- Define y limita el riesgo consustancial a toda operación.
Dada la improbabilidad de ganar en todas las operaciones o de evitar perder dinero en un determinado porcentaje de las mismas, el operador ha de ser capaz de gestionar las pérdidas y de mantenerlas en niveles mínimos.
El control del riesgo es uno de los pilares básicos de la especulación y definir la pérdida a priori, así como establecerle un límite, es una de las claves del éxito en los mercados. En ningún caso se deben ignorar los riesgos intrínsecos a la actividad financiera y centrarse únicamente en las posibles ganancias.
Tampoco se puede obviar la posibilidad de cambios, noticias, incidentes o acontecimientos extraordinarios. Frente a los mismos el stop ha de servir como elemento de previsión y seguro de accidentes.
Es fundamental, por tanto, ser consciente del riesgo que se enfrenta en todas y cada una de las operaciones, al mismo tiempo que definirlo y establecer la pérdida máxima que se está dispuesto a asumir. Si esa cantidad excede el nivel de riesgo que permite la propia cartera, el operador tendría que desestimar la operación.
- Establece el potencial de la operación.
Al mismo tiempo que el operador marca un límite a las posibles pérdidas, establece una referencia frente a la que medir las posibles ganancias. Aunque la ecuación de recompensa puede variar según la fiabilidad del sistema, se pretende escoger operaciones con un buen ratio de riesgo – beneficio, es decir, operaciones que dispongan un buen potencial de beneficios frente a un riesgo asumido relativamente pequeño.
- Ayuda a desarrollar el plan de trading.
El stop contribuye a señalar un criterio de salida claro y favorece la gestión del riesgo y de la posición, elementos que se han de considerar claves en la planificación de toda estrategia.
Por una parte, el stop debe determinar de manera precisa el punto a partir del cual el mercado no refrendará el análisis realizado, la visión adoptada o los criterios que han llevado a la apertura de una posición. Por otra parte, en función del riesgo asumido y de las probabilidades de éxito, se puede determinar el tamaño de las posiciones.
- Controla la evolución de la operación, pudiendo devenir en stop de equilibrio y stop de beneficios.
Se cumple así no sólo con el aspecto previo y fundamental de cortar de manera rápida, certera y aséptica las pérdidas, sino también con el aserto de dejar correr los beneficios. Del mismo modo que se pretende controlar el riesgo y liquidar presta y diligentemente la posición desfavorable, se puede buscar mantener y maximizar la posición favorable. Si la primera pérdida es siempre la mejor, el beneficio que corre, se expande y se incrementa también es el mejor.
- Sirve como indicador adicional.
Un stop es una herramienta extremadamente útil, así como un seguro contra sustos y desastres, siempre y cuando esté bien situado. Y está bien situado cuando no es alcanzado por el precio. Si el precio lo alcanza, se han de sacar las conclusiones pertinentes tanto sobre la acertada o equivocada colocación del mismo como sobre el mensaje de fortaleza o debilidad que transmite el mercado.
Si el stop estaba bien colocado, debería actúar como un indicador de que el análisis realizado era erróneo, o de que las circunstancias del mercado han cambiado, o de la vigencia de otro movimiento distinto al previsto, o de que se está originando un cambio de tendencia, etc.
- Debe permitir el giro de la posición.
Si la operación iniciada era incorrecta o el sentimiento del mercado ha experimentado variaciones, el stop ha de reflejarlo y permitir adoptar la posición contraria del modo más rápido posible. Aunque los stops deben ser rígidos y moverse únicamente en el sentido de la operación planteada, el operador ha de ser flexible y ser capaz de reconocer sus errores o adaptarse a los entornos cambiantes del mercado.
En cuanto al lugar de colocación del stop, si bien hay operadores que prefieren fijar la pérdida en una cantidad preestablecida en puntos o en dinero, o aplicar un determinado porcentaje o precisarlo en función de parámetros de volatilidad, considero, sin desmerecer esos argumentos y sin dejar de valorarlos, que el stop debe situarse en función de los argumentos técnicos que el mismo mercado ofrece.
Estos argumentos pueden ser tanto zonas de soporte y resistencia, bien estáticas o bien dinámicas, como máximos y mínimos previos, así como indicadores y otras señales, y han de tomar en cuenta los niveles de ruido y volatilidad existentes... pero eso será objeto de otros artículos a la luz de los gráficos.
De momento, les dejo con la frase de Jesse Livermore: “Cuando no tengo razón, sólo una cosa me convence de ello: perder dinero. Eso es especular.”