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La nueva normalidad o New Normal, como lo bautizó
Bill Gross, que estamos viviendo está haciendo que muchos quesos desaparezcan. Nos referimos obviamente al archiconocido librito
¿Quién se ha llevado mi queso? (Who moved my cheese?) de Spencer Johnson MD. Una lectura ligera, amena y didáctica como pocas, que ha cobrado en los últimos casi 4 años más vigencia que nunca. Un año más, y ya van 3, será revelador volver a hacer el ejercicio de rigor para valorar íntegramente el patrimonio en este inicio de 2011, y compararlo con el valor de años anteriores. Para algunos será un ejercicio de autocomplacencia y para otros un acto de constricción y penitencia. Pero para todos resultará revelador, siempre y cuando lo realicemos con el rigor necesario.
A principios de 2008, cuando aún la mayoría de analistas ni siquiera eran conscientes del fin del Old Normal, ya escribimos acerca de la necesidad de encontrar nuevas brújulas con las que tratar de encontrar la nueva ubicación del queso. Un queso distinto, por supuesto. Un año después, en el inicio del 2009, os recomendamos realizar ese ejercicio de valoración integral de vuestro patrimonio, con claras advertencias respecto a su evolución futura. Y a principios del pasado año 2010 volvimos a recordar la conveniencia de realizar esa valoración. Lógicamente, estando ya en Febrero de 2011, deberíamos volver a comparar nuestro valor patrimonial con el de los años anteriores.
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A pesar de los pesares, la mayoría de banqueros y vendedores de
humo queso siguen vendiendo su Old Normal de siempre. Al fin y al cabo cobran el mismo precio que si tratasen de vender el New Normal, y les resulta infinitamente más fácil su trabajo. ¡Menudo problema sería para ellos adaptar sus consignas a la nueva normalidad! Esos vendedores siguen recibiendo en sus viejas habitaciones, ya sin rastro de queso, a sus habituales clientes para venderles el pescado de siempre. Mientras tanto, sus superiores observan satisfechos cómo sus desidiosos clientes siguen entrando cada día, como antaño, en la misma habitación en busca de un queso, ya inexistente, y saliendo cargados de apestosos pescados bajo el brazo.
Los que después de casi 4 años sigan volviendo a diario al viejo cuarto donde siempre había estado su queso, esperando que de repente reaparezca y todo vuelva al Old Normal, no tienen perdón de Dios (ni de sus descendientes). Esperemos que los que se quedaron sin su queso habitual a partir del 2007, y nos vengan leyendo durante estos años, hayan sido capaces de al menos atarse los cordones de las zapatillas. Echar a correr para informarse y familiarizarse con el New Normal, es condición necesaria, aunque no suficiente, para encontrar nuevos quesos. Mientras no lo hagan, sus
comparativas anuales de valor patrimonial, difícilmente podrán progresar adecuadamente. Y el reloj de sus vidas inversoras sigue implacable, a pesar de su desidia como gestores de sus propios patrimonios y su indulgencia con sus pescaderos.
"Nunca hay que pactar con el error, aún cuando aparezca sostenido por textos sagrados."
Mahatma Gandhi (1869-1948)
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