El viernes 16 de octubre pudo tomarse una fotografía bajista en la que los futuros europeos dibujaban peligrosas formaciones de vuelta en pauta de estrella vespertina en cierre diario, y dejaban agoreras estrellas fugaces en el gráfico semanal. Ya en aquel momento el futuro del Ibex sugería una formación de techo, y desde el blog se advirtió de la trampa alcista que apuntaban índices como el Dax 30 y el Euro Stoxx 50. Sin embargo, parte de la dificultad de los mercados son las idas y venidas que se producen hasta que se puede confirmar un escenario. Dos semanas después la fotografía parece revelarse como cierta, y hay que señalar debidamente que ha sido el Ibex quien ha vuelto a servir de orientación y guía.
Una vez más, el Ibex se ha manifestado como el campeón de la intuición y, desde luego, como un índice mucho más noble y confiable de lo que señalan sus detractores. El selectivo español ha presentado una notable divergencia y se ha negado en octubre a secundar los máximos que marcaban los demás índices, tal y como ya hizo a mediados de julio, cuando rechazó sumarse a los mínimos y a la trampa bajista que tendían los otros índices.
En el gráfico del futuro del Dax se pueden observar, marcadas con elipses azules, islas alcistas y bajistas que a algunos bolsillos les han podido parecer del tamaño de las Baleares y las Canarias. Esas islas reflejan el desarrollo de las rupturas falsas que han acontecido en numerosos índices. El proceso ya lo he descrito alguna vez, pero no tengo problema en repetirlo: la cotización perfora puntualmente la zona de soporte o de resistencia para volver a cotizar seguidamente por encima o por debajo de las mismas y dar lugar a un violento movimiento en la dirección contraria de la ruptura.
Mientras que a la izquierda, en el gráfico del Dax, se dibujaba una figura de hombro-cabeza-hombro tan evidente como engañosa que recorría los meses de mayo a julio y su consiguiente ruptura falsa; a la derecha, el Ibex, no sólo respetaba el soporte, en clara divergencia alcista, sino que incluso le guardaba cierta distancia y abanderaba las alzas.
En octubre, por contra, ha tenido lugar la situación inversa: numerosos índices han incurrido en rupturas falsas al superar sus zonas de resistencia, mientras que el Ibex ha respetado su zona de control y mantenido la compostura. Tales rupturas suelen causar dolor y pérdidas, así como ser fuente de frustración; de ahí que convenga hacer el canto del Ibex y éste se merezca una restitución en el ánimo de los inversores, puesto que no sólo ha evitado unas compras de las que, a estas alturas, muchos inversores se podrían estar arrepintiendo, sino que incluso ha podido servir como alerta y casi indicador contrario para no incurrir en los fallos de los otros índices.
Además de perforarse los soportes en algunos índices en cierre diario y, lo que es más importante, en cierre semanal, hay que señalar igualmente la pérdida de las líneas de tendencia y de la media móvil de 50 sesiones que habían acompañado el transcurso alcista.
Ahora queda por ver si la semana que viene el Ibex abrirá con hueco bajista por encima o por debajo de los 11.200 puntos, y si conseguirá aguantar ese nivel al cierre de la sesión, puesto que su pérdida validaría una formación de doble techo y abriría una autopista hasta los 10.500. El Dax, por su parte, debería encontrar soporte en los 5.150 puntos, y detener una posible continuación de las caídas en los 4.900 y el paso de la media móvil de 200 sesiones.
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