creciendo còmodamente. Y por lo que respecta a las calificadoras siguen siendo propiedad de los agentes financieros más grandes, es decir, los grandes grupos son "juez y parte", no dando ninguna garantìa de imparcialidad y objetividad a la seguridad de los inversionistas.
Wikileaks ha revelado cosas sorprendentes, no tanto porque no fueran conocidas, o no se sospechara de la existencia de ellas, sino porque para todo mundo el tema dejò de ser ciencia ficciòn, o tema reservado a los que gustan de las teorìas conspiracionistas. Hoy ya se conoce bien el modus operandi de estos intermediarios financieros y sus cómplices, pero aún así, no hay investigaciones de por medio, ni tampoco se ejercen acciones legales en contra de los agentes responsables.
Finalmente, Nadal concluye afirmando que "...con sus acciones y omisiones, Obama mantiene la trayectoria de desastre para la economía estadunidense y contribuye a desmantelar lo que quedaba del estado de derecho", lo cual nos debe de inquietar dado que queda listo el panorama para futuras crisis, màs grandes y màs frecuentes, sin que exista un orden legal, funcional, que controle la situaciòn y ponga fin a esa posibilidad que amenaza como espada de Damocles a la economìa productiva del planeta.