Algo a lo que realmente se le debería dedicar más tiempo, es a la psicología del trading (o de inversión). Existen gran cantidad de artículos, opiniones, testimonios que se refieren a que el gran éxito del trading reside en un 80% de psicología y un 20% de conocimiento. Realmente los porcentajes podrían variar según el autor o la fuente de información, sin embargo, lo que está claro es que la mayor parte del éxito se basa en la psicología humana mientras que una menor parte a los aspectos técnicos. Entonces, la gran pregunta es: ¿por qué siempre se habla de análisis técnico, indicadores, osciladores, medias móviles, cruces de la línea de señal con el MACD, etc? Probablemente porque es lo más objetivo y accesible que pueda existir acerca del trading, sin embargo, nos olvidamos continuamente del factor más importante: la psicología.
A veces pensamos que el análisis técnico es nuestra salvación para realizar operaciones y ganar una “buena tajada” del mercado; nos dejamos llevar por analistas, expertos, recomendaciones de compra de grandes bancos; examinamos las oportunidades que están observando otros para comprar o vender por nosotros mismos. En definitivas cuentas, nos condicionamos de lo que hace alguien en quien creemos que conoce más de lo que uno mismo pueda conocer. Sin embargo, cuando nos queremos dar cuenta, estamos perdiendo en esas operaciones que habíamos tomado como referencia de otros, y lo que acabamos haciendo internamente es desacreditarlos, o juzgando equívocamente que no tenían tantos conocimientos como parecía. Simplemente no nos damos cuenta de que el error aparece cuando creemos que lo que es bueno para alguien, también será bueno para nosotros mismos, y por tanto decidimos seguir a alguien (o a algo) para intentar conseguir el mismo resultado.
No por el hecho de que exista algo que funcione bien para alguien, significa que funcionará bien para uno mismo.
Un escritor, pintor, o arquitecto puede inspirarse de otras fuentes de información, como ciertos referentes de su sector, pueden inspirarse de otros lugares, otras culturas, podrían inspirarse de sus propias experiencias pasadas, etc. Finalmente, aquel que realmente consiga el éxito, definirá una manera propia de escribir su libro, pintar su cuadro, o levantar su obra arquitectónica; definirá su propia identidad con la que se sienta cómodo, al igual que el trader diseñará su propia estrategia de trading con la que obtendrá resultados diferentes a los que obtendría otro trader.
Cuando se habla de trading, el aspecto más importante tiene que ver con la psicología humana, en este caso, con la psicología del trading. Los tres demonios de la bolsa a los que hace referencia José Luis Cárpatos aparecen en escena en todas las operaciones: el miedo, la avaricia y la esperanza, aparecen para hacernos cambiar de opinión, para poner en cuestión nuestras decisiones y nuestro sistema de trading, sin embargo, es difícil darse cuenta de que nuestro peor enemigo no está en el mercado, no son los grandes fondos de inversión o los hedge funds, ni tan solo los analistas por los que nos dejamos llevar; nuestro peor enemigo en el trading, somos nosotros mismos.
El hombre es el único ser sensible que se destruye a sí mismo en estado de libertad.
Saint – Pierre.
Psicología del Trading. Fuente: Globedia
Cuando se cometen errores de manera continuada, los traders pueden interiorizar que son “malos traders”, que no sirven para ello, son simplemente unos “desafortunados” o unos “perdedores”. De esta manera, han asociado los problemas del trading con ellos mismos, y por tanto no han sabido hacer la distinción entre ellos mismos y los patrones problemáticos que han ido siguiendo en sus estrategias de trading. Estos traders se suelen estancar en la rutina, y se bloquean viéndose a ellos mismos como el problema real de cara al trading, y no al revés; no se dan cuenta de que el problema reside en los patrones del trading que han ido interpretando y siguiendo debido a cualquier condicionante que pueda haber existido anteriormente. En pocas palabras, necesitan cambiar su modo de percibir las cosas, y por ende, necesitan romper ciertos patrones aprendidos en algún momento del pasado.
Todo cambio comienza con la interrupción de un patrón.
Brett Seteenbarger.