Aunque desde este blog se ha
defendido en numerosas ocasiones el valor del futuro del Ibex y su validez para operar siempre que se entiendan sus particularidades y se haya monitorizado previamente su comportamiento, a la luz de la línea
ascenso – descenso sólo cabe inferir que el Ibex 35 es una una engañifa, una estafa o un pitorreo.
Se puede apreciar una divergencia tan enorme, tan palmaria y tan sostenida en el tiempo que ni siquiera es necesario tomarse la molestia de realizar los trazados. De hecho, el aspecto del indicador se ajusta mucho más a la
realidad de otros índices como el Euro Stoxx 50 ó el Cac 40 francés que el propio dibujo del selectivo español.
Si bien el valor numérico carece de relevancia en el indicador, el hecho de que curse bajo la línea cero ya es harto significativo. He optado por colocar los retocesos de Fibonacci para evidenciar la severa diferencia entre los pocos valores directores del índice y el conjunto del mercado. Mientras el Ibex 35 se acerca al retroceso del 61,8%, la amplitud del mercado ni siquiera alcanza el 38,2%. Es decir, todo lo contrario que la
línea del Dow Jones Industrial, que informaba de un fondo de mercado saludable e incluso de mayor fortaleza que el propio índice.
La conclusión sólo puede apuntar a que a la
línea Ascenso – Descenso hay que concederle una importancia muy escasa o muy relativa referida al Ibex 35, en cuanto que éste se halla condicionado por el desarrollo de 5 valores, y últimamente sostenido por lo que hacen Santander y Telefónica. Es más, si fuera por estos dos valores, como señalé en el artículo
Ibex cuentan cinco, el Ibex cotizaría ahora mismo por encima de los 15.000 puntos.
Evidentemente las subidas fuertes y sanas son aquéllas en las que participa un gran número de valores, la suma del mercado y no una pareja de valores; y por eso le hablaba hace unos días de
percepciones y de
distorsiones. Pero es lo que hay.