Acceder
Blog Análisis de mercados y productos financieros
Blog Análisis de mercados y productos financieros
Blog Análisis de mercados y productos financieros

Alternativa de inversión en la era de las Megatendencias

Todos somos conscientes de la vertiginosidad con que se vienen produciendo grandes cambios a nivel mundial desde hace unos “pocos” años. Quizás, para quienes hemos tenido la oportunidad de transitar una vida analógica previa a la llegada de internet, podemos constatar que desde ese gran invento, el mundo ha dado un giro radical. Fue allí cuando según académicos y economistas se produjo la tercera revolución industrial, también conocida como “Revolución Digital”, la cual dio comienzo a la “Era de la información” a mediados del siglo XX. Y a partir de allí, todo sucedió muy rápido. 

La irrupción de la red de redes impulsó a lo largo de la década de los noventa, la gestación de gigantes tecnológicos como Amazon, Google, eBay, Yahoo!, y desde ese momento comenzaba a perfilarse una nueva Megatendencia de inversión: la tecnología. Una apuesta segura, ya que el futuro vendría dado por ese sector. 

Pero durante la década de los noventa, no solo se gestaron los gigantes tecnológicos mencionados anteriormente, sino también otros como Pets.com, Webvan, Boo.com, o Netscape… ¿Y a que ya te habías olvidado de Terra? ¿Y del correo de Latinmail? Yo lo recuerdo porque allí abrí mi primera cuenta de email; y también recuerdo que uno de mis pasatiempos favoritos era perderme alguna que otra tarde chateando con desconocid@s por EL CHAT de Ya.com.


 
¡Si hasta se me caen las lágrimas de nostalgia al recordarlo! 

Estos otros gigantes que a día de hoy solo nos suenan a aquellos que hemos vivido durante esa época, desaparecieron a partir de la burbuja puntocom; período de euforia inversora comprendido entre los años 1997 y 2001, en el que muchas empresas tecnológicas —especialmente startups de internet— recibieron enormes cantidades de capital, incluso sin tener un modelo de negocio sólido ni beneficios reales. Esa creencia basada en que internet revolucionaría todos los sectores, llevó a valoraciones exageradas por parte de Fondos de Inversión y pequeños inversores que apostaron por empresas emergentes sin analizar su viabilidad. De hecho, muchas compañías llegaron a salir al mercado bursátil sin ingresos ni productos consolidados. 

Pero entre 2000 y 2001, el mercado comenzó a corregirse. Las empresas que no generaban beneficios empezaron a quebrar, y los valores tecnológicos se desplomaron, lo que provocó cierres masivos de empresas del sector, desaparición o transformación de servicios como por ejemplo EL CHAT o el correo de Latinmail, y pérdidas millonarias para inversores y Fondos. Y sí, ya sé lo que estarás pensando y has acertado: me quedé sin poder chatear por las tardes, y sin cuenta de correo… ¡y con la certeza de que no debía haber invertido mi paga semanal en acciones de Terra! 

Entre otras lecciones aprendidas de esa crisis, me quedo con la que me sugiere que aunque un sector tenga gran potencial de desarrollo, no todas las empresas que lo componen merecen nuestra confianza, ni nuestra inversión. Y algo similar a lo sucedido momentos antes de que estallara la burbuja puntocom vengo observando desde hace un tiempo nuevamente en el sector tecnológico, con valoraciones que muchas veces se sitúan por las nubes, y grandes distorsiones que en ocasiones podrían estar generando alguna burbuja… ¿Será que la historia se repite? 


Una transformación sin precedentes 


Sin alcanzar a digerir completamente esa tercera Revolución Industrial acaecida a mediados del siglo XX, hemos sido testigos de una cuarta Revolución Industrial a partir de la segunda década del siguiente siglo, denominada “Industria 4.0”, cuyo nombre fue acuñado en Alemania en el año 2011 como parte de una iniciativa estratégica del gobierno alemán para impulsar la digitalización de la industria y mantener su liderazgo en el sector manufacturero durante la Feria de Hannover, una de las ferias tecnológicas más importantes del mundo. 

Sin intenciones de querer quitarle protagonismo a Klaus Schwab, fundador del Foro Económico Mundial y quien a su vez identificó y popularizó esta nueva Revolución Industrial que actualmente transitamos, lo cierto es que esta transformación sin precedentes que estamos experimentando como sociedad se originó desde el sector tecnológico, y mediante un efecto cascada se fue expandiendo hacia el resto de sectores. Pero esto no queda ahí, ya que esa transformación sectorial a su vez se expande hacia otros ámbitos como el demográfico, mediante un incremento de la longevidad, o cambios de hábito y prioridades para una sociedad occidental que ha visto reducir drásticamente su natalidad, traduciéndose en un menor crecimiento vegetativo. 

Y en el ámbito que nos atañe como inversores, ¿qué podemos decir sobre la transformación de los mercados financieros? Unos mercados testigos del nacimiento de los roboadvisor o las Fintech, con modelos que anticipan sus movimientos mediante el análisis predictivo, que han sabido incorporar activos como las criptomonedas gracias al blockchain y la tokenización para generar transacciones seguras, transparentes y sin intermediarios, capaces de analizar y procesar ingentes cantidades de datos gracias al big data y machine learning, y mucho más sofisticados, pero no exentos de nuevos riesgos.  

