Vimos el martes hasta que punto estamos condicionados por lo que piensen otros, y hasta que grado somos esclavos de las opiniones ajenas. Jaja, se reirá el lector asiduo del blog con un polo Lacoste y un reloj ¿casio?, para no ponernos pedantes. ¿Condicionado yo?.
Condición imprescindible para todo trader según estos experimentos es ponerse dos tapones en los oídos, dos en cada si puede ser, para no echar al traste lo que tanto cuesta pero que tan rápido se puede ir, esto es, un buen análisis de la situación del mercado.
El otro día vimos efectivamente como lo que piensan otros nos puede afectar, llegando a cambiar incluso la opinión que teníamos en un principio de algo que habíamos visto con nuestros propios ojos, al intentar todos en conjunto buscar un consenso en el cual poder encontrarnos cómodos. Sin embargo, todavía nos podría quedar la duda que esta situación solo se da en los casos en los que la opinión de la mayoría, al estar más consensuada, puede afectar positivamente a nuestro criterio estando ellos en lo cierto y no nosotros. Esto es, ayudarnos a tomar una mejor elección.
Pregunta en el aire, experimento recogido para contestar a tan noble supuesto propósito de la mayoría.
Es aquí donde encaja como un guante el experimento de Solomon Asch, en lo que se ha llegado ha conocer como el experimento de Asch. Un botón para mostrar lo frágil de nuestro coco y lo condicionados que podemos llegar a estar por el entorno que nos rodea. Ya que estamos en la era del wiki todo en la que todos tenemos algo que decir, aunque como vemos no siempre para beneficio de la comunidad, nada mejor que la wiki pedia para que nos cuente en qué consistía el experimento.
Los experimentadores, conducidos por Solomon Asch pidieron a unos estudiantes que participaran en una “prueba de visión”. En realidad todos los participantes del experimento excepto uno eran cómplices del experimentador y el experimento consistía realmente en ver cómo el estudiante restante reaccionaba frente al comportamiento de los cómplices. El objetivo explícito de la investigación era estudiar las condiciones que inducen a los individuos a permanecer independientes o a someterse a las presiones de grupo cuando estas son contrarias a la realidad.
Los participantes- el sujeto verdadero y los cómplices- estaban todos sentados en la sala de una clase en donde se les pidió que dijeran cuál era a su juicio la longitud de varias líneas dibujadas en una serie de exposiciones. Se les preguntaba si una línea era más larga que otra, cuáles tenían la misma longitud, etc. Los cómplices habían sido preparados para dar todos respuestas incorrectas en los tests.
Aunque la mayoría de los sujetos contestaron acertadamente, muchos demostraron un malestar extremo y un proporción elevada de ellos (33%) se conformó con el punto de vista mayoritario de los otros cuando había al menos tres cómplices presentes, incluso aunque la mayoría dijera que dos líneas con varios centímetros de longitud de diferencia eran iguales. Cuando los cómplices no emitían un juicio unánime era más probable que el sujeto disintiera que cuando estaban todos de acuerdo. Los sujetos que no estaban expuestos a la opinión de la mayoría no tenían ningún problema en dar la respuesta correcta.
Una diferencia entre el experimento de conformidad de Asch y el también famoso en psicología social experimento de Milgram conducido por Stanley Milgram es que los sujetos de este estudio atribuían el resultado a su propia “mala vista” o falta de juicio, mientras que en el experimento de Milgram culpaban al experimentador por su comportamiento.
¿Qué nos enseña esto?, como la influencia del grupo nos puede afectar incluso en los casos en los que claramente estén equivocados.
Nos podría quedar la duda según vimos el martes de si esta influencia solo se podría dar en algún caso positivo, pero lo que con el experimento de Asch nos queda claro es que podemos cambiar por completo de opinión incluso cuando todos se vuelvan locos.
¿Todavía crees que el ambiente que envuelve al mercado no te puede afectar?, si entiendes esto ya habrás dado un paso que la mayoría ni tan siquiera se ha parado a pensar y podrás actuar en consecuencia.
Por cierto, estoy a mitad del libro Estrategias de trading cuantitativo, de Lars Kestner, traducido al español, en un par de semanas os cuento. Como siempre os recomiendo la lectura, me está encantando.
Buen trading.
