Empieza un nuevo curso. Tras este mes veraniego de Agosto, un tanto convulso, que alteró las vacaciones de algunos políticos que se vieron obligados a convocar reuniones urgentes, al BCE a retomar la compra de bonos de países periféricos y la tan esperada reunión de Jackson Hole, que prorrogó la toma de decisiones a la próxima reunión de la FED en septiembre, nuestro selectivo que llegó a perder un 19,35% mensual al tocar los 7.767,3 puntos, al final cerró el mes con una perdida del 9.47%.
En términos anuales, el Ibex-35 cerró con una perdida del 11,57%, tras haber cerrado el primer semestre con ganancias del 5,08%.
Con todo y a pesar de ello, a la vista de datos históricos, no parece que el actual sea un mal momento de inversión en renta variable. De inversión, no de especulación. Con un horizonte de varios años y un objetivo de rentabilidad determinado y no muy ambicioso, es posible pedirle a nuestra inversión un retorno anual del 8-10%.
Por ejemplo. Me voy a plantear una inversión en Banco de Santander a 5 años vista, que me proporcione un 8% de rentabilidad bruta anual. Si las compro hoy a 6,13 €, mi precio objetivo será de 9,00 €, que no parece muy exigente. Quiere decir que en mi horizonte inversor de cinco años, cumpliré el objetivo cuando la cotización alcance el valor de 9,00 €, momento en el cual desharé la posición, sin esperar el plazo previsto. Puede ser que además durante el tiempo que mantenga la inversión esté cobrando un dividendo que me aporta una rentabilidad extra.
En conclusión, puede ser un momento inmejorable de inversión, con criterios lógicos de rentabilidad, en valores solventes. Eligiendo unas cartera de al menos cinco valores para diversificar nuestra inversión.