¿Hasta dónde puede caer? ¿Dónde está el suelo? Estas preguntas suelen ser las protagonistas cuando sufrimos días cómo los que estamos viendo en este mes de agosto. El alcista apostará por un suelo inminente, y el bajista argumentará que esto es solo el inicio del desplome que se aproxima. Nosotros pensamos que el suelo se alcanzará cuando los vendedores estén exhaustos, cuando el sentimiento de los inversores roce la depresión o el crash, cuando el estómago tome el relevo de la cabeza en el proceso de toma de decisiones. Cuando llega la capitulación.
En ese difícil ejercicio de medir emociones y aplicar el sentido común es donde vamos a centrar este post. Y para medir las emociones nos ha parecido muy interesante una propuesta del Deutsche Bank que relaciona, a través de un cociente, el PER y el VIX. Es decir, múltiplo de beneficios y volatilidad implícita. Las dos variables están expuestas a las emociones y, por tanto, podremos obtener información sobre el grado de las mismas. En entornos eufóricos la volatilidad (denominador en el cociente) se desploma y los inversores aplican cada vez múltiplos (numerador) más altos a las cotizaciones. El resultado será un PER/VIX muy alto. Y al contrario en episodios de crash. En el siguiente gráfico está la evolución del PER/VIX en el S&P 500. Las unidades del gráfico son desviaciones típicas (serie normalizada), el 0 marca la media de la serie. Cuando el PER/VIX está dos deviaciones típicas por encima de la media (+2std) las emociones estarán en fase de manía (inversores mal comprando). En el extremos opuesto, cuando el PER/VIX se encuentre dos desviaciones típicas por debajo de la media (-2std) los inversores estarán en modo crash (inversores mal vendiendo).
En apenas unos trimestres hemos pasado de la complacencia, rozando la manía en junio de 2014, a un nivel de depresión similar al de la crisis asiática (1998), atentados del 11-S (2001) o la crisis subprime (2008). Los catalizadores que hay detrás de ese cambio de sentimiento ya los sabemos (el más importante, contagio desde emergentes con China a la cabeza), pero lo interesante es saber qué podemos esperar del S&P 500 cuando el sentimiento está en estos niveles. Y en la siguiente tabla resumimos el análisis histórico. Cuando el PER/VIX señala sentimiento depresivo, el S&P 500 presenta una rentabilidad positiva en los 12 meses siguientes en un 84% de la ocasiones, y la rentabilidad media es del +11%. No es garantía, ni mucho menos, de obtener rentabilidades positivas. Pero parece un punto de partida razonable.
Incrementar posiciones en entornos de “Crash” o “Depresión” y reducirlas en “Manía” o “Complacencia” es la estrategia ganadora a largo plazo. Y es lo que dicta el sentido común. La disciplina, paciencia y metodología ayuda a mantener separados estómago y cabeza. Trabajar con esquemas temporales de medio y largo plazo, fundamental para no dejarse llevar por manadas. Ni alcistas, ni bajistas.