El gráfico que vemos arriba del CLI de España comparado con el del resto de la Euro Area (que incluye el de España) es aterrador, y llueve sobre inundado. La desesperación deshumaniza, y puede convertir paulatinamente a buenos chicos y chicas, bien alimentados y formados, en violentos manifestantes y en potenciales delincuentes. ¿Qué van a hacer si no quienes carecen de futuro? Lo peor es que los adultos y los ancianos que vivimos en este país no podemos hacer nada más que enviar a nuestras policías, cada vez peor pagadas, al enfrentamiento callejero para tratar simplemente de reducir la quema y el saqueo de algunas propiedades privadas y públicas. Los que somos adultos hemos visto esas imágenes por televisión desde pequeños, pero siempre provenían de países llamados tercermundistas, de Latinoamérica, Asia o África. Hoy la miseria la tenemos ya demasiado cerca, en nuestras propias ciudades y extrarradios. Y los que ya hemos consumido la mitad o dos tercios de la vida con relativo éxito personal y profesional, podemos ver lo que se nos viene encima con una cierta perspectiva. Pero nuestros hijos no.
Debemos tratar de pagarles las mejores universidades del mundo para dotarlos de conocimientos, titulaciones y bagajes personales que les permitan volar, morder y desarrollarse profesional y personalmente en los países más ricos y florecientes del planeta. Y no estamos hablando Erasmus ni de Europa sino de países como los Estados Unidos, cuyas universidades les van a dotar de prestigiosísimas licenciaturas reconocidas en el mundo entero, y donde vivirán experiencias vitales únicas durante sus años de formación lejos de casa. Obviamente, las familias que no puedan ayudar a sus hijos con ningún tipo de herencia tampoco van a poder enviarles a estudiar a una universidad norteamericana. Pero estudiar en una Universidad en los Estados Unidos es más fácil y barato de lo que crees, y su coste puede ser parecido al de enviar a tus hijos a una buena universidad privada a Madrid o Barcelona.
Quizá os parezca una decisión egoísta o poco solidaria puesto que, como decíamos en el encabezado, si nuestros jóvenes abandonan el barco español para formarse y trabajar en países cuyas economías y oportunidades son florecientes, nuestro país será aún más insalvable. Pero como padres consideramos que tenemos la obligación de velar por el bienestar de nuestros hijos por delante de cualquier solidaridad nacional o colectiva. Y en España, lamentablemente, la generación de nuestros hijos (y quizá nietos) no va a tener oportunidades ni bienestar.
Por ello creemos que aquellos padres y madres que tengan posibilidad de dejarles una mínima herencia a sus hijos, les harán un flaco favor si se la dejan en forma de medio apartamentito o cien mil eurillos más en el banco. Porque a diferencia de las titulaciones universitarias españolas, graduarse en USA les va a abrir puertas profesionales no sólo en los propios EE.UU. sino también en cualquier economía puntera del mundo (léase Asia).
Ojalá puediéramos decir que nuestros hijos tienen futuro en España y que esta crisis será pasajera. Pero la cruda realidad es muy otra. Como padres sabemos que es duro enviarles con 17-18 añitos a estudiar a miles de km de casa, sabiendo que no sólo se graduarán sino que probablemente trabajarán y echarán raíces lejos de España, y que por lo tanto no regresarán a casa más que de visita por vacaciones. La tentación egoísta como padres es buscar excusas monetarias para no enviarlos tan lejos y mantenerlos con nosotros. Y que estudien tan cerquita que puedan venir a dormir a diario a casa o que al menos vuelvan cada fin de semana para que les hagamos la colada y les rellenemos los tuppers de comida. Pero si no los preparamos y formamos para emigrar lejos, con las mejores armas, dientes y alas posibles, los estamos condenando de facto a una vida muy dura y complicada en España. Si se quedan aquí los tendremos para siempre muy cerquita de casa, incluso dentro... Y para entonces será ya demasiado tarde.
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