Habiendo identificado los ámbitos más influenciados por esta transformación global, es mi afán poder monetizar los beneficios que ofrecen esos cambios globales, y aprovechar las oportunidades que el progreso genera. Pero… ¿cómo abarcar todos esos diferentes ámbitos en los que se están produciendo las transformaciones, y traducirlos en rentabilidades tangibles para mi cartera, y saber a su vez identificar a las empresas con potencial de negocio? 

Es por ese motivo, que esta semana he preferido buscar un Fondo de Inversión que persiga esas rentabilidades generadas por los cambios globales, independientemente del ámbito o sector en que éstas se generen, y me permita aprovechar las oportunidades que vayan surgiendo desde cualquier punto geográfico del mapa mundial, pero siempre de la mano de los expertos. 


BrightGate Iapetus Equity 


El vehículo de inversión que elegí esta semana como compañero de viaje para transitar por ese universo de cambios y oportunidades, es el Fondo de Inversión BrightGate Iapetus Equity debido a su filosofía de inversión, que consiste en invertir en aquellos sectores y compañías que puedan salir ganadores de la transformación sin precedentes que se está produciendo en la mayoría de las industrias y modelos de negocio, sobre todo en tres ámbitos: sectorial (multitud de cambios tecnológicos simultáneos), demográfico (envejecimiento acelerado y ralentización del crecimiento) y de mercado/inversión (irrupción de la gestión pasiva, roboadvisors e incremento de los riesgos de cola).​ 

Para ello, el Fondo combina una cartera de renta variable de alta convicción, diversificada en 25 empresas de primer nivel, que podría representar hasta un 100% de la cartera, una inversión en renta fija y activos alternativos de hasta un 30% de la cartera. Además, se lleva a cabo una gestión activa de riesgos sistémicos y geopolíticos. 

Cabe destacar que el equipo asesor de BrightGate Iapetus Equity busca valores que cumplan con sus criterios de inversión y concentra el patrimonio del fondo en las ideas de mayor convicción y potencial de revalorización. La selección se rige por unos criterios muy claros: entender bien el negocio, una posición en el mercado sostenible en el largo plazo, pertenecer a un sector con futuro y un precio razonable. 

Además, he tenido en cuenta que Javier Herreros de Tejada, gestor del Fondo, cuenta con la experiencia de haber vivido la anterior revolución tecnológica desde San Francisco, donde experimentó de primera mano el vértigo del nacimiento de Internet y del pinchazo de la burbuja puntocom. 

Y esa forma de gestionar, es la que llevó al Fondo a obtener las cinco estrellas Morningstar, al igual que el resto de Fondos que gestiona el equipo de BrightGate Capital. 

Este Fondo de renta variable internacional, presenta una volatilidad anual del 10,01% y una beta de 1,25 con respecto al MSCI World Net Total Return EUR. El nivel de riesgo del Fondo se sitúa en un 4 en la escala del 1 al 7.


 
En el siguiente cuadro puedes ver los datos identificativos y algunos otros detalles:


 
Desde su fecha de constitución en abril de 2022, la rentabilidad del Fondo ha evolucionado de la siguiente manera:
 

 
¡Y vaya que si ha evolucionado! 

Las rentabilidades netas, descontando gastos y comisiones, son las que se pueden ver a continuación:


 
Al 30 de septiembre de 2025, la cartera del Fondo estaba compuesta por las siguientes principales posiciones:


 
Pero si deseas ampliar información acerca del Fondo, puedes hacerlo a través del siguiente enlace: https://brightgatecapital.com/brightgate-gestion/brightgate-iapetus-equity-2/ 

Tal vez, nunca volvamos a vivir una era tan ingenuamente emocionante como aquella en la que abrir una cuenta de correo electrónico nos parecía todo un hito tecnológico, pero lo cierto es que cada revolución —analógica o digital— trae sus oportunidades; aunque lo difícil es saber identificarlas. Y si algo aprendimos desde entonces, es que hasta en los sectores más prometedores existen empresas que es mejor evitar… Así que mejor mantener la prudencia, ¡y una copia de seguridad por si acaso! 
1
¿Te ha gustado mi artículo?
Si quieres saber más y estar al día de mis reflexiones, suscríbete a mi blog y sé el primero en recibir las nuevas publicaciones en tu correo electrónico
  1. #1
    07/11/25 02:18
    Excelente. 

Te puede interesar...
  1. Una cartera preparada para los retos del 2025
  2. Simplemente caos
  3. A la espera de rescatar el Plan de Pensiones
  4. El poder de los tipos de interés
  5. Claves para un ahorro exitoso a largo plazo
  1. Una cartera preparada para los retos del 2025
  2. De la Bolsa a tu bolsillo: ETFs y Roboadvisors a tu alcance
  3. A contracorriente de los mercados
  4. Perspectivas para el 2024 según los expertos… ¡y sin consultar el oráculo!
  5. Invertir en tiempos de incertidumbre