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Blog Análisis de mercados y productos financieros
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Sembrando sostenibilidad para cosechar rentabilidad

En los últimos 50 años, la humanidad ha asistido al proceso de deforestación más acelerado de su historia, eliminando cerca del 15% de la cubierta forestal del planeta —una superficie comparable a la de Francia, España y Portugal juntas—. 

Pero aunque parezca un fenómeno contemporáneo, ya en el siglo XIX existieron consecuencias notables como la escasez de árboles navideños en Alemania, que derivó en la invención de los árboles artificiales. 

Hoy en día, los bosques aún cubren aproximadamente el 30% del planeta, pero cada año desaparecen superficies equivalentes a la de Panamá. Así lo recoge el informe Frentes de deforestación de WWF (2021), que además señala la contribución de España en la pérdida anual de 32.900 hectáreas de selva y atribuye a la Unión Europea el 16% de la deforestación tropical causada fuera de su territorio (ej.: mediante la importación de madera de bosques tropicales y productos derivados). Si se mantiene esta tendencia, en menos de un siglo podríamos haber acabado con todas las selvas tropicales y los bosques húmedos del planeta. 

La importancia de los árboles y bosques es incuestionable, dado que no solo absorben el CO₂ que exhalamos, sino también los gases de efecto invernadero generados por nuestras actividades, ayudando así a frenar el calentamiento global. Además, la deforestación provoca la pérdida de hábitats y favorece la aparición de nuevas enfermedades zoonóticas: se estima que el 60% de las enfermedades infecciosas emergentes tienen origen animal, y muchas se relacionan directamente con la destrucción de ecosistemas. 

Desde 1990, el planeta ha perdido más de 420 millones de hectáreas de bosques, en su mayoría en África y Sudamérica. Solo en la Amazonía, cerca del 17% de la selva ha desaparecido en las últimas cinco décadas. En 2020, mientras gozábamos de cielos más azules y libres de contaminación debido a los confinamientos masivos originados por la pandemia, la deforestación aumentaba en un 21% según datos de Amazon Conservation. 

Todo esto provoca un impacto social de grandes magnitudes: unas 250 millones de personas, muchas de ellas en áreas rurales empobrecidas, dependen de los bosques para subsistir. Además, los bosques albergan al 80% de la biodiversidad terrestre, incluyendo especies amenazadas como el orangután y el tigre de Sumatra. La desaparición del dosel arbóreo no solo altera la temperatura local, sino que también compromete la supervivencia de la flora y fauna. 

Las causas de esta destrucción son diversas, y se podría citar a la ganadería, la agricultura intensiva, la minería, la perforación petrolera, la urbanización descontrolada y la industria maderera. Por ejemplo, en países como Malasia e Indonesia, los bosques se sacrifican para obtener aceite de palma —presente en multitud de productos de uso cotidiano—, mientras que en el Amazonas, la ganadería y los cultivos de soja lideran la lista como responsables. 

También el comercio de madera y papel, a veces impulsado por talas ilegales, acelera el proceso de deforestación mediante la construcción de carreteras en zonas remotas, abriendo la puerta a más destrucción de bosques vírgenes. 

Sin embargo, según los expertos aún es posible revertir esta tendencia. Y ya existen iniciativas efectivas de reforestación y restauración de ecosistemas naturales que están mostrando resultados esperanzadores. A pesar del daño, aún estamos a tiempo de cambiar el rumbo y proteger nuestros bosques. 


Forestación y reforestación 


No es lo mismo forestar, que reforestar. 

Cuando aplicamos el término forestar, hacemos referencia a la plantación de árboles en zonas donde antes no existían; en otras palabras, la creación de nuevos bosques. 

En cambio, cuando hablamos de reforestar, estamos haciendo referencia a la recuperación de árboles en zonas donde alguna vez hubo un bosque, pero ha desaparecido (o está en proceso). 

Y dadas las circunstancias, ambas técnicas se han vuelto imprescindibles para poder seguir produciendo madera y productos derivados, sin afectar los bosques naturales. 

Y en la industria maderera algunas empresas comienzan a aplicar prácticas responsables con el medioambiente y la biodiversidad, mediante la forestación, la reforestación, e incluso la creación de plantaciones comerciales incluidos viveros, por medio de las cuales se crean bosques con fines industriales, como la producción de papel o cartón, pero gestionados de forma sostenible y certificados (ej.: certificaciones como FSC®, PEFCTM, entre otras). 

