La economía china está inmersa en una serie de cambios importantes de su entorno regulatorio de una forma rápida. Una de las últimas medidas tomadas por el ejecutivo chino ha sido el levantamiento de los controles de precios a los que se sometía el comercio de la hoja de tabaco producida internamente. Con ello, China elimina el último de los controles de cambios que existían sobre los productos agrarios en origen y concede un mayor papel al mercado como mecanismo de asignación de recursos.
La liberalización de los precios de la hoja de tabaco impactará de una forma positiva sobre los precios del tabaco final, ya que el coste del tabaco en origen supone entre el 5% y el 10% del precio final del tabaco. En este sentido, aunque el impacto será limitado sobre los precios finales, es un paso importante que no se ha dado en economías de mercado como España, Francia o Italia.
La medida adoptada no modifica el estatus de las compañías que fabrican los cigarrillos, las cuales siguen siendo de titularidad estatal. Esto no impide para que esté bajo el punto de mira de la Comisión para la Reformas (NDRC) como un mercado susceptible de abrir a la competencia en un futuro próximo, al igual que se ha hecho con 24 materias primas sobre las que pesaba un control de precios: carga a granel en ferrocarriles, tarjetas de transporte doméstico o explosivos para uso civil.
El mercado del tabaco en China ha crecido en los últimos tiempos en dinamismo. Con datos de 2012 publicados, el monopolio estatal China National Tobacco acapara el 37,1% del mercado mundial del tabaco con una facturación que supera los 100.000 millones de dólares, en un país con una producción de 2,5 millones de toneladas de tabaco al año y más de 300 millones de fumadores.
