La fiscalidad es un hecho global. Sólo así se puede comprender su esencia y se pueden tomar decisiones útiles y prudentes. Sin embargo, recordemos que este gobierno es capaz de todo. Incluso de atender las consignas de sindicatos y otros partidos de izquierda, que pretenden gravar la fiscalidad de las instituciones de inversión colectiva (IICs), como si aún viviéramos en la España de mediados del siglo pasado.
Ya pasó la época en que la fiscalidad era una materia doméstica, una decisión soberana que no afectaba más allá de los ciudadanos de una determinada circunscripción o nación. Hoy no. Hace ya algunas décadas que la fiscalidad sólo se puede entender de modo global. Y más, si cabe, en el entorno de la UE.
(foto sicav: publicidad de Bankinter)
Como dijimos hace unos meses en "SICAV y el libre mercado fiscal": "La globalización también ha llegado hasta el punto de que la oferta y la demanda de fiscalización de los paises atrae flujos de capital de unos a otros Estados. Quizás debemos ya dejar atrás los conceptos de rico insolidario, evasor y otros adjetivos leídos comúnmente, y comenzar a darnos cuenta de que demonizando su comportamiento, no conseguiremos nada mientras en los países vecinos ofrezcan condiciones fiscales más favorables para nuestros ricos. No digo que sea un mejor o peor escenario que el antiguo "pague Ud, según la legislación vigente o vaya a la cárcel", posiblemente sea más injusto. Pero es la cruda realidad. Hoy en día es más bien un "pague Ud, según la legislación vigente en España (con 17 legislaciones vigentes autonómicas donde elegir) o vaya a pagar según la legislación vigente en cualquier otro país que le ofrezca mejores condiciones y le recibirá con los brazos abiertos"". Como ya avanzamos en el citado artículo, finalmente el gobierno optó por aumentar el tipo impositivo pero no específicamente para con las demagógica e irresponsablemente demonizadas SICAV.
Últimamente, el Sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda (combinación curiosa donde las haya: Sindicato+Funcionario de Hacienda), a través de su consejero Jesús Montero, arremete de nuevo contra las SICAV. Y es que el control de estos vehículos dependió de Hacienda hasta el año 2005, año en que el Ministerio de Economía decidió sabiamente que no se podía dejar un tema tan delicado e importante en manos de funcionarios irresponsables, o mejor digamos... con un pobre criterio respecto a lo que es la globalización de las finanzas y la fiscalidad internacional. A partir de entonces y hasta nuestros días, es la todopoderosa y rigurosa Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) la que se encarga de supervisar y controlar estas IICs. La CNMV sí es consciente de que los vehículos de inversión colectiva españoles deben tener una fiscalidad concordante con el resto de vehículos equivalentes de la UE, e incluso allende Europa. Como dijo nuestra Ministra hace unos meses en un ataque de clarividencia insólito en ella: "El dinero viaja a la velocidad de la luz". Y dotar a los vehículos de inversión europeos de ventajas fiscales respecto a los vehículos españoles, gravando éstos irresponsablemente, es más que una negligencia. Es un suicidio financiero que apuntillaría la economía de España de forma fulminante.
El simple hecho de que el debate acerca de la fiscalidad de las SICAV españolas salte a los medios de comunicación de forma más o menos recurrente, ya es suficiente motivo para que algunos de nuestros ricos busquen alternativas para deslocalizar parcialmente su dinero, en busca de alternativas europeas con mayor estabilidad en sus políticas fiscales.
Ni que decir tiene que esas deslocalizaciones, perfectamente lícitas, perjudican muchísimo las arcas de la Hacienda española. A nadie se le debería escapar que esos miles de millones antes tributaban al 1% dentro de un vehículo español, y ahora lo hacen en favor de las arcas de otros países. Muchas bonito, Sr. Montero, pero sepa que están haciendo ustedes un flaco favor al país. No fue suficiente que les apartaran del control de los vehículos de inversión para que no los estropearan, también desde la distancia y la irresponsabilidad son capaces de perjudicar los intereses de España. ¿No se supone que el Estado les paga a ustedes para lo contrario? Calladitos están más guapos. Porque entre ustedes y sus constantes (y de momento impotentes) amenazas hacia estas IICs, los partidos como por ejemplo IU, los sindicalistas, la crisis económica y la crisis de liquidez, están dejando los vehículos de inversión españoles hechos unos zorros. Precisamente cuando más los necesitamos. Y es que lo que deberíamos hacer es justo lo contrario: Aumentar el atractivo financiero-fiscal de España para las fortunas de otros países, especialmente las europeas. Aunque, claro, el resto de países de la UE probablemente no nos lo permitirían. Sin embargo estarán encantados y frotándose las manos oyendo las declaraciones y amenazas del Sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda de España hacia las SICAV españolas.
Es una obviedad y siempre lo ha sido, pero creo que a algunos todavía les suena a chino: Si penalizamos a nuestros ricos y no lo hacemos de modo concertado, mucho más allá de nuestras fronteras, tendremos menos ricos. Y en consecuencia seremos más pobres en nuestro país. Lógico, aunque al parecer no para todos.