Ejemplo de ello podría ser la empresa irlandesa Smurfit WestRock, líder europea en cartón ondulado, papel base ondulado y embalajes de cartón sólido.


 
Con fuerte presencia en Colombia y Brasil, más del 33% al 43% de sus tierras están dedicadas exclusivamente a la preservación de bosques nativos. Unos bosques que albergan miles de especies, y muchas de ellas en peligro de extinción. 

A su vez, lleva a cabo la creación de bosques artificiales mediante plantaciones comerciales, donde se cultivan especies como el eucalipto o el pino en tierras anteriormente destinadas a la agricultura o ganadería. 

Estas plantaciones son rotativas: se cosechan y se replantan, como un cultivo agrícola, pero con ciclos más largos. 

Su objetivo es producir madera de forma trazable y sostenible, reduciendo la presión de los bosques naturales. 

Todas esas prácticas son complementadas con reforestación y restauración ecológica. En zonas degradadas, plantan especies nativas para recuperar ecosistemas, y también invierten en educación ambiental, investigación en biodiversidad y empleo rural. 

En definitiva, esta empresa no reemplaza bosques naturales por plantaciones comerciales. Más bien, protege los bosques nativos existentes y cultiva árboles en otras áreas para abastecer su industria de forma sostenible. Y además, participa en proyectos de reforestación ecológica en zonas degradadas. 

Debo confesar que tras conocer que una parte importante de la actividad de la empresa tiene como destino el cuidado del medioambiente sin un retorno económico, sinceramente me surgió la duda acerca de la rentabilidad o viabilidad económica de este tipo de empresas; dado que si bien son necesarias para la sociedad y para el ecosistema, desconozco si sería atractiva para los inversores, teniendo en cuenta que la actividad productiva de la empresa tiene que ser lo suficientemente rentable como para financiar  la actividad no productiva (como reforestación, o educación ambiental), y aun así obtener un beneficio económico. 


La inversión en cuidado medioambiental y sus números verdes 


Tras investigar más a fondo la trayectoria de esta compañía, me resultó sorprendente saber que no solo ofrece atractivas oportunidades para los inversores, sino que durante el año 2024 fue de las que más rentabilidad aportó a la cartera del Fondo de Inversión Renta 4 Megatendencias Medio Ambiente. 

Este Fondo de Renta Variable Global del sector Ecología, invierte principalmente en empresas que promueven objetivos sostenibles desde el punto de vista medioambiental. Las compañías en las que invierte el Fondo pertenecen a sectores como el de energías renovables, transporte con bajas emisiones de carbono, economía circular, reforestación, almacenamiento de  CO₂ y electricidad, mejora de procesos industriales, e industria alimentaria sostenible. 

La exposición de la cartera del Fondo a la renta variable será como mínimo de un 75%, exclusivamente en compañías que promueven una sociedad sostenible desde el punto de vista medio ambiental. 

Al ser un Fondo de renta variable, su volatilidad ha sido del 16,76% con una beta de 1,17 en comparación al índice Morningstar Global TME NR USD. Su nivel de riesgo en la escala del 1 al 7, es un 4.



Los gastos y demás detalles del Fondo son los que te facilito a continuación:


 
La evolución de la rentabilidad se puede ver por medio de la siguiente gráfica:


 
Las rentabilidades alcanzadas fueron concretamente las que se observan en el siguiente cuadro:


 
El Fondo está gestionado por Renta 4 Gestora SGIIC, y al 30 de abril de 2025, su cartera estaba compuesta por las siguientes principales posiciones:


 
Según el último informe semestral del Fondo, las posiciones que más aportaron a la rentabilidad de su cartera durante el año 2024 fueron CATL, Pentair, Clean Harbors, Bakkafrost y Smurfit WestRock, mientras que las que peor comportamiento relativo tuvieron fueron Zaptec, Befesa, Wallbox, Verallia y EDPR. 

Para conocer más detalles acerca de la composición del Fondo, puedes hacerlo a través del siguiente enlace: https://www.r4.com/fondos-de-inversion/fondos/ES0173130081 

Y no olvides de consultar siempre con un asesor financiero de confianza, antes de tomar cualquier decisión de inversión relacionada a un vehículo de inversión de estas características. 

Como habrás podido observar, cuidar del planeta no solo es una cuestión de conciencia, sino también puede ser una decisión financieramente rentable; porque cuando las raíces de la inversión son sostenibles, sus frutos también pueden terminar siendo números verdes… 